Antonio Martorell, son ya setenta y tres para setenta y cuatro; y esperamos muchos más, siempre con estas palabras a flor de labios: Maestro, gracias.
Antonio Martorell, son ya setenta y tres para setenta y cuatro; y esperamos muchos más, siempre con estas palabras a flor de labios: Maestro, gracias.
Este escrito es una invitación a mirarnos sabiendo que la resistencia está en todas partes, pues, para muchos de nuestros compatriotas, sobrevivir cada día como se pueda es su forma de resistir.
Tener dinero, dicen, acerca a la felicidad. Cuando me topo con ese tipo de razonamiento me hago casi siempre la misma pregunta: ¿estas personas se habrán sentido genuinamente a gusto en su vida alguna vez?
El mural de Sofía en Santurce, con su pelicolorá y sus tatuajes nos dice de manera contundente “No me maltrates”. La imagen de esta mujer me parece poderosa. No estamos ante un ruego. Estamos ante una orden.
Bajaré santos para que García Padilla sea bendecido con compasión por un pueblo abatido que ansía mirar con esperanza un futuro que hoy no se vislumbra e imploraré que se les conceda sabiduría, mucho más allá de los años que tienen.
En estos tiempos en que la austeridad económica reina nuestras vidas, la imposibilidad de sentir deseos que no sean parte de nuestras necesidades básicas nos posiciona más cerca de estos zombis de lo que hubiésemos pensado.
Rubén Blades bien lo dijo en su bien olvidada secuela de “Pedro Navaja”: es que “en estos días hasta pa’ ser maleante hay que estudiar”.
Son cosas chiquitas. Quizá. Pero, tal vez, le potencian al país la esperanza y alimentan la posibilidad próxima de un Puerto Rico descolonizado y maduro políticamente.
El crecimiento sostenible se logrará con la amplia participación del pueblo. Habrá que superar barreras electorales, religiosas, económicas, educativas y de racismo para cambiar el curso de nuestra historia.
Hay tantas formas de ciudad que se nos hace muy difícil asirla sociológicamente, a menos que pensemos en el entorno urbano y suburbano como nuestra identidad citadina.
Elecciones 2012: el resultado general, el de la alcaldía de San Juan, el de los partidos emergentes y el del plebiscito. Todos, sin excepción, tienen su parte «scary», que empieza ahora!
Quizás el non-existent-flow acusa un passive-aggressive behavior de los puertorriqueños ante la cuestión del idioma: No se quiere estudiar, ni mejorar, ni pulir el inglés (ni el español), mientras con risa se critica.
En estos días las redes sociales han estado repletas de defensores y detractores del discurso del consenso, posiblemente el resultado de una izquierda desmoralizada por el legado pírrico de las pasadas elecciones.
¿Cómo vamos a sobrevivir los expulsados? ¿Cómo lo harán las clases medias crecientemente empobrecidas? Nos toca a todos pensar, proponer y articular alternativas.
A la hora de la verdad, solamente tengo una razón por la cual celebrar el resultado de las elecciones. Los electores del estado de Colorado decidieron que basta ya de idioteces y parecen haber legalizado la Mariguana.
Quisiera ver que los militantes de los partidos llamados emergentes, los nuevos, mantengan su energía y su creatividad después de la orgía electoral. Es la única esperanza que veo hoy día.
Desde el 16 de noviembre se muestra en el Centro Cultural y Educativo Clemente Soto Vélez en Nueva York su ya emblemática exhibición anual «Borimix», subtitulada «Index» en la edición de este año.
Claro que me sentí acompañado. El capitalismo del desastre puede ser hasta más cortés que el regular. Pero como siempre, la percepción de que el desastre era tal solo ocurrió en los Estados Unidos.
¿Es el ejercicio del periodismo uno de oferta y demanda, como cualquier otro negocio? ¿Existe una responsabilidad del periodismo de empujar en la agenda social temas que abonen a una mejor calidad de vida?
Porque el fantasmal olor que me visita es un misterio, y como tal me sirve como recordatorio de lo misterioso que es el mundo, empezando por mi propio cuerpo y mis sentidos.
La política electorera fulgura lo político, es decir, lo quema, lo somete a una visibilidad tan excesiva que lo abrasa, lo reduce a cenizas. Qué bueno que se fueron las elecciones. Ahora quizás, por fin, podamos re-dedicarnos a lo político.