Ciencia, poesía y libertad: Victor Vasarely en el MAC
El Museo de Arte Contemporáneo de Puerto Rico, abre sus puertas desde el 10 de noviembre a una retrospectiva titulada El mundo óptico de Victor Vasarely, una oportunidad extraordinaria para acercarnos a la obra de este interesante artista húngaro conocido en los libros de Historia del Arte como el padre del Op-Art.
Afincado en París desde 1930, no fue el único artista que experimentó en torno a la autosuficiencia de la percepción visual, pero sí se convirtió sin duda uno de los exponentes más representativos del arte óptico-cinético. En 1955 organizó una exposición titulada “Le Mouvement” y ese mismo año publicó un manifiesto sobre la noción de la plástica cinética. En este manifiesto titulado Manifeste Jaune, planteaba el juego de tensiones y relaciones internas entre los colores y las formas geométricas y cómo la vista del espectador es la que trabaja para conseguir ilusiones de movimiento. Aunque las obras de Vasarely son estáticas, la ilusión las hace parecer dinámicas, por lo tanto el espectador tiene una participación activa y puede hacer más de una lectura de las series si las mira en su línea vertical, horizontal o diagonal.
Se trata de un método científico, en el que Victor Vasarely dispone las formas geométricas con un orden que implica determinadas variaciones. Aplicando las leyes de la óptica, datos experimentales de la psicología de la forma y la teoría del color, el espectador provoca y experimenta al mismo tiempo vibraciones de todo tipo, movimientos aparentes, en los que no existen las fronteras entre sensaciones reales e ilusorias.
Las relaciones entre las formas geométricas y los colores se utilizan de forma científica. De acuerdo a la teoría de los colores, los colores fríos se retrotraen y los calientes se expanden, es decir, los colores fríos los percibimos más lejos y los calientes más cercanos. Las dimensiones de las figuras también afectan a nuestra percepción: sentimos las grandes más cercanas. Estas relaciones tratadas de manera precisa, se integran en el plano de forma organizada y convierte la experiencia perceptiva del espectador en un proceso de entendimiento visual y mental.
Vasarely defiendía el arte accesible a todos: “no podemos dejar indefinidamente el disfrute de la obra de arte sólo a la élite de conocedores…el arte de mañana será un tesoro común o no será” En sus obras no hay tema ni emoción y las formas geométricas y los colores se disponen de tal manera que el espectador recibe una información visual basada en tensiones que ofrecen una enorme cantidad de combinaciones posibles, invitando a un sinnúmero de operaciones mentales.
Argán decía que las obras de Vasarely son educativas ya que enseñan a percibir.