Una muestra antológica de la obra de varios pensadores y activistas anarquistas puertorriqueños que habla de la heterogeneidad de aquel discurso de la resistencia del abajo social durante los primeros 20 años del siglo 20.
Una muestra antológica de la obra de varios pensadores y activistas anarquistas puertorriqueños que habla de la heterogeneidad de aquel discurso de la resistencia del abajo social durante los primeros 20 años del siglo 20.
Comentarios en torno al libro Historia, memoria y ficción: Debates sobre la representación de la violencia extrema, de Carlos Pabón Ortega. Una discusión en torno al tratamiento del genocidio y la violencia extrema en la historiografía sobre el siglo 20 y los problemas epistemológicos que ello ha generado desde la década de 1960 al presente a la luz del Holocausto.
Una reflexión historiográfica en torno a los intelectuales y las posibilidades de la “revolución” tras la crisis del discurso moderno y el colapso del socialismo realmente existente entre 1970 y 1990. Un planteamiento en torno a las dificultades que supone articular un discurso antisistémico y/o revolucionario eficaz en la posguerra fría y la era del neoliberalismo.
Notas al margen del volumen Enzo Traverso (2019) Melancolía de izquierda. Barcelona: Galaxia Gutenberg. Una revisión de su tesis en torno a la tesitura del siglo 20 y la situación del Materialismo Histórico antes y después del debate posmoderno, la revolución neoliberal y el fin de la Guerra Fría, y sus perspectivas en el siglo 21.
El nuevo orden cultural y económico mundial, forjadas en el crisol de las crisis iniciadas durante las décadas de 1960 y 1970, marcaron la experiencia que el historiador Peter Burke identificó con las metáforas de Historiografía Nueva, Giro Social y Giro Cultural. ¿Qué pasa en la historiografía a la altura de la segunda década del siglo 21?
No es práctico reducir la explicación de un problema historiográfico a los criterios de una sola mirada teórica. Valle La Luz ofrece un panorama en el que diversos propósitos comprenden el discurso de un personaje complejo.
Este trabajo de Ramos Méndez ilustra al investigador en torno a aspectos poco problematizados que formaron parte del proyecto modernizador impuesto durante la segunda parte del siglo 20 en Puerto Rico.
Un planteamiento que invita a aceptar la fragilidad de las identidades que muchos consideran objetos terminados según congelados a través de la racionalidad instrumental. Una invitación a caminar a contrapelo de las convenciones de la mirada “tradicional”, “nueva” y “posmoderna”.
Todo parece indicar que históricamente la desidia y la indolencia se imponen en las autoridades estadounidenses cuando se trata de emergencias colectivas en Puerto Rico. Una lectura política entre líneas devuelve al lector al territorio de la batalla de las “razas” o “culturas”, un engendro interpretativo persistente en la cultura política que impregna la relación entre un proverbial “ellos” y “nosotros”.
Sorprende que la opinión pública dependa tanto de politólogos y comentaristas sensacionalistas y que la presencia de intelectuales con formación más abarcadora que el monopolio de abogados y economistas no prevalezca. Consumir las ideas ya no es diferente de consumir teléfonos móviles.
Fenómenos tecnológicos innovadores, junto con el desarrollo de la prensa diaria masiva, afectaron las formas de hacer política militante en el país. La despersonalización del liderato político no dejó de avanzar hasta el presente y, por contrario, se profundizó en el marco de la revolución digital: el líder se ha reducido a la condición de un avatar y el compromiso a la de un icono.
La lectura del libro sugiere que el historiador actúa como un mediador activo. Que su labor es la de problematizar y “disolver” asuntos, no le corresponde “resolverlos” del todo. En esa dirección el autor evade fundamentalismos y se presenta como un historiador maduro.
Anexionistas e independentistas lucharon unidos durante el siglo 19 por la fuerte tensión que producía el expansionismo estadounidense. Mientras los autonomistas confiaban en reconciliarse con la Madre Patria.
El separatismo fue la base no solo del movimiento independentista en sus diversas manifestaciones sino también de todo movimiento anexionista a otro territorio continental.
La crisis profunda de 2020 parece un buen momento para retomar la discusión y pasar revista de la discusión historiográfica en torno al posmodernismo durante 1990 y 2005, entre marxistas, nacionalistas y hasta tradicionalistas.
El escrito de Kazin es otra de las representaciones sobre los puertorriqueños que han generado estadounidenses a lo largo del siglo 20. Textos que revelan más los prejuicios de los observadores que el problema que pretendían resolver.
Juan Antonio Corretjer Montes representó en nuestra historia una forma distinta de interpretar la problemática del país que maduró en los momentos de choque entre la modernidad en crisis y sus fantasmas del pasado.
El estudio del anexionismo, el estadoísmo o el movimiento estadista, así como el de cualquier otra ideología, es un territorio lleno de escollos. La aparición del fenómeno del “estadoísta no afiliado”, una práctica análoga a la del “independentista no afiliado”, es un elemento relevante.
Las posibilidades de investigación son infinitas: las continuidades y discontinuidades entre el anexionismo, el estadoísmo y el movimiento estadista, su pasado y su presente, esperan por ser aclaradas.
Los recuerdos del 1868 ocuparon esporádicamente la memoria de Ramón E. Betances Alacán durante 30 años y, por cierto, siempre fueron un pretexto valioso a la hora de formular una idea para la revolución ante los sucesos entre el 1895 y el 1898.
Marqués no estaba inventando la rueda cuando escribió “El puertorriqueño dócil» en 1960. Nutría una tradición en la cual el progreso, la modernización material y la cultura, en lugar de minar la “docilidad”, la estimulaban en direcciones innovadoras.