Las personas negras y afrodescendientes que denuncian el racismo, en una sociedad que lo niega, son víctimas de una doble-violencia; sufren el acto de discriminación racista y heridas emocionales y psicológicas por haberlo denunciado.
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Las personas negras y afrodescendientes que denuncian el racismo, en una sociedad que lo niega, son víctimas de una doble-violencia; sufren el acto de discriminación racista y heridas emocionales y psicológicas por haberlo denunciado.
Si yo fuera Adolfina andaría haciendo apariciones sorpresas en palacios, capitolios, administraciones de vivienda y restaurantes con machete y bebé en mano, cubierta en sangre y arena de Tocones, les susurraría a los oídos su nombre: “Adolfina Villanueva”, para que nunca olviden.