¿Creía él, de verdad, que todas esas empresas estadounidenses que con las que él pactó, y “chanchulló”, traerían un beneficio al país? Ya sabemos que era un anti obrero, y que desde los mismos obreros de su periódico La Democracia a quienes explotaba, pasando por su declarado racismo, hasta su aversión por los representados por Santiago Iglesias, es claro que a Muñoz Rivera le apestaban los obreros; pero sin obreros no habría gringos de la Sugar Cane, de la American Tobacco y de las tantísimas empresas que llegaron a expoliarnos a raíz de la invasión.