Astrología con agujas
Hay ocasiones en que la ceguera es necesaria para ver las cosas como son. Muchas veces lo que percibimos es influenciado por unos cuantos sesgos cognitivos, comenzando con la influencia de nuestras expectativas sobre nuestras cogniciones. Si usted espera que la comida sea muy buena, tenderá a percibirla como muy buena, y también se dará lo contrario. Es la base de los prejuicios. Por ejemplo, estudios han demostrado que expertos catadores de vino concluyen que un vino más costoso es mejor que otro de menor precio, cuando en ambas botellas se puso el mismo vino1. Por esto es que para muchas pruebas se recurre a la ceguera. En una prueba de vinos, le servimos al catador pero no le mostramos la botella, lo cegamos. Para evitar cualquier indicio que pueda influenciar el juicio, conviene también que el que sirva el vino no sepa cuál es, y así realizamos un experimento doblemente ciego. Para evitar algún sesgo en los catadores les asignamos un vino recurriendo a una lotería, y así realizamos un experimento aleatorio doblemente ciego. Si luego de estos cuidados encontramos que un vino sale consistentemente mejor catalogado que otro, podremos asumir que realmente hay una diferencia.
En las pruebas de efectividad de una medicina las pruebas aleatorias doblemente ciegas son cruciales y la única forma de obtener un resultado confiable. En éstas, ocurre además un efecto adicional muy bien estudiado: el placebo. Resulta que si a usted le dan algo para aliviar un dolor, es probable que se alivie aunque le hayan dado agua. A esto se le llama el efecto placebo que junto a la remisión espontánea de algunas enfermedades, juega un papel muy importante en la creación de falacias y mitos. Cuando un padecimiento desaparece luego de una terapia, es común llegar a la conclusión errónea de que la terapia fue la causa de la mejoría. Por ejemplo, si alguien le asegura que una cucharada de aceite de oso al mes ayuda a crecer a los niños y como evidencia ofrece que su hijo creció 1 pulgada durante 1 año bajo el tratamiento, usted no va a concluir que fue debido al aceite de oso (al menos eso espero).
No hay duda que la mente tiene un efecto fisiológico sobre el cuerpo. En un estudio clásico2, once de trece pacientes que eran sensitivos a una forma de dermatitis causada por contacto con una hiedra venenosa, demostraron una reacción menor al ser expuestos a las hojas de la planta si se les hacía creer que eran hojas de una planta inofensiva, y más interesante aún, doce de trece desarrollaron una reacción al ser expuestos a una hoja inocua si se les hacía creer que era de la planta venenosa.
Esto me lleva al mejor cuento chino: la acupuntura. Es parte integral de un sistema de diagnóstico y tratamiento de la medicina tradicional china. Es una práctica en la cual, por medio de la inserción de finas agujas en puntos específicos (localizados en “meridianos”) del cuerpo se tratan ciertas dolencias. Para la acupuntura se propone que las enfermedades son causadas por un desequilibrio en el flujo de la energía vital, (ch’í – similar al prāna hindú y al pneuma griego) – que no se puede detectar – que fluye por los meridianos, de modo que las agujas insertadas en puntos clave, al controlar el flujo, pueden restaurar el equilibrio. La idea de un desequilibrio en energía vital causante de enfermedades es similar a la idea griega de cuatro humores (sangre, bilis negra o melancolía, flema, y bilis amarilla o cólera) cuyo desbalance causaba enfermedades.
Aparte de que no existe fundamento para pensar en que estas antiguas ideas subyacentes a la acupuntura sean correctas, (no hay meridianos y menos los hay relacionados símbolos astrológicos y el ch’í no se puede medir), los resultados de estudios en los cuales se controla por el efecto placebo, (utilizando “agujas” telescópicas que no penetran, o pinchando en cualquier sitio), demuestran que la acupuntura no es efectiva y que los resultados son consecuencia del placebo.4 Que “funcione” la acupuntura sin importar dónde se pinche, o sin pinchar, da al trasto con las ideas que la subyacen, y equivale a aceptar que una medicina es efectiva sin importar cuando y cuanto se tome. No es coherente hablar de un campo de energía que no se puede detectar, y al mismo tiempo pretender que unas finas agujas lo pueden controlar. En todos estos asuntos, no sólo en la acupuntura, es necesario entender que a menos que se realicen estudios aleatorizados doblemente ciegos [RI1] con control de placebo ningún resultado es confiable. Las anécdotas no son datos. Las historias no son estudios.
Es curioso que pocos aceptan la medicina europea de la Edad Media (¿cuántos se hacen sangrados?), pero muchos aceptan la medicina china como si aun fuera válida. Existe una extraña forma estereotipada de pensar acerca de la sabiduría oriental, del “oriente exótico” del individuo “inescrutable” una creencia sin fundamento en una diferencia en la forma de concebir el mundo entre occidente y oriente, creencia analizada en el clásico tratado de Edward Said5. Este “orientalismo” según Said es consecuencia del colonialismo occidental que inventa una historia del “otro” oriental, que es distinto. Esta inventada dicotomía oriente-occidente genera dicotomías correspondientes: espiritual-racional y holística-reduccionista, bien explotada por algunos “gurús” más astutos que espirituales.
Al final de todo esto muchos lectores pensarán: No me importa lo que diga, me hice acupuntura y me funcionó. No dudo que le funcionó, pero no por lo que usted cree, no por las agujas ni la supuesta energía vital. El mismo argumento se esgrime con la astrología. No importa lo que diga, el astrólogo acertó. Y es cierto, acertó. No hay diferencia, la acupuntura es astrología con agujas. Lo que no se entiende es cómo un plan de salud nos cobra a todos por algo que no es efectivo. Bueno, en realidad sí se entiende…
*En el 2013 ediciones Akal, (Madrid), publicará los dos siguientes libros del autor: Con Ciencia de Guerra y Paz, y Einstein, Nostradamus, Dios y la larga sombra de Sajarov.
- Hilke Plassman, John O´Doherty, Baba Shia, and Antonio Rongel (2008). Marketing Actions can Modulate Neural Representations of Experienced Pleasantness. Proceedings of the National Academy of Sciences, January 14. [↩]
- Ikemi, Y., & Nakagawa, S. (1962). A psychosomatic study of contagious dermatitis. Kyushu Journal of Medical Science(13). [↩]
- John de Foxton, (1408). Liber Cosmographiae [↩]
- Cherkin DC. et. al. A randomized trial comparing acupuncture, simulated acupuncture, and usual care for chronic low back pain. Arch Intern Med. 2009 May 11;169(9):858-66. Vea también el informe: http://www.csicop.org/uploads/files/Acupuncture_Paper.pdf [↩]
- Edward Said (1978). Orientalism. Vintage Books. [↩]