La reciente partida de Antonio Navia plantea una revisión profunda de la historia artística en Puerto Rico, especialmente desde el siglo XIX. Navia, un artista comprometido con la vanguardia, ha sido injustamente marginado en un contexto donde la abstracción es censurada y despreciada. La influencia del régimen muñocista, que insistía en que el arte debía servir al pueblo, limitó la autonomía creativa. Navia, residente de un área pública, desafió las expectativas al producir obras conceptualmente complejas y accesibles al mismo tiempo. Su rechazo a la camisa de fuerza del arte comprometido lo vincula sorprendentemente con la Generación del 50. Además, su obra en homenaje a Francisco Oller revela su maestría al abordar la complejidad estética y política. A pesar de la subestimación del arte abstracto, Navia se destaca por su arte eminentemente social y su compromiso con la ciencia, dejando un legado valioso que merece ser rescatado del olvido. Nelson Rivera nos acerca al recientemente fallecido artista contemporáneo.