AdocPR reacciona a cambios propuestos para la Corporación de Cine
Cuando el gobierno de Puerto Rico debería estar creando un Instituto de Cine independiente a las demás agencias de gobierno, con recursos abundantes para desarrollar la industria de cine puertorriqueña y de esta manera generar un motor económico que necesita nuestro país… este gobierno de turno anuncia que la ya débil Corporación de Cine de Puerto Rico (CCPR), pasará a ser una oficina del Departamento de Desarrollo Económico y Comercio (DDEC).
¿Qué les pasa a los administradores de nuestro gobierno que desperdician la oportunidad de desarrollar el cine y el audiovisual puertorriqueño? ¿Es que no se han dado cuenta que es un instrumento de fortalecimiento para tod@s y, por ende, para ellos mismos? Es como si realmente no quisieran mejorar nuestro país. Siguen anunciando ciegamente la política arcaica y obsoleta de fomentar la creación de empleos incentivando al gran capital extranjero que lo único que hace es crear dichos empleos temporeros, mas no paga impuestos al estado y se lleva consigo todas las ganancias fuera de Puerto Rico. ¿Acaso no se han dado cuenta que para levantar nuestra economía debemos empezar a incentivar que las ganancias se queden en nuestra tierra?
La Asociación de Documentalistas de Puerto Rico (AdocPR) expresa su repudio ante el desmantelamiento de una conquista de l@s cineastas de este país como lo es la ley 121 que creó la Corporación de Cine. Esta ley fue el resultado de vari@s cineastas comprometid@s y aunque es una que tod@s l@s implicad@s debemos cambiar para hacerla más poderosa, clara e independiente a los vaivenes político partidistas, garantiza el compromiso del Estado en “fomentar la actividad cinematográfica en Puerto Rico, con especial atención a las necesidades locales”.
Desde su fundación AdocPR siempre ha estado en la mejor disposición de colaborar con nuestro gobierno en propuestas para el mejoramiento de nuestras condiciones de trabajo, como las conversaciones con la Corporación de Cine para la realización de una convocatoria anual de documentales que logró implantarse.
Eliminar la Corporación sin consultar a l@s miembros del sector involucrado es una muestra más de falta de respeto y diálogo de los funcionarios en poder que dicen responder al bien público pero ni siquiera quieren el bien para ellos mismos.
Si se convierte la Corporación de Cine en una oficina del DDEC, la Corporación quedaría en un estado extremadamente inseguro, pues cualquier secretario podría eliminarla como parte de una reestructuración interna de la agencia. Y ya sabemos que para el DDEC el cine y nosotr@s l@s cineastas somos un servicio que ofrece al capital de afuera, como lo expresa su secretario en un comunicado de prensa en el que le da más valor a las 29 producciones fílmicas con capital extranjero que se registraron en el2013 (bajo la ley 27 de incentivos contributivos) que a las películas puertorriqueñas (una sola producida por el CCPR en el 2013).
La función y deber ministerial de la Corporación de Cine no es solamente ejecutar la ley 27, para promovernos como destino fílmico. El deber ministerial de la CCPR se debe en virtud de la ley 121, para fomentar y desarrollar el cine puertorriqueño. La gobernanza de la Corporación de Cine, que por estar atada al DDEC no ha podido apoyar al cine puertorriqueño como se merece, debe tener suficiente autonomía para tomar un derrotero distinto al dictado por el DDEC.
Estamos cansados de que nos vean como un país de gente incapaz de ser emprendedora. Estamos cansad@s de vernos como simples trabajadores/as sin opción a soñar. Este país está lleno de gente brillante que incentivada por nuestro gobierno podría generar empresas extraordinarias y fuentes exitosas de más creación de empleos de lo que pudiéramos imaginar, siendo el cine una empresa fundamental.
Todo país que ha decidido desarrollarse ha sabido utilizar el cine a su favor: Estados Unidos, Francia, Alemania, Brasil, Argentina e incluso nuestra hermana República Dominicana que tan sólo en el 2013 produjo 13 películas nacionales. ¿Qué estamos esperando para echar a andar? ¿Acaso no somos l@s cineastas puertorriqueñ@s parte de la fuerza laboral de este país? Luego se preguntan, por qué la fuga de talentos.
Nuestro cine y audiovisual, son productos culturales y sociales complejos cuyo impacto va más allá de dólares y centavos. Es la manera que tenemos como pueblo para observarnos como si de un espejo se tratara, siendo un instrumento fundamental para el fortalecimiento de la autoestima colectiva. Un(a) cineasta debe hacer dinero para vivir y trabajar produciendo los contenidos que ayudarán a progresar este país, incluso emocionalmente. La obsesión con el desarrollo económico está matando el alma de nuestra gente. Para dejarlo claro de una vez: nosotr@s no queremos cargarle las maletas a Hollywood ni a nadie, queremos trabajar con nuestras historias y con nuestro talento.
Nos toca a nosotr@s hacer valer la democracia real, es decir, la democracia participativa. Tod@s l@s cineastas en Puerto Rico, que en los últimos años le hemos dado a este país visibilidad internacional con nuestras obras, con o sin apoyo público y privado, debemos defender nuestro oficio y la posibilidad de desarrollo que merece. Cineasta, pueblo, exprésate en todos los rincones.