En nuestra sociedad “pobreza” puede verse como una etiqueta que define a quienes no pertenecen, a quienes no encarnan los valores de los poderosos.
En nuestra sociedad “pobreza” puede verse como una etiqueta que define a quienes no pertenecen, a quienes no encarnan los valores de los poderosos.
Las ocupaciones, marchas y protestas serán inconsecuentes mientras continuemos comprando Soy-Lattes dobles en una simulación de Café comunal o mientras estemos dispuestos a “ocupar” el pasillo de Plaza haciendo fila para entrar a la última tienda de moda.
Si bien los señalamientos de abuso y violación de derechos, parecen apuntar hacia la Policía, en realidad acusan al propio administrador colonial quien, por “el poder que le confirieron los votos” implementó en Puerto Rico la política pública de “cero tolerancia”.
Esas mismas instituciones que nos dirigen a ser un pueblo que no causa fricciones, especialmente la escuela, nos convocan mediante el miedo y la represión a ser respetuosos ante la autoridad.
Darwin dejó claro que sólo lo que funciona se mantiene sin cambiar. Por tanto se debe entender que estas medidas que no funcionan para controlar la violencia, sí están logrando otros objetivos, tal vez sus verdaderos objetivos.
En la novena edición del Coloquio Ni Una Vida Más Para La Toga tres estudiantes de maestría de la Universidad Interamericana, recinto de Ponce, replantearon las insurgencias y la democracia participativa en la Isla.
En mi mente carente de cafeína surgía la figura de Fortuño, quien vistiendo una pesada chaqueta negra y tocado por un sombrero de ala ancha agitaba al aire una Biblia.
«Tiene más importancia estudiar la forma en que el público resuelve y lee las imágenes, que la intensión con que ellas se producen; pues la forma en que se resuelven los símbolos es lo que terminará construyendo eso que la sociedad llamará realidad.»
«Lo criminal» visto como expresión individual de acciones desviadas de la ley, el orden y la norma, forma parte de un discurso de control y represión social.
Para burócratas como Figueroa Sancha y Rodríguez Emma, aquél que no se someta a sus reglas o su orden, es un delincuente. Contra los delincuentes se usa la Policía y la represión, no el dialogo y la tolerancia.
La nueva criminología nos advierte que usar la lógica: «la regla siempre es justa», es hacerle el juego a los poderosos que utilizan los aparatos de ley y orden para controlar las poblaciones marginadas.
Reflexiones sobre la criminalidad y el neoliberalismo Mientras me siento a escribir esta colaboración, la lluvia cae sobre Ponce y la radio me trae las noticias de la tarde. Por supuesto, en medio de las usuales boberías sin relevancias pero […]
Pasado el tumulto y dramatismo de los arrestos, el ilegalizado negocio de las drogas continúa tan fuerte como siempre, mientras las autoridades se embriagan en la ilusión de que hicieron algo importante.