Albizu Campos y el fascismo
En junio del 2000 la parada puertorriqueña en la ciudad de Nueva York fue dedicada al pueblo de Vieques, que en ese momento luchaba contra el U.S. Navy, y a Pedro Albizu Campos. El exgobernador Carlos Romero Barceló no estuvo muy contento con estas designaciones. Después de todo el va a hacer campaña a favor de la permanencia de la Marina americana en Vieques. Pero si algo le molestó de veras fue la dedicación a Albizu Campos porque según él le estaban dedicando la parada a un fascista. Esta acusación tiene una larga historia y es todavía una de amplia difusión.
Por ejemplo en un blog de nombre “Perspectiva Estadista” del 23 de febrero de 2006 aparece un artículo de parte de un tal Antonio Velázquez con el título: “Pedro Albizu Campos, primer nazi puertorriqueño”. En abril de ese mismo año en el website “puertorico.com”, un website sobre turismo en Puerto Rico (propiedad de una empresa llamada “New Media Holdings, Inc.”), aparecen unas entradas bajo el título “Albizu Campos: fascista”. En un blog de Univisión registrado el 16 de diciembre de 2007 un comentarista dice “Albizu Campos … ese “prócer” inventado que resultó ser un terrorista fascista, de extrema derecha y “besa manos” de los irlandeses”.
Una de las personas más influyentes en la caracterización de Albizu Campos como fascista ha sido Luis Muñoz Marín. En 1946 Muñoz explicó en varios artículos publicados en el periódico El Mundo por qué ya no era independentista. Introduce en estos artículos la novel teoría sobre el imperialismo bobo: el imperialismo americano era bobo porque había adquirido sus colonias en un momento de distracción mental y ayudaba en vez de explotar a sus colonias. A la vez que el imperialismo americano adquiría tonos angelicales, el nacionalismo se ensombrecía a tono con su naturaleza diabólica. La ironía es que quince años antes Muñoz se había descrito como ‘nacionalista radical’. Pero Muñoz ahora dice que hay que distinguir entre independencia y nacionalismo. La independencia es un noble idea, aunque imposible para Puerto Rico porque significaría un ‘holocausto’ para los puertorriqueños. El nacionalismo es otra cosa. Es una cosa malvada, lo mismo que el fascismo de Mussolini y el nazismo de Hitler. Es importante el momento que dice esto. Un año antes había terminado la Segunda Guerra Mundial en Europa y estaba comenzando la Guerra Fría. Muñoz va a ser un leal lacayo de USA en la Guerra Fría.
La designación de Albizu como fascista fue en un comienzo una acusación política de parte de los poderosos. De parte del imperialismo americano que pretendía y pretende ser democrático. Fue Ernest Greuning, director en los años ’30 del programa federal PRRA (Puerto Rico Reconstruction Administration), el que inicia la ‘diatriba’ contra Albizu por su supuesto fascismo. (Rodríguez Vázquez 2004, p. 208) El ataque contra Albizu ha sido feroz demostrando, tal vez, lo peligroso que él fue para el orden político establecido. Al ataque puramente político contra Albizu se suma la interpretación académica sobre su persona y labor.
En el mundo académico uno de quienes han planteado conexiones fascistas en Albizu fue Gordon Lewis. Lewis parece haber absorbido sin filtración alguna la opinión sobre Albizu que tenían en los años ’60 los sectores de poder político del Partido Popular de Muñoz Marín. El gran caribeñista, en su primera evaluación de Albizu, no hizo más que repetir el discurso del imperialismo americano en Puerto Rico. Lewis luego va a modificar en algo su evaluación pero inicialmente Albizu era para el un genio fanático, dirigente de un movimiento criollo fascista o cripto-fascista, producto de un nacionalismo psicótico que se basaba en la frustración y el odio. Resaltaba Lewis el hecho de que muchos de los miembros del Partido Nacionalista eran de ‘color’ para concluir que esto hacía particularmente ridículo su orgullo hispánico, que no era otra cosa que la expresión de su frustración racial (su “shame of color”). Otras figuras de menos renombre han dicho también algo al respecto. El autor que ha desarrollado la argumentación más detallada sobre el supuesto fascismo de Albizu ha sido el profesor Luis Ángel Ferrao en su libro Pedro Albizu Campos y el nacionalismo puertorriqueño (1990). Pero antes de continuar hay que hacer primero la pregunta: ¿qué es el fascismo?
¿Qué es el fascismo?
El nombre claramente viene del partido político que dirigió Benito Mussolini desde poco después de haber concluido la Primera Guerra Mundial. Pero para esa misma época en Europa surgieron una variedad de organizaciones y movimientos políticos nacionalistas radicales de muy diverso tipo que se asocian con el término fascista aunque no todos realmente lo eran.
Hay diversas interpretaciones de qué cosa es el fascismo. Hoy día, muchas veces, se usa como epíteto peyorativo, como al igual antes se acusaban de comunistas a aquellos que hablaban de ‘justicia social’. Fascismo es un nombre que muchas veces se usa para insultar y para negarle legitimidad discursiva al adversario. En Europa, hoy en día, los que defienden la idea de soberanía nacional y la preservación de identidades nacionales se les acusa muchas veces de populistas cuando no de fascistas. Para algunos los nacionalistas son necesariamente fascistas. Argumentos cosmopolitas imperiales son tales. El nacionalismo es un obstáculo a superar para el avance ininterrumpido de la ‘globalización’.
Yendo mas allá del insulto, hay que ver al fascismo como un movimiento político ideológico que el análisis sociológico histórico puede llegar a explicar. El estudio del fascismo debe examinar lo que este significa tanto en términos de su ideología, como de su práctica. Debe tomar en cuenta quiénes han sido sus líderes, tanto dentro como fuera del poder. Debe ponderar si este fue un fenómeno históricamente enmarcado o si se puede hablar de fascismo en diversas épocas históricas. Algunos ven en el fascismo una tendencia trans-histórica: sinónimo de todo lo bestial que un buen liberal desprecia. Pero si fuera así tal vez Guengis Khan y Julio César hubieran sido algunos de los fascistas del pasado. Lo más correcto tiene que ser examinar el fascismo como reflejo de la época en que surgió. Examinar el fascismo como fenómeno con características propias de una época.
Tomando en cuenta la diversidad y heterogeneidad de manifestaciones de lo que posiblemente es fascismo, una posible manera de abordar el estudio de este fenómeno político es a través de la construcción de ‘tipos ideales’. (Seguiríamos aquí los planteamientos metodológicos de Max Weber.) Los fascistas en Italia y los nazis en Alemania serían los casos concretos que más se acercan al tipo ideal. Al comparar el tipo ideal con la diversidad de corrientes de derecha en la primera posguerra en Europa se puede distinguir el fascismo de aquellos grupos que a pesar de poseer algunos de sus rasgos no son fascistas.
Aún en la comparación entre el fascismo italiano y alemán encontramos no solo similitudes sino también importantes diferencias. Temas comunes entre ambos son el imperialismo, el anti-comunismo, el nacionalismo intenso, el desprecio a la democracia, en ambos pueden observarse los efectos comunes de la Primera Guerra Mundial, la importancia del líder máximo, y un radicalismo revolucionario que a la misma vez se posiciona como la punta de lanza en la contra-revolución vis-a-vis el movimiento obrero y la izquierda revolucionaria. Las diferencias entre los casos italiano y alemán son también importantes. La cuestión racial no tenía, por ejemplo, la misma importancia en el caso italiano. Algunos de los líderes iniciales del fascismo italiano eran judíos. Luego debido a la influencia y presión alemana la cuestión racial anti-judía adquirió una nueva importancia. El grado de apoyo popular a estos movimientos en el poder fue también muy distinto. El régimen nazi llegó a tener un arraigo popular, demostrado en la lucha desesperada al final de la Segunda Guerra Mundial, mucho más profundo que lo que pudo alcanzar el régimen fascista italiano. La eficiencia represiva y el espíritu aniquilador fue claramente mayor en el caso alemán. La relación con el cristianismo fue también diferente. Mientras que los fascistas italianos llegaron a un acuerdo con el Vaticano los nazis tenían un desprecio mayor por el cristianismo prefiriendo muchos de sus líderes cultivar sus inclinaciones paganas u ocultistas.
Luis Ángel Ferrao y el fascismo
Luis Ángel Ferrao es el autor académico que más ha desarrollado el argumento del fascismo albizuista. Para caracterizar a Albizu como fascista Ferrao hace uso de la interpretación de Stanley G. Payne sobre este fenómeno político. Pero Ferrao carece de las sutilezas y de la complejidad del análisis de Payne. Para fines de análisis, dice Payne, se hace uso de una abstracción que busca describir de manera genérica lo que es fascismo. El fascismo genérico nunca ha existido en forma empírica pura, es un recurso conceptual que sirve para precisar el análisis comparativo de fenómenos políticos particulares. Este debe ser un ‘tipo ideal’ históricamente específico. El fascismo como ‘tipo ideal’ debe estar basado según Payne en el estudio empírico de movimientos políticos europeos que existieron entre las dos guerras mundiales. Las características que definirían el fascismo hay que tomarlas en su conjunto porque algunas de estas características se comparten con movimientos e ideologías políticas de muy diversa naturaleza. La construcción del fascismo como tipo ideal consiste en identificar aquellas cosas en común que definen al fascismo en términos de: 1] ideología y metas, 2] estilo y organización, y 3] de aquellas cosas que abiertamente se rechazaban.
Siguiendo el esquema de Payne se puede decir que en términos de ideología y metas el fascismo comparte con Albizu una cierta filosofía “idealista, vitalista y voluntarista” que busca crear una nueva y moderna cultura secular auto-gestionada. Comparte también una evaluación positiva y una disposición al uso de la violencia y la guerra, aunque solo en ciertas circunstancias en el albizuismo, y no de la manera más abarcadora del fascismo. Pero Albizu, por otro lado, no comparte la visión de crear un nuevo tipo de estado autoritario nacionalista basado en principios no tradicionales. Tampoco comparte la visión de una estructura económica nacional integrada al estilo nacional corporativo, socialista o sindicalista. Y finalmente el albizuismo no comparte con el fascismo la meta imperial de expansión y guerra.
En términos de estilo el fascismo se caracteriza por una ‘estructura estética’ en sus reuniones partidistas y por sus aspectos místicos y emocionales en el uso de símbolos y rituales. Se podría decir que hay algo de esto en el partido nacionalista de Albizu pero así también en movimientos políticos de diversa ideología. Habría algo así como un estilo fascista pero no sería algo completamente único. La primera vez que se celebró en unas olimpiadas modernas el encendido del fuego olímpico con un corredor que entra al estadio con la antorcha olímpica fue en las olimpiadas en Berlin en 1936 pero esto no quiere decir que el continuado uso de este ritual denote simpatías nazis.
Siguiendo el esquema de Payne podría decirse que el albizuismo comparte parcialmente otros atributos de estilo y organización con el fascismo. Por ejemplo, “la militarización de las relaciones políticas” en la creación de una milicia de partido. Los Cadetes de la República del Partido Nacionalista le ha parecido a algunos observadores como a Ferrao evidencia del carácter fascista de la organización de Albizu. Sin embargo Payne señala que las milicias de partido no fueron inventadas por los fascistas sino por liberales del siglo XIX y utilizadas después por grupos de extrema izquierda al igual que de derecha. Entre los fascistas estas organizaciones tuvieron el sello especial que le dieron los veteranos de la Primera Guerra Mundial que formaron el grueso de sus primeros y principales miembros.
Para Ferrao la organización de los Cadetes de la República se creó en imitación al partido fascista de Mussolini. Menciona en su libro que Benjamín Torres había planteado en una conferencia en 1974 que Albizu había utilizado como modelo para los Cadetes a grupos militares irlandeses pero Ferrao en su empeño de tildar de fascista a Albizu descarta esta idea sin examinarla a fondo. Sin tomar en cuenta que los Irish Volunteers y el Irish Citizen Army de James Connolly son anteriores a los grupos fascistas de Mussolini y que la influencia del nacionalismo irlandés en Albizu fue fuerte al haber vivido en Boston, ciudad con una minoría irlandesa tradicionalmente importante, durante el periodo mas álgido de la lucha de independencia irlandesa.
Siguiendo el esquema de Payne podría decirse también que hay cierto parecido entre el fascismo y el albizuismo en el énfasis en la virilidad y en una visión orgánica de la sociedad. También en la exaltación de la juventud. Y finalmente en la cuestión del líder carismático y autoritario. Pero estos atributos no son exclusivos del fascismo. Lo que es muy particular en el fascismo es la idea de que la violencia tiene un poder terapéutico y un valor positivo en sí. Estas son ideas que el fascismo comparte con corrientes intelectuales de principios del siglo XX tales como el sorelianismo y el darwismo social. Las influencias ideológicas de Albizu eran otras: pensadores españoles como Jaime Balmes, el arielismo y el nacionalismo irlandés. En cuanto a lo que Payne cataloga como “negaciones fascistas” Albizu no comparte ninguno de los atributos que definen tales negaciones: anti-liberalismo, anti-comunismo y anti-conservadurismo. Lo que no se menciona en la tipología de Payne es la lucha de clases. No sobresale en la tipología el papel que desempeñó el fascismo en la lucha del capital contra el movimiento obrero y la izquierda revolucionaria a la luz de la revolución bolchevique.
La interpretación de Ferrao no puede entenderse si no se toma en cuenta lo que sobre esto decía José Luis González, director de la tesis doctoral de la cual salió su libro. Según González a finales del siglo XIX había en Puerto Rico una burguesía incipiente que fue trastocada desastrosamente por el capitalismo imperialista americano que llegó con la invasión de 1898. Como reflejo de su impotencia ante el imperialismo americano y su carácter progresista, esta clase incipiente asume después de la invasión posturas ideológicas conservadoras. Para González el portavoz “más coherente y consecuente de esta ideología” fue “sin duda alguna” Albizu Campos. Cómo es que alguien como Albizu, surgido de las estratas más bajas de la sociedad (mulato, hijo ilegítimo y huérfano a los 4 años), podía llegar a ser portavoz de esa clase es de lo más sorprendente, especialmente cuando se toma en cuenta que esa clase no lo respaldó en nada. Para González la ideología de Albizu era radicalmente conservadora pero no era fascista. Era demasiado conservador como para ser fascista. Su ideología se basaba en una defensa de “la vieja clase propietaria” mientras que el fascismo buscaba crear un nuevo orden social con nuevas elites distanciadas de las ya viejas y decadentes elites.
La argumentación de González podría tener cierta lógica si se toma en cuenta su trasfondo político al haber sido miembro del Partido Comunista de Puerto Rico. Pero Ferrao que no tiene ese trasfondo subversivo quiso ser más contundente que su maestro en la censura a Albizu. Ferrao va a insistir en el carácter fascista de Albizu pero desde un ángulo que pretende ser objetivo, como si la denuncia fuera así como el que no quiere la cosa. Gran parte de la argumentación de Ferrao se basa en detalles como el asunto del color negro de las camisas de los Cadetes de la República y supuestos parecidos con los símbolos de fascistas y nazis europeos. Los problemas con el “método de Ferrao” han sido ampliamente detallados por los autores de los libros del Taller de Formación Política. Me interesa más comentar sobre la justificación teórica que utiliza para sus planteamientos sobre el fascismo albizuista. Ferrao habla sobre una “descripción tipológica” del fascismo y cita a Stanley Payne para decir que el albizuismo es fascista por rasgos de estilo, organización y objetivos. Ferrao cita a Payne pero no lo entiende. Lo que hace Ferrao es presentarnos una lista de rasgos, tal como una lista de las cosas que tenemos que comprar en el colmado, sin las sutilezas que se encuentran en el autor que cita. Sobre Albizu dice lo siguiente:
“Así, por ejemplo, cabe destacar su anticomunismo; el menosprecio hacia las elecciones, las formas democráticas y el sistema legislativo (recuérdese el antiparlamentarismo evidenciado en el asalto al Capitolio en abril de 1932); la insistencia en un credo idealista y voluntarista – “la patria es valor y sacrificio” – que llegaba a los extremos de la autoinmolación; la importancia dada al aspecto estético de los mítines, símbolos y la coreografía política (banderas puertorriqueñas y negras presidiendo cada actividad, cuerpos de cadetes y enfermeras uniformadas, ejercicios para militares en plazas públicas); la disposición favorable al uso de la violencia; exaltación de la juventud y los méritos de la virilidad; y finalmente, la presencia de un estilo de mando autoritario que era el que Albizu Campos personificaba”. (p.311)
Los problemas de esta lista que se usa para caracterizar de fascista a la organización de Albizu son varios. Para empezar está el problema de las inexactitudes. Albizu no era comunista pero eso no quiere decir que fuera anticomunista con todo lo que eso conlleva. Albizu no despreciaba a la democracia ni a las elecciones. A lo que él se oponía era a las elecciones coloniales y no a las elecciones en general. El problema para Albizu era que el régimen colonial pretendía ser democrático a la vez que negaba todo lo que podía ser la autodeterminación del pueblo puertorriqueño. Por otro lado Ferrao se escandaliza con el ímpetu revolucionario del albizuismo (antiparlamentarismo, violencia, etc.) pero ese empuje no es exclusivo del fascismo. Lo de Ferrao es una critica ‘liberal’ de Albizu como señala el Taller de Formación Política.
Otras interpretaciones
Allá para 1982 el Taller de Formación Política, al examinar el proceso de transformación social que Puerto Rico experimentó en las primeras décadas del siglo XX, planteaba tres posibles ópticas políticas distintas. Estas serían la posición liberal, la demócrata-revolucionaria y la posición marxista. El movimiento que lideró Albizu se caracterizó, según el Taller, por una posición demócrata-revolucionaria. Esa posición la define un punto de vista burgués o pequeño burgués que es revolucionario en tanto y cuanto “incluye la lucha por un desarrollo capitalista independiente como parte de la lucha democrática’. (1982, p.72) En la interpretación del Taller los nacionalistas de Albizu Campos eran “revolucionarios pequeño-burgués”. Mirando la cosa desde la perspectiva proletaria revolucionaria el programa político albizuista “no contradecía los intereses del proletariado puertorriqueño”. (Taller 1982, p.114) Habían muchas cosas conservadoras en la visión albizuista pero a pesar de eso y de sus muchas contradicciones el nacionalismo albizuista poseía un punto de vista que era en esencia revolucionario. (1982, p.139) Son espurios los intentos de vincular al nacionalismo albizuista con el fascismo por supuestamente compartir un desprecio por la democracia. A este respecto las palabras de Ramón Medina Ramírez en 1940: “La democracia es la finalidad suprema del Partido Nacionalista, ya que ella implicaría el reconocimiento absoluto de la soberanía de Puerto Rico”. (1982,p.192) En ese entonces Ramón Medina Ramírez era el presidente del Partido Nacionalista y Albizu Campos permanecía preso.
En 1991 los autores del Taller de Formación Política reaccionaban al libro de Ferrao publicando una sólida crítica a sus argumentos. Uno de los problemas del libro tiene que ver con lo que el Taller llama el “método de Ferrao”. Ferrao en varias ocasiones defiende simultáneamente tesis contradictorias. Y Ferrao en otras ocasiones resalta la evidencia que va con sus posturas a la vez que ignora evidencia conocida que contradice sus argumentos. Examinando el contenido social del “programa nacionalista y del discurso albizuista” el Taller concluye que el partido nacionalista de Albizu pertenecía a “esa familia de movimientos democrático-burgueses, anti-imperialistas, a la que también pertenece el movimiento encabezado por Sandino en Nicaragua, entre otros”. (1991, p.35)
El Taller rechaza definiciones del fascismo como las de Stanley Payne que se desvinculan de un análisis de clase. El Taller concluye que el libro de Ferrao “es en realidad un análisis burgués liberal del nacionalismo”. El fascismo no puede definirse a partir de cuestiones de estilo y organización y movilización partidista solamente. El análisis del fascismo tiene que estar enmarcado en el análisis de la lucha de clases. Desde un punto de vista marxista “el fascismo era una forma exacerbada de nacionalismo que correspondía a las necesidades de las clases poseedoras, sobre todo del gran capital monopolista y financiero, de desarticular al movimiento obrero europeo. Se caracterizó por la movilización de la pequeña burguesía arruinada contra la clase obrera: ponía el descontento popular al servicio del gran capital. Se caracterizó además por un racismo abierto y militante, necesario para justificar una política de guerra y de conquista contra otros pueblos”. (1991, p.46) Tomando en cuenta esta definición del fascismo debe ser evidente que el nacionalismo albizuista era otra cosa.
Las influencias ideológicas en Albizu apuntan hacia otras coordenadas distintas a las del fascismo. Anthony M. Stevens-Arroyo (1996) ha destacado la importancia en la formación del punto de vista de Albizu de pensadores españoles y de la experiencia nacionalista irlandesa. Especialmente importante parece haber sido Jaime Balmes, pensador español católico conservador del siglo XIX. Y a través de Balmes la influencia de pensadores españoles jesuitas del siglo XVI, tales como Francisco Suárez y Juan de Mariana. Albizu Campos era católico nominal al ir a estudiar a Estados Unidos en 1912, pero estando en Boston pasó por cierto proceso de conversión a un catolicismo más solido. De acuerdo a Stevens-Arroyo esta fue una conversión más intelectual que espiritual y Balmes fue importante en ese proceso. Es a través de la influencia del nacionalismo irlandés que Albizu llega a Balmes. Nacionalistas irlandeses como Terence McSwiney habían hecho uso de Balmes como voz filosófica en la lucha contra la opresión que sentían de parte de una nación protestante. Dice Stevens-Arroyo: “The function of Balmes’s philosophy was to elevate a small and insignificant nation in political terms into a participant in a major world civilization that rivaled Anglo-Protestant hegemony”. (p.135)
El estilo insurrecto del partido nacionalista de Albizu tiene mucho que ver, señala además Stevens-Arroyo, con la filosofía de Juan de Mariana y lo que este decía sobre cómo bregar con los tiranos. Es el asunto del tiranicidio. El asesinato político era legítimo en la lucha contra el tirano pero había que hacerlo en una forma particular que demostrara una moralidad y una nobleza superior. No podía ser simple terrorismo indiscriminado. El tirano y sus secuaces eran blancos legítimos en la guerra. Y el valor que había que demostrar contra el tirano conllevaba una disposición al martirio. Esto es muy parecido a la manera que funcionaba el nacionalismo irlandés en donde el martirologio era un componente esencial de la lucha. “La patria es valor y sacrificio”, decía Albizu. Un valor que se prueba aún ante la inevitabilidad del fracaso. Aquí nos encontramos con un punto de vista cristiano en el cual los mártires contribuyen a fortalecer la fe. En 1916 James Connolly, poco antes de morir, decía que la causa de la libertad irlandesa se mantenía viva mientras hubieran irlandeses, en cada generación, dispuestos a morir por la causa:
“… the cause of Irish freedom … the presence, in any one generation of Irishmen, of even a respectable minority ready to die to affirm that truth, makes that government forever an usurpation and a crime against human progress.” (Stevens-Arroyo, p. 138)
Connolly había organizado en 1913 al “Irish Citizen Army” no como una organización terrorista clandestina sino como una fuerza paramilitar. La idea era ir preparándose para la independencia actuando como si ya se fuera libre. Actuando como un estado soberano, con su propio ejército, para así acercarse a hacer el deseo realidad. Esta es la inspiración ideológica que estaba detrás de la creación de los Cadetes de la República por el partido de Albizu y no el ejemplo de las milicias fascistas de Mussolini.
Una influencia ideológica importante en Albizu es lo que se ha llamado el arielismo. Esta es una corriente ideológica latinoamericana de mucho difusión a principios del siglo XX. Los textos más importantes de esta corriente serían primero el libro Ariel de José Enrique Rodó de 1900 y el libro La raza cósmica de José Vasconcelos de 1925. El arielismo planteaba un choque de civilizaciones entre Estados Unidos y América Latina. El mundo anglosajón podría ser más poderoso en términos tecnológicos y materiales pero el mundo hispánico era espiritualmente superior. Era una idealización de la cultura latinoamericana que se usaba como refugio ante el embate del poderío anglosajón. Según Kelvin Santiago-Valles (2007) el “arielismo albizuista” se explica por su contexto geo-político: el imperialismo americano en el Caribe a principios del siglo. Por eso decía que la causa puertorriqueña era la causa continental en el enfrentamiento de Iberoamérica con el imperialismo anglosajón. El arielismo tiene como uno de sus rasgos nociones del mito de la “democracia racial” pero Santiago-Valles entiende que el mito se expresa de más de una forma. La noción de democracia racial en Albizu es principalmente desde ‘abajo’. “It was a plebeian affirmation of socio-racial mixture.” (p.115)
José Juan Rodríguez Vázquez (2004) también refuta la acusación que se ha hecho a Albizu de fascismo. Evidencia del fascismo del nacionalismo albizuista debería estar en su programa político. Pero el tipo de estado independiente que Albizu quería para Puerto Rico no era el estado fascista, nazi o corporativo, sino más bien un estado republicano democrático. Rodríguez Vázquez considera además incorrecto tildar a Albizu de fascista por la manera que caracteriza al fascismo. El fascismo corresponde a países de un desarrollo histórico diferente al de Puerto Rico. Es de estados independientes del ‘capitalismo tardío’ que se enfrentan a una competencia inter-imperialista a la vez que confrontan una aguda crisis económica y el reto al viejo orden establecido de parte del movimiento obrero y organizaciones socialistas y comunistas. El nacionalismo albizuista corresponde por el contrario al nacionalismo descolonizador y antiimperialista de países pequeños sometidos.
Santiago-Valles (2007) hace un señalamiento importante parecido sobre el fascismo y su posible conexión con Albizu. Pensando el fascismo en términos de la teoría del sistema mundial (world-system theory) tenemos que concluir que hay que tomar en cuenta las diferencias en procesos políticos que pueden darse entre países de distintas regiones del sistema. El fascismo correctamente se entiende como un fenómeno testimonio de una crisis profunda en países del centro y semi-periferia del sistema. En países con capacidad o potencial para la agresión imperial. Entre los países coloniales de la periferia el fascismo no podía existir más allá de enamoramientos de algunas minorías con modelos extranjeros. La política en la periferia del sistema mundial capitalista puede manifestarse de la forma más brutal y salvaje pero eso no es exclusivo del fascismo. El fascismo respondía a una crisis sistémica central que en la periferia se sentía como un eco.
Conclusión
Albizu Campos ha sido acusado de fascista pero en América Latina, como ha dicho Margaret Power (2013), sus más firmes defensores solían ser socialistas o comunistas. El apoyo de Vito Marcantonio a Albizu Campos es de importancia para desmentir las acusaciones de fascismo. Marcantonio ha sido tal vez el congresista más de izquierda en la historia del Congreso de EE.UU. Salió electo en varias ocasiones por el American Labor Party, organización que tuvo vínculos con el Partido Comunista americano. Comunistas puertorriqueños en Estados Unidos como Jesús Colón exaltaban la figura de Albizu Campos como evidencia de que no todos en la historia de Puerto Rico habían sido vende-patrias. El Che Guevara dijo una vez, allá para 1964 en un discurso ante las Naciones Unidas, que Albizu Campos era símbolo de la América “irredenta pero indómita”.
El nacionalismo albizuista difiere en aspectos esenciales del fascismo. El nacionalismo albizuista claramente no comparte el racismo típico del nazismo. Y sería una exageración innecesaria comparar el ‘hispanismo’ albizuista con el ‘imaginario imperial’ del fascismo italiano. Albizu reclamaba a través de España un parentesco espiritual, como lo había hecho de Diego antes que él, entre la cultura puertorriqueña y la antigüedad greco-romana. Mussolini por el contrario buscaba, a su manera, reconstruir el imperio romano a través de medios militares.
El anti-comunismo no es un tema en el nacionalismo albizuista. Albizu era demasiado católico para ser comunista pero los comunistas lo veían como un luchador anti-imperialista. En Puerto Rico los nacionalistas y los comunistas caían en la misma redada de la policía, sufrían de la misma represión del régimen colonial. El nacionalismo albizuista no puede identificarse con acciones contrarias a la insurgencia proletaria, todo lo contrario, como lo demuestra la huelga cañera del cambio de año entre 1933-34. En aquel momento obreros en huelga a través de la industria azucarera buscan la ayuda de Albizu, cosa que él no les negó. Sus quejas de los socialistas en Puerto Rico era por su falta de radicalidad socialista y su entrega cómplice al régimen colonial.
El nacionalismo intenso del fascismo/nazismo lo comparte el albizuismo, pero asimismo la inmensa mayoría de los nacionalismos más consecuentes. El impacto del desastre que fue la Primera Guerra Mundial es parte muy importante en la explicación del fascismo/nazismo. La experiencia de la guerra fue gestadora del punto de vista y concepción de mundo del fascismo. El impacto de la Primera Guerra Mundial en Puerto Rico es, en comparación, prácticamente insignificante. Algunos han querido comparar el apelativo ‘maestro’ de Albizu usado por sus seguidores con el ‘Duce’ italiano para Mussolini o el ‘Fuhrer’ alemán para Hitler. Pero líderes fuertes son importantes a través de todo el espectro político. En Puerto Rico no puede decirse que el ‘autoritarismo’ de Albizu haya sido mayor que el de Luis Muñoz Marín, a quien llamaban el ‘Vate’.
El albizuismo al igual que el fascismo era revolucionario en el sentido de que se contemplaba la posibilidad del derrocamiento violento del orden político establecido. La gran diferencia es el propósito y razón de ese deseo radical. Claramente diferentes son el albizuismo y el fascismo en relación a la democracia. Albizu denunciaba la imposibilidad de la democracia en la colonia reclamando su realización necesaria en la independencia del país.
Referencias
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Pedro Albizu Campos y el nacionalismo puertorriqueño. Editorial Cultural.
González, José Luis (1980).
El país de cuatro pisos y otros ensayos. Ediciones Huracán.
Lewis, Gordon (1963).
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Payne, Stanley G.(1995).
A History of Fascism 1914-1945. Routledge/Taylor & Frances Group.
Power, Margaret (2013).
“The Puerto Rican Nationalist Party, Transnational Latin American Solidarity and the United States during the Cold War”, en Jessica Stites Mor, Ed., Human Rights and Transnational Solidarity in Cold War Latin America. The University of Wisconsin Press.
Rodríguez Vázquez, José Juan (2004).
El sueño que no cesa: la nación deseada en el debate intelectual y político puertorriqueño 1920-1940. Ediciones Callejón.
Santiago-Valles, Kelvin (2007).
“Our Race Today [is] the only hope for the World: An African Spaniard as Chieftain of the Struggle against “Sugar Slavery” in Puerto Rico, 1926-1934”. Caribbean Studies, Vol. 6, No. 1, pp: 107-140.
Stevens-Arroyo, Anthony (1996).
“Jaime Balmes Redux: Catholicism asa Civilization in the Political Philosophy of Pedro Albizu Campos”, en Marina Perez de Mediola, Ed., Bridging the Atlantic: Toward a Reassessment of Iberian and Latin American Cultural Ties. State University of New York Press.
Taller de Formación Política (1982).
La cuestión nacional: el Partido Nacionalista y el movimiento obrero puertorriqueño. Ediciones Huracán.
Taller de Formación Política (1991).
Pedro Albizu Campos: ¿conservador, fascista o revolucionario? Publicación del TFP.