La vulnerabilidad que hemos experimentado en estos tres últimos años manda la transición hacia un modelo agrícola menos industrializado, más sostenible, donde primen las necesidades humanas y la protección de los recursos.
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La vulnerabilidad que hemos experimentado en estos tres últimos años manda la transición hacia un modelo agrícola menos industrializado, más sostenible, donde primen las necesidades humanas y la protección de los recursos.
El día que volvamos a la “normalidad”, nuestra agricultura no podrá satisfacer las necesidades básicas de la mayoría de la población. Nos tomará generaciones alcanzar los niveles de producción necesarios para ello.