Tal vez, para sobrevivir como personas radicales, feministas, queer de color, necesitamos abrazar la paradoja del amor y la rabia, y usar estas de una manera transformadora.
Tal vez, para sobrevivir como personas radicales, feministas, queer de color, necesitamos abrazar la paradoja del amor y la rabia, y usar estas de una manera transformadora.
Yo también quiero estar. Debo estar. La guerra que se nos impone tiene que ver con la territorialidad. Se nos quiere obligar a escondernos, a regresar al closet, a morir de muerte social.
El espacio de la barra y de la disco gay no ocurre en el vacío, resulta del producto de décadas de lucha política, de personas arrestadas, violentadas e incluso asesinadas por el privilegio de la conquista de un espacio homoerótico en la ciudad.
Afortunadamente miro hacia adelante, y aún con el peso del dolor que me causan cada una de las 50 hermosas y jóvenes vidas llenas de sueños que nos quitaron y que arrancaron de nuestras vidas, no nos detendrán.