Un país de realengos tampoco funciona, brother
Son muchos los que demandan hasta con coraje que los soberanistas del Partido Popular abandonen ese partido por dignidad. Yo me pregunto dónde los quieren ver. ¿En el reguerete de realengos que no hemos podido unirnos para un proyecto de país? Pues déjenme decirles que un país de realengos tampoco funciona. Esa gran solemnidad con que nos declaramos orgullosamente realengos nos ha costado el país. Nos llenamos la boca diciendo que no pertenecemos a ninguna organización o partido, como si eso fuera bueno. Cómodo sí que es. Bueno, ya no estoy tan segura. Lo confieso con cierto candor e incomodidad, porque soy veterana del realenguismo boricua. A veces soy la estaca donde amarran a los anarquistas del paisito. Tengo a mi favor la independencia de criterio que requiere mi oficio. Pero ni eso me salva de la realidad de que siempre he estado en la zona de confort. Y disparando desde la zona de confort. A tó fuete.
En el Festival de Claridad esa realidad me dio en la cara. Me dio bien duro. Me encontré con muchos miembros de mi partido de realengos. Tanta gente inteligente y clara de pensamiento juntas y mi país jodido. Me apreté con muchos con inmenso cariño. Barbas que antes eran negras y ahora son blancas, panzas más grandes, más arrugas. Pero el mismo abrazo. Me apreté también con hijos y nietos de mi generación y vi el futuro. Barbas y pelos oscuros y claros que van a ser blancos, panzas planas que dejarán de serlo, rostros lozanos que marcará el tiempo. El mismo abrazo y el mismo país jodido. Porque no hemos podido unirnos nada más que para el Festival de Claridad, Vieques, Culebra y una que otra lucha y marcha nacional. De día a día somos los analistas y críticos de lo que no hacemos. Y furiosamente aferrados a la dignidad de ser realengos.
Que quede claro que me refiero a los realengos recalcitrantes como yo. El Festival de Claridad acoge múltiples organizaciones que están haciendo muy buen trabajo de calle. En el trabajo de calle se agrupan muchos que no creen que la salvación del país resida en los partidos. Tienen razón y trabajan duro por lo que creen. El Festival acoge también a toda la diáspora del independentismo y el soberanismo boricuas – MINH, PIP, MUS, PPT, ALAS. En el Festival nos agrupamos todos. No dejo, sin embargo, de tener la sensación de que en esa dispersión está también nuestra mayor debilidad como independentistas, soberanistas y socialistas.
Por eso ayer les decía que respetaba a los pipiolos que se han quedado adentro aunque piensen como yo y prefieran un partido menos hecho a la imagen y semejanza de los partidos institucionales que nos han estropeado la vida, y en sus lideratos vitalicios. Pero su misión es tratar de reformarlo. Respeto a los que se han quedado en lo que originalmente fue el PSP y ahora es MINH aunque difieran de las posturas de línea dura de algunos de sus líderes. Pero las pelean adentro. Respeto también a los soberanistas que no han cedido a las presiones y todavía tienen la esperanza de arrebatarle su partido a la derecha.
Después de todo hasta el bolchevique de Lenin lo hizo. Se quedó dentro de su partido a pelear con derecha e izquierda. Es más, en un momento dado se alió con la derecha para evitar que la izquierda metiera las patas. Lenin también fue un paria dentro de su partido y lo dejaron solo. La derecha lo acusó de ultra izquierda, anarquista y aventurero (loquito). La izquierda le tomaba las ideas y las tergiversaba para sus propósitos inmediatos de tomar el poder aunque no supieran todavía para que lo querían. Pero Lenin no se fue. Se quedó y llegó a dirigir su partido. Para bien o para mal. Pero lo logró.
Asumimos posturas olímpicas pidiéndole a Yulín y a Charlie, por ejemplo, que se marchen por dignidad de lo que consideramos un partido maldito. El deseo de ver desaparecer el partido colonial denigrante que es el PPD nos envalentona para pedirles que se unan a nuestro reguerete de realengos o a algún nuevo movimiento donde realmente no sabemos si caben.
El día que Carmen Yulín entienda que se debe ir del PPD, lo hará. No me cabe duda. Como no me cabe duda de que ese es un partido decadente en extinción. Pero ella no piensa igual. Mientras le quede la esperanza de cambiarlo desde adentro lo va a intentar.
Disclaimer: Yo tampoco estoy preparada para abandonar mi partido de realengos.