la isla cabe en un hechizo de tormenta / chas chas todo se puede / mover con el viento / aun esa mirada perdida / de un muerto / aun el espanto de la vecina / que aguanta la puerta / y la ventana estalla / como fuego artificial
la isla cabe en un hechizo de tormenta / chas chas todo se puede / mover con el viento / aun esa mirada perdida / de un muerto / aun el espanto de la vecina / que aguanta la puerta / y la ventana estalla / como fuego artificial
en este espacio mágico / dos mujeres han procreado / prescindiendo / de catálogos de donantes / sin ahorrar / para el médico / y sus protocolos / desterrando el temor / de llamar / a esa otra clínica y dar / explicaciones sobre el amor
esta isla / que es cama / funge también como espacio / rectangular y mullido / para amarrar el hilo / transparente / quebradizo / a tu cometa
con el roce / de todos nuestros labios / un sangrado oloroso / a flores negras y estrellas azules, / exento para siempre / de amnistías / y reconciliaciones nacionales
hoy / se ha redescubierto mi oreja / sonarán platillos / gemidos / para celebrar el suceso / y en su conmemoración / se rociarán
Las olas desintegran / un mensaje / olvidado en sus cuerpos. / El mar devuelve / los esqueletos reconstruidos; / cubiertos con dolor y cristales de arena.
La apertura del Festival se celebrará el sábado 16 de marzo a las 7:00 PM en el Teatro de la Universidad Interamericana, Recinto Metropolitano, abierta al público.
Allá, / lejos de mí, / se marea el sistema solar. / Yo tengo un asiento / exento de la gravedad,
atornillado a la mandíbula / de un hoyo negro.
Atardece en la conciencia del día / y casi al caer dormidx / se escriben cartas en la mente. / Son selladas desde la camabuzón / para destinatarixs desconocidxs, / que ignoran esa carta / cohibida en el remitente.
La corriente / agarra los brazos / torciéndolos / mientras la mueca, / rellena de agua, / hace visible / la ausencia del aire. / La orilla sigue intacta. / El fondo revuelca su alfombra.
He visto la agonía / de un multipiso / convertirse en estorbo comunal / despuntando huertos de acero / en un jarrón con pisoteadas sílabas.
Al silenciar los retrovisores / la impresora publicó / en ambos lados del papel / su carta de renuncia / ennegreciendo militantemente / los espacios en blanco / que la vida no le devolvería.
Cada jueves de mahón y plataformas / la empleada número 8313 / perfuma su cartera / con hologramas de hombres castrados / y al finalizar su jornada laboral / los mastica en 8,313 bocados / de camino al ponchador.
La anorexia del entretenimiento / es fieltro de hueca constitución / una deuda sin intérprete / que festeja las caries del consumismo / y enaltece la irracionalidad / con el chanchullo de likes y followers
en el instante previo de emprender vuelo / y volar hacía el puente grito, puente lucha, / con la cabeza en alto, como se alza la paz, / rompes ese callejón de los tormentos / ella es una de tantas, lo sabes…, pero viva.
Aquí están los trenes infinitos, / imaginan la aparición del trueno en los grises pájaros del sur, / abrazan tu barca encallada en la costa / contemplan la cabeza de un hombre como tintero de libertad.
Todos somos la frontera / esa línea clara donde arde el blasón / entre las cenizas fundacionales, / el ejército victorioso que alcanza el triunfo / entregándose al fondo del dolor, / el ejército vencido en el presente / que se encierra en una promesa de futuro.
Algunos lloraban con la furia / Propia de los que salen del cauce. / Yo sudaba felicidad / Cuando comenzaron los vientos / Pero moría de instantes / Así no más.
Aun así pienso que tu puedes ser una promesa / de esas que uno convierte en vector. / Acabo de decir algo de la física / y no se bien / la dirección del juicio.
Escucho un trueno que anuncia lluvia. / Recojo mis escombros, soy un cuerpo, / que sabe de su ruina, / y se maravilla con el musgo que crece, / alguna flor que intenta / la primavera;
Habría que regresar / a ese lugar en donde nos / quedamos solos, / y pedirle / a los peces / que nos / devuelvan / las agallas.