APPU reclama: universidad democrática y del pueblo
La Asociación Puertorriqueña de Profesores Universitarios (APPU) hace un llamado urgente a todos sus miembros a retar toda la estructura universitaria que mata la democracia participativa desde la base de los departamentos y facultades, además de activarse en las diversas actividades de la organización para combatir toda medida impuesta que mine aún más nuestras condiciones laborales, la labor docente, o que alejan a la UPR de su misión como institución superior pública.
No existe respeto hacia los organismos institucionales en los que participamos: los comités de personal, el Senado Académico, la Junta Administrativa, la Junta Universitaria, la Junta de Síndicos. Los comités de personal son meros cuerpos que asesoran o recomiendan, lo hacen con mucha dedicación, algunos; otros son pelotones de fusilamiento o colaboran con políticas que reducen la plantilla de docentes, las plazas y recargan a los profesores permanentes o en probatoria. Son muchas las situaciones en las que es frustrante esa labor en dichos comités porque las decisiones finalmente las toman otros, valiéndose de criterios que no necesariamente son académicos sino que responden al favoritismo.
El Senado Académico, permite el caucus estudiantil, mientras los decanos y el rector se convocan antes de las reuniones del cuerpo para acordar la posición monolítica que deben acatar. No obstante, a los docentes no se les permite tener un caucus que facilite tomar decisiones que beneficien a nuestro sector e intereses. Esa imposibilidad de acordar, aunque siempre existan discrepancias, nos vulnera enormemente, por eso hay que exigir que ese caucus, que existe en otros senados de otros recintos, se oficialice en donde no exista o, de lo contrario, retemos a una estructura que nos afecta y celebremos el caucus comoquiera. Mientras esto no ocurra, es poco lo que podemos adelantar los docentes desde esas estructuras institucionales. Incluso, muchas decisiones que se toman en los senados académicos mueren sobre el escritorio de los rectores, y se acumulan entre los asuntos a tratar por la Junta de Síndicos, si es que pasamos el cedazo de la Junta Universitaria que tiene un bloque impenetrable de rectores y muchos estudiantes que son activistas políticos y empleados de la Legislatura. Las juntas administrativas apenas tienen dos docentes y un estudiante frente a una mayoría aplastante de decanos. Este es el cuadro real de nuestra endeble democracia institucional desde la composición misma de sus miembros y fuerzas.
Muchos universitarios creemos en estos procesos, dejamos en actas nuestros planteamientos e ideas, nuestro trabajo que propone alternativas viables. Muchos soñamos que un día amanezca la universidad con ganas de ser mejor y más justa, en la cual los administradores pongan en bandeja de plata esa democracia en la cual haya información accesible, transparente, y las decisiones se respeten, se cumplan, y se tomen a favor de la mayoría, a favor de la calidad de la academia y del servicio invaluable que damos al pueblo. Desgraciadamente, ese día no llega, porque el poder no quiere soltar el poder y quiere todavía más poder. Lo que es peor, la hipocresía del proceso es que nuestros mejores esfuerzos, las amanecidas para generar propuestas innovadoras para la universidad, nuestras preguntas, preocupaciones, deseos de trabajar para catapultar la calidad de la institución, choca con visiones de universidad al parecer irreconciliables, intereses personales, de grupos, de empresarios y los intereses políticos, y esto hace muy difícil no caer en la apatía, en la desesperanza, en la incredulidad… de vuelta al individualismo para sobrevivir y crear en nuestra cueva en la cual sufrir menos, nos refugiamos las almas sensibles, pero también en esas cuevas perviven los más egoístas, esos que desconocen que existe un “afuera” de uno, esos “otros” que también se ven afectados o con quienes solidarizarse.
¿Qué nos queda entonces cuando la burla a estos procesos representativos o de consulta es evidente, cuando se falta el respeto a nuestra inteligencia y a nuestros valores? ¿Replegarnos, encerrarnos? ¿Tener miedo y temblar? ¿Silenciarnos y no ver? ¿Permitir la destrucción acelerada de la universidad, de nuestros ingresos, de nuestro retiro con calidad de vida, de nuestros servicios médicos? ¡Claro que no!
Bien. Primero debemos entender que no se trata de un proceso que responde a uno u otro partido político y su visión de universidad o de condiciones laborales. Estas medidas se están dando a nivel mundial y responden a políticas económicas que buscan despojar a millones de personas en el planeta de condiciones de trabajo que les protegían o brindaban cierta calidad de vida, todo para el enriquecimiento ilimitado de empresas e individuos. Esas condiciones de trabajo que ahora amenazan arrebatarnos para siempre (la crisis es la excusa) fueron el resultado de luchas de muchas generaciones que nos antecedieron. Las intenciones de despojarnos de ellas, responden a las mismas mentalidades que en otros tiempos también quisieron enriquecerse y se resistían a brindarlas. Fue la organización y el activismo el que desafió esas estructuras. A nosotros, los que estamos laborando y soñamos una vejez digna, salud para nosotros y nuestras familias, nos toca este relevo generacional de resistir el embate de todo un sistema que apunta a dejarnos en la calle, inclusive a los que gozan de las permanencias y sus rangos catedráticos. Pensemos en esta política de moratorias a programas, de unidades y hasta facultades. Sabemos que quien controla las decisiones, la información, también tiene el poder de poner en cuestionamiento nuestros programas y unidades. No necesariamente, una moratoria que lleve a un cierre de programa o unidad implicará reubicarte en otro lugar dentro de la UPR si no existe una negociación colectiva que lo garantice, y hasta esto retan los administradores neoliberales. Despertemos a la realidad… nadie está seguro cuando la tierra bajo los pies, se mueve con fuerza.
La decisión de participar o no en estas instancias representativas institucionales es decisión de cada uno de nosotros y las razones son variadas, sólidas, contundentes. No obstante, empecemos a reflexionar muy seriamente qué pasaría:
- Si los departamentos y facultades retoman el poder que delegaron cómodamente en sus representantes, las convierten en resoluciones y se obliga a los decanos a presentarlas ante esos cuerpos deliberativos en fecha fija,
- Si ni de esta manera las resoluciones llegan a tiempo a la consideración de los cuerpos institucionales,
- Si los acuerdos de los administradores en los cuerpos deliberativos continúan aplastando los intereses de los docentes,
- Si esos administradores, sumados a muchos docentes serviles, nos traicionan,
Ya todo esto ocurre, pero continuamos en los cuerpos representativos, como universitarios optimistas.
Analicemos, entonces, ¿qué pasaría si retamos a quienes nos despojan? Conlleva una acción organizada, creativa, unitaria, en la cual podamos posponer nuestras diferencias un rato para trabajar juntos por nosotros(as) mismos(as)? ¿Sabemos el poder que tenemos en el aula con audiencia cautiva? ¿Sabemos el poder que tenemos si logramos acciones con las cuales demostrar nuestra fuerza a los Rectores, al Presidente y a la Junta de Síndicos? ¿Seremos capaces de creer en una acción sindical de brazos caídos? ¿Seremos capaces de auto convocarnos porque nos da la gana, sin reconocer a una rectora o rector que no representa a la comunidad universitaria y que violenta los reglamentos de forma evidente? ¿Estaríamos dispuestos a renunciar a puestos de confianza y direcciones como protesta a los abusos a que estamos sometidos, y los que faltan? Alguien dice… es qué pondrán en esos puestos a mediocres o gente que afecte los programas, su calidad, su existencia. Y le preguntamos, ¿quién dice que eso no ocurrirá de todos modos con el plumazo de una moratoria o controlándose en Administración Central las admisiones y reduciéndolas artificialmente para justificar falta de demanda? Eso ya está ocurriendo, estimados(as) colegas, en otros recintos.
Analicemos todas estas ideas, pero tenemos que convertir la defensa de nuestras condiciones laborales en activismo desde nuestro espacio departamental hasta el espacio mayor que es unirnos todos los docentes en esfuerzos sindicales. Nadie dude del peso moral de los docentes que seamos capaces de caminar, uno(a) al lado del/de la otro(a). ¡Qué sean los administradores lo que aprendan a hacer limonadas con sus limones! Que no nos pidan ni un sacrificio más, ya entregamos 10,000 dólares anuales en ingresos (exceso en licencia de enfermedad/ aumentos salariales/ascensos/etc.) y están más precarias que nunca nuestras condiciones de trabajo. ¿Tendremos que pagar la cuota de $800 por cada hijo(a) o si queremos estudiar? Todo aparenta indicar que sí. ¿Traquetean los Síndicos-empresarios con la salud fiscal de nuestro Sistema de Retiro? ¡Claro! Ellos saben que si no llegan nuevos empleados a aportar a dicho sistema y el patrono continúa aportando menos que lo recomendado por los actuarios, colapsará el Sistema de Retiro UPR a partir de 2027 o antes.
Ante este cuadro patético, los docentes podemos seguir dando clases, investigando, generando propuestas, publicando libros, porque siempre lo hacemos, como si el peligro inminente no se avecinara porque cerramos los ojos para no verlo. Comoquiera, podemos hacer ambas cosas, continuar laborando con la excelencia acostumbrada, pero aprender a sumarnos a los demás para exigir lo que tenemos derecho, no importando las diferencias de todo tipo que existen entre gente tan crítica, sensible, diferente teórica o ideológicamente. Somos docentes y trabajamos en una institución que hay que defender, exigirle respeto y justicia laboral. Nadie va a dar esa lucha por nosotros. En eso estamos solos, pero unidos los docentes somos muchos, fuertes, capaces de poner nuestras inteligencias y capacidades en acciones sindicales que le muevan la tierra a los que toman decisiones. Solo así ganaremos en respeto y dignidad.
Estén pendientes a las próximas acciones que anunciaremos. Si no has recibido nuestros correos electrónicos, llama a nuestra oficina y coteja que tengamos tu información. Estén pendientes, anunciaremos acciones con breve tiempo para sorprender a los que nos faltan en respeto. Usa tu camiseta APPU, recluta a los docentes que conozcas, y nos vemos muy, muy pronto…