Arturo cree que conoce a su amiga Reina, a quien lleva años deseando, pero durante una visita ella lo sorprende al mostrarle dos tatuajes. Entonces él comprende que no la conoce tan bien como creía. Al compararla con su amiga Ileana, Arturo concluye que la amistad sin deseo y el deseo con amistad son rutas distintas que llevan al mismo lugar.