Aunque contaba con la ayuda de sus hijos y nietos en las faenas diarias, don Esteban no vislumbraba acogerse al retiro. Solían preguntárselo y él siempre ofrecía la misma respuesta: “Me retiro cuando ustedes dejen de comer pan”.
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Aunque contaba con la ayuda de sus hijos y nietos en las faenas diarias, don Esteban no vislumbraba acogerse al retiro. Solían preguntárselo y él siempre ofrecía la misma respuesta: “Me retiro cuando ustedes dejen de comer pan”.
Quedo con algo que dijiste en una ocasión y que, sin duda, es una de tus frases más atinadas: «Los monstruos existen, ¿no?”. Gracias, Claire.