Avengers Endgame: jaque mate
Cuento en general que Tony Stark (Robert Downey, Jr) anda perdido en el espacio (hablo de alguna parte del universo) y se le está acabando el oxígeno, pero lo rescata Captain Marvel (Brie Larson). Van en búsqueda de Thanos que ha hecho desaparecer parte de la humanidad (y con ello la destrucción de los vecindarios) con el uso de unas piedras con poder sobrenatural. Una vez que el encuentro, que tiene consecuencias fatales, se completa, entramos en lo que ocurre cinco años después, y en un análisis de las teorías que hay que resolver para regresar al pasado, para volver a otro pasado, que ha de ser un futuro feliz (no exagero). Los súper héroes Iron Man (Downey, Jr.), Captain America (Chris Evans), Ant Man (Paul Rudd), Black Widow (Scarlett Johansson), Thor (Chris Hemsworth), Rocket (un mapache cuya voz es la de Bradley Cooper), Hawkeye (Jeremy Renner) y War Machine (Don Cheadle) se dan a la tarea de viajar en el tiempo para recobrar las piedras y enderezar el mundo.
La enmarañada trama es más compleja que entender cómo se crea un hoyo negro o tratar de definir con exactitud el teorema de Gödel, pero solo para los no iniciados en el universo de los Avengers. A las diez y media de la mañana un lunes (día de trabajo), el cine estaba abarrotado de sapientes de tramas, subtramas y tramitas de la serie, conocían todos los personajes, sus querencias y chismes, y celebraban en voz alta todo lo que sucedía. Cuando Tony Stark está en el proceso de comprobar su teoría de la realidad cuántica y explica cómo se ha de usar para volver atrás y hacerle modificaciones al pasado sin alterar el presente, uno de los súper héroes cita a Back to the Future y a Star Wars y aquello se quería caer: parecía que estábamos en un show de comedia con el mejor de los cómicos en tarima. Cuando se suscitaban peleas y luchas, los vítores por los buenos y las maldiciones contra los malos, se hacían a viva voz con un lenguaje semejante al que se usa en los pasillos de la universidad. El entusiasmo era contagioso y tuve que contener uno que otro chijichijá a favor de los buenos, en particular por Black Widow, Okoye (Danai Guirra) y la misteriosa, siniestra y fascinante Tilda Swinton.
Aparecen en el filme una serie de actores que son íconos de la pantalla. La lista es tan larga que el comediante Bill Maher ha dicho que el número de candidatos a la presidencia por los demócratas es como la de súper héroes en esta cinta (¡buen doble sentido!). Hay que estar pendiente de Rene Russo quien, como Frigga, la mamá de Thor, deslumbra.
Partes de la película son muy graciosas, un nuevo trend que alivia el tedio de los encuentros mano a mano entre buenos y malos que sabemos cómo se han de resolver. Partes también son hermosas: lugares paradisíacos, efectos especiales de gran imaginación y agudeza que sobrecoge. Ocurren, además, cambios de tiempo cronológico que los decoradores de escena ayudan a hacer verídicos y nostálgicos. El jaque mate al final es apabullante.
Hay también una subcorriente política interesante. El villano ha hecho desaparecer a la gente, quiere destruir el globo y la galaxia, quiere contaminar las aguas y el ambiente, y está rodeado de malandrines. En otras palabras el tal Thanos (obviamente primo de Thanatos, el dios de la muerte de los griegos) es un dictador prepotente. Cualquier semejanza con la cepa de esos tipejos que hoy día abundan en el mundo es pura intención.