Me infiltro pues, con suma precaución, en la zona de contacto entre las pupilas implacables de Vanessa Droz y Doel Vázquez, cuya feliz convergencia ha configurado un bellísimo libro-álbum de colección.
Me infiltro pues, con suma precaución, en la zona de contacto entre las pupilas implacables de Vanessa Droz y Doel Vázquez, cuya feliz convergencia ha configurado un bellísimo libro-álbum de colección.
La “transformación” recetada para el aún solvente Sistema de Retiro de la UPR se resume en dos palabras: desmantelamiento inmediato. Cuchillo de carnicero a las ya modestas pensiones y cristiana sepultura a las aportaciones patronales.
Las Gatúbelas (así las bautizo yo ahora en homenaje a la bravía “Catwoman”, rival y amor imposible de Batman) emprenden pues una segunda aventura colaborativa que sirve de carta de presentación a una nueva casa editora Capicúa Editorial.
Tomados de la mano, radiante la sonrisa, la frente siempre en alto, los siete jóvenes sacrificados en pleno esplendor de la existencia nos miran a los ojos y nos dicen: sólo el olvido mata.
A fines del mes pasado, se reunió el Politburó del PPD en un hotel del Condado. Lo convocaba una encomienda trascendental: dotar de una definición creíble a esa criatura mitológica llamada ELA.
Texto leído por Ana Lydia Vega en la presentación del libro «Espacios de color cerrado» de Vanessa Vilches, obra en la que revalida «su vocación de cuentista».
Propongo, que lo imaginemos ahora, alto, guapo y castigador como era, parado en la frontera entre la vida y la muerte, preguntando en tono pendenciero, como al final de «La novelabingo», para quién es el velorio.
Las razones para detener el gasoducto son tantas y tan sensatas que asombra la sordera del gobierno ante una opinión pública cada vez más firme e insistente.
El título es tramposo. Ya se sabe que el mundo no es un lugar muy tierno que digamos. Y, en efecto, crueldades de todo tipo no faltan en estas páginas. Pero un gato encerrado maúlla detrás del título…