Colonialismo y capitalismo: perspectivas para el repensar puertorriqueño
La Teología de la Liberación latinoamericana y la teoría decolonial, critican el capitalismo global y el colonialismo desde: 1) una mirada a los desposeídos y empobrecidos de la Tierra como opción preferencial del Reino de Dios –Teología de la liberación[1]– y; 2) la crítica a la modernidad y el sistema-mundo – desde la teoría decolonial[2]. Estas críticas al colonialismo y capitalismo no se hacen a la ligera ni de manera llana. Por el contrario, ambas disciplinas abordan distintas cuestiones importantes que buscan resaltar los fallos de ambos sistemas que empobrecen, marginan y premian solamente a algunos, relegando a otros al último lugar.
La teología latinoamericana de la liberación realiza la crítica desde el análisis de los apoyos de la iglesia y su complicidad con el capitalismo y el colonialismo opresor[3]. Desde una visión del Reino de Dios que encuentra una opción preferencial por los desposeídos, minusvalorados y excluidos de la historia, la teología de la liberación rescata a las personas que el colonialismo y el capitalismo han colocado en el último lugar de la jerarquía de los seres humanos[4].
Por su parte, la teoría decolonial critica el sistema colonial y capitalista desde el análisis de la explotación de las personas por parte de los procesos coloniales del siglo 16[5]. Abordando temas complejos que van mucho más allá de la conquista, la teoría decolonial se acerca a la crítica a la modernidad, el colonialismo y el capitalismo desde tres puntos fundamentales, a saber: colonialidad del ser, saber y poder[6]. Estos temas han sido profundizados en estos años y expandidos a trabajar otras cuestiones. Entre ellos resalta el fenomenal trabajo de la recién fenecida María Lugones y la colonialidad y género[7]. La teoría decolonial aborda y explica las explotaciones de la conquista, la modernidad y el sistema capitalista, y se acerca a las repercusiones de esto, inclusive luego de que han finalizado procesos colonizadores. Exponiendo cómo los sistemas coloniales y capitalistas eurocéntricos y nórdicos continúan perpetuando procesos de explotación y opresión en América Latina.
Cuando se analizan ambos acercamientos a profundidad se entienden varias cosas. Lo primero es que estas críticas al capitalismo y colonialismo no nacen desde ataques llanos, político-partidistas como ha ocurrido en los círculos coloquiales donde las discusiones sobre colonialismo y capitalismo suelen girar alrededor de partidos y personalidades políticas. Por el contrario, tanto la teología de la liberación y la teoría decolonial lanzan la crítica a ambos sistemas desde la búsqueda de la justicia para todos y todas. El sistema colonial y capitalista se desmonta y se critica por –entre otras cosas– su enorme opresión a los pueblos latinoamericanos. Opresiones que continúan perpetuando la pobreza, la deshumanización y el abuso de comunidades que han sido arrebatadas de su dignidad y vida.
Entender que las críticas a los sistemas coloniales y capitalistas no son críticas político-partidistas, es uno de los primeros pasos que como comunidad puertorriqueña tenemos que tomar para que se puedan abordar estos sistemas desde marcos objetivos que no buscan minimizar las opiniones de otros y otras. Si no, en búsqueda de mejores acercamientos sistemáticos para rescatar nuestra isla de el meollo en que anda metida.
A pesar de las fenomenales explicaciones de la teología de la liberación y la teoría decolonial sobre estos sistemas, lamentablemente, el discurso de los partidos mayoritarios y de algunos políticos de esta isla ha triunfado en lograr establecer en la mente de la mayoría que capitalismo es sinónimo de bienestar, de dinero, de millonarios y de crecimiento. Cuando pensamos en capitalismo solemos pensar en Jeff Bezos y sus millones, en Mark Zuckerberg y sus “logros”, en Bill Gates y Steve Jobs. Nunca pensamos en los trabajadores y trabajadoras explotadas, y ni hablar de los asuntos patriarcales y machistas que gobiernan las grandes empresas capitalistas – como comentara la fenomenal Marcella Althaus-Reid en el último capítulo de su profético libro: Teología Indecente: Perversiones teológicas en sexo, género y política[8].
La clase política nos ha convencido de que, tenemos que aspirar a estos modelos empresariales y económicos. Que la única opción opuesta a este modelo económico es el comunismo y socialismo de Fidel Castro[9]. Un asunto tan profundamente estudiado y documentado, se reduce a discusiones fútiles y tontas que, más allá del análisis, redundan en actitudes y argumentos político-partidistas.
Lo peor es que este argumento no es nuevo. Se viene cocinando cada vez que se habla de modelos económicos distintos y justos. En su libro Moral Combat[10], R. Marie Griffith traza la historia desde la década del 1910 hasta la actualidad, detallando las luchas por los derechos humanos y sus cuestiones. Este argumento del comunismo no es nuevo. Ha sido repetido por décadas para minimizar cualquier pensamiento que osa proponer un modelo distinto.
Increíblemente, este discurso ha convencido, se repite como incuestionable verdad.
Lo segundo, sorprende aun más. En nuestra isla, se ha asociado la independencia, la salida del sistema colonial y el cambio de relación con EE.UU., con pobreza extrema y el fin del país. Parece sacado de una película el hecho de que la gente repita que no estaríamos en ningún lugar sin las “ayudas” federales; que sin EE.UU. estaríamos hundidos en la pobreza; que el colonialismo es un discurso para ganar votos; que el problema del país no tiene relación con el estatus colonial; que debemos agradecer por los $1,200 de Trump, entre otros[11]. Olvidando que naciones como EE.UU., Canadá, Bélgica, España, Argentina, Japón y demás son naciones independientes.
Sin embargo, en esta isla, independencia significa empobrecimiento. Parecemos olvidar la cantidad enorme de negocios y triunfos que nacen de la autogestión. La Factoría del Viejo San Juan se posiciona por quinto año consecutivo como una de las mejores 50 barras del mundo[12]. Juan Pablo Díaz y su fenomenal “Fase Dos” fue nominado a un Grammy[13], el colectivo Teatro Breve se ha presentado en ciudades importantes de EE.UU.[14]. Tenemos una cepa de comerciantes locales que “se las buscan” diariamente y levantan sus negocios sin contar con “las ayudas” de la “Gran Nación”. Hacen stickers, venden camisas, trajes de baño, medias, prendas, etc.[15] El producto de nuestros comerciantes locales es de la más alta calidad. Tan es así que se han reinventado durante la pandemia con la creación de mascarillas.
Sobre todo, se nos olvida que la reconstrucción de nuestro país luego de María y los terremotos no fue gracias a EEUU, sino a la diáspora y a las manos fajonas de la gente que entendimos que la autogestión es el primer paso[16]. La autosuficiencia no es una ilusión, si abrimos los ojos nos daremos cuenta de que es real. Podemos solitos.
El problema que este desentendimiento de dos asuntos medulares crea en nuestra población se acrecienta en medio de la pandemia.
El capitalismo fuerza a las grandes empresas a abrir negocios para no perder dinero y, como cuestión fundamental de este modelo económico, sacrifica a las personas más pobres que necesitan el dinero para subsistir. Los comercios abren porque los grandes beneficiarios no corren riesgo alguno de contagio. Jeff Bezos no está empacando en la fábrica, los dueños de Walmart no están cobrando con mascarilla en las cajas registradoras. El capitalismo no le da importancia a quien tiene menos, a quien ha sido empobrecido o a quien vive en una clase inferior[17].
Como el pensamiento es querer más sin importar, tampoco se ofrecen ayudas económicas sustentables ni ajustables a la realidad de los negocios pequeños y medianos. ¿Quiénes se ven afectados por esto? Los y las comerciantes puertorriqueños/as que se ven obligados/as a cerrar sus negocios sin alternativas de sustento. Esos y esas mismas de las que hablábamos, que con su autogestión y sudor en sus espaldas montaron sus mercados. Esos que están reuniéndose diariamente con sus juntas y contables para buscar soluciones sin tener que cerrar[18]. Esos que, siendo dueños y dueñas, se meten en el Food Truck a servir el hamburger, en la barra a servir el trago, a su laptop a procesar nuestras órdenes y van al correo a enviar los pedidos, exponiéndose al virus, para mantener su empresa operando. Se afectan los boricuas que están sacando sus negocios a flote. El cierre le hace daño a los Food Trucks, a las compañías de teatro, a los kioscos en Piñones, a las barras del patio. A esos, el capitalismo no les ofrece solución alguna.
El colonialismo daña igual. La conquista nunca tuvo como meta fundamental la igualdad, la justicia ni la equidad[19].
El colonialismo nos mantiene adheridos a la «Gran Nación»; actual pico de contagio mundial del Covid. EEUU nos gobierna, nos controla y nos limita. Escuche las respuestas del Secretario de Salud y la Gobernadora a preguntas de la prensa por reactivos para pruebas de Covid: «los estados de la nación tienen el mismo problema». Todo nuestro trabajo con la pandemia, necesariamente, pasa por el filtro de los Estados Unidos[20], que día a día se derrumban más y más a causa de un virus que no han logrado controlar. La politización del virus en EEUU rebota diametralmente en nuestro estilo de vida y desde ya empezamos a escuchar a los “Trump Supporters” hablar de la coartación de libertades por usar una mascarilla (¿qué tienen que ver una con la otra? Nadie sabe). Por otro lado, los “Ridin’ with Biden” politizan el virus echándole toda la culpa al presidente Trump y creen que arrodillándose en el capitolio con mascarillas resuelven los asuntos. EEUU politizó el Covid y nosotros – el patito feo de los Estados Unidos – le hicimos coro. Porque el colonialismo “runs deep”.
El estatus colonial nos tiene de plato de tercera mesa que no nos permite constitucionalmente tomar decisiones importantes para garantizar la salud y bienestar del país. Entre ellas y más importantes, el control del aeropuerto. Entonces, nuestros boricuas tienen que sufrir las consecuencias y recibir los contagios y las personas enfermas. El colonialismo nos amarra las manos[21]. No podemos tomar acción. Esto rebota en colonialidades que, nos guste o no, apuntan el dedo acusador a “la gente irresponsable”, “los jóvenes janguiando” y “el chinchorreo”. La colonialidad del ser nos coloca tan inferiores que nos rinde incapaces al momento de señalar las opresiones del gobierno estadounidense que nos arrojan a la desolación; y del gobierno puertorriqueño, que vive feliz siendo el oprimido, y toma decisiones que no están fundamentadas en el bienestar del país sino en agradar e imitar al colonizador. A pesar de tener gobiernos que manejan la crisis de la peor manera posible y un sistema económico que propicia el contagio, el dedo acusador se torna hacia los propios ciudadanos/as. La colonialidad del ser nos retrata[22]; realmente somos Los Condenados de la Tierra[23].
Willy dice que «Hay que aprender a desaprender. Que no es contradicción, es enmendarse”[24] y yo digo que hay que tener la humildad de cambiar y cuestionar nuestro pensamiento cuando se nos presenta nueva información.
El capitalismo no es un modelo económico justo; hay otras opciones. La creación de sistemas económicos más justos y equitativos no son ideas «progresistas», son sentido común y solidaridad con todas las personas, no solo las que tienen mucho dinero. Salir del capitalismo no es entrar en la pobreza, no es odiar el dinero, no es sinónimo de no querer progresar. Es solidarizarse con todos y todas entendiendo que el actual modelo económico exprime, empobrece y lacera la dignidad de las personas. El capitalismo mantiene sistemas de pobreza, limita oportunidades educativas y jerarquiza la vida. Esto, sin duda, debe causarnos indignación y provocar solidaridad[25].
El colonialismo no es un mero discurso. Es la raíz de todos los problemas de esta isla y es un sistema político que nos condena –Fanon. Cambiar nuestra relación con EE.UU. por una justa, equitativa, autónoma y soberana no es convertirnos a la pobreza. Es aceptar nuestra dignidad como nación y actuar acorde a esta. Es creernos, por fin, autosustentables. Es depositar la confianza en nosotros/as mismas como un país que no teme a definirse desde su autenticidad y experiencia propia; no la que se le dicta. La descolonización – en conjunto con la decolonialidad – es el proceso más importante de nuestra historia pues nos invita a la autorrealización y al resurgir genuino de nuestra identidad puertorriqueña. No podemos continuar definidos desde el ojo del otro ni podemos existir siendo lo que otra persona dice que somos – Westhelle lo ha comentado fenomenalmente en After Heresy[26].
Si no combatimos estos dos problemas medulares pronto, no solamente el covid-19 nos va a comer vivos, sino que el país que tanto amamos se continuará derrumbando ante nuestros ojos. Es momento de entender que esta discusión trasciende los partidos políticos. Es un asunto de dignidad.
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[1] Uno de los textos fundamentales de esta teología es Gustavo Gutiérrez, A Theology of Liberation (Maryknoll, New York: Orbis Books, 1973).
[2] Un buen texto para comenzar la reflexión y lectura de esta teoría es Santiago Castro-Gómez and Ramón Grosfóguel, eds., El Giro Decolonial: Reflexiones Para Una Diversidad Epistémica Más Allá Del Capitalismo Global. (Bogotá, Colombia: Siglo de Hombres Editores, 2007).
[3] Luis Rivera Pagán aborda profundamente la complicidad de la iglesia durante el proceso de conquista en Luis Rivera Pagán, Evangelización y Violencia: La Conquista de América, (San Juan, Puerto Rico: Publicaciones Gaviota, 2020); Rivera Pagán explica las implicaciones del colonialismo en la iglesia puertorriqueña en Luis Rivera Pagán, “Iglesia y Colonialidad: Tragedia Indígena, Voz Profética y Episcopado.,” in Ensayos Teológicos Desde El Caribe. (San Juan, Puerto Rico: Ediciones Callejón, 2013), 16–46; Reus Froylán argumenta que “Con la Corona llegó la Iglesia Católica y con las tropas norteamericanas vinieron las denominaciones Protestantes, para servir primordialmente las necesidades del poder colonial” Francisco Reus Froylán, “El Papel Histórico de Las Iglesias En La Autodeterminación de Puerto Rico,” in Fe Cristiana y Descolonización de Puerto Rico, ed. Luis Rivera Pagán (San Juan, Puerto Rico: Mesa de Diálogo Martin Luther King Jr., 2013), 18; Bardeguez explica que “La empresa colonial estadounidense en Puerto Rico que comenzó en 1898 también ha estado relacionada con la fe cristiana” Jorge L. Bardeguez, “La Teología de La Liberación: Una Declaración Personal.,” in Fe Cristiana y Descolonización de Puerto Rico, ed. Luis Rivera Pagán (San Juan, Puerto Rico: Mesa de Diálogo Martin Luther King Jr., 2013), 34.
[4] Buenísimas discusiones sobre la Teología de la Liberación que incluyen autores como Luis Rivera Pagán, Enrique Dussel, Hugo Assman, Jürgen Moltmann, Raul Vidales, James Cone, Sergio Arce, entre otros en Praxis Cristiana y Producción Teológica: Materiales Del Encuentro de Teologías Celebrado En La Comunidad Teológica de Méxivco (8-10 de Octubre 1977) (Salamanca, España: Ediciones Sígueme, 1979); Un buen resumen de la Teología Latinoamericana de la Liberación es Samuel Silva Gotay, El Pensamiento Cristiano Revolucionario En América Latina y El Caribe: Los Orígenes de La Teología Latinoamericana de Liberación., 8va ed. (San Juan, Puerto Rico: Publicaciones Gaviota, 2018).
[5] La teoría decolonial hace una poderosa y profunda crítica a la modernidad, sistema mundo, conquista, colonialismo y el capitalismo, entre otras cosas. Algunos trabajos que abordan este concepto son: Ary Fernández Albarrán, “Pensamiento Descolonial y Teología de La Liberación,” in Cuba Teológica: Revista Del Seminario Evangélico de Teología, ed. Beatriz Ferreiro García, Mayo-agost, vol. 33 (Matanzas, Cuba: Editorial Caminos, 2015), 5–22; Nelson Maldonado Torres, “Sobre La Colonialidad Del Ser: Contribuciones Al Desarrollo de Un Concepto.,” in El Giro Decolonial: Reflexiones Para Una Diversidad Epistémica Más Allá Del Capitalismo Global, ed. Santiago Castro Gómez and Ramón Grosfóguel (Bogotá: Siglo de Hombres Editores, 2007), 127–68; Aníbal Quijano, “Colonialidad Del Poder, Cultura y Conocimiento En América Latina.,” in Pensar (En) Los Intersticios. Teoría y Práctica de La Crítica Poscolonial., ed. Santiago Castro Gómez, Oscar Guardiola, and Carmen Millán (Bogotá: CEJA, Instituto Pensar, 1999), 117–31; Julia Suárez Krabbe, “Pasar Por Quijano, Salvar a Foucault. Protección de Identidades Blancas y Decolonización,” Tabula Raza, 2012; Leticia Sabsay, “Políticas Queer, Ciudadanías Sexuales y Decolonización.,” in Resentir Lo Queer En América Latina: Diálogos Desde/Con El Sur., 2014; Rebeca E. Madriz Franco and Luis R. Delgado J, “Colonialidad Del Poder, Patriarcado y Heteronormatividad En América Latina,” in Revista Venezolana de Estudios de La Mujer., No. 42, vol. 19 (Venezuela, n.d.), 95–110.
[6] No es posible en este ensayo definir ni indagar profundamente en estos tres conceptos medulares de la teoría. Recomiendo los trabajos de Aníbal Quijano, Nelson Maldonado y Walter Mignolo, sobre el tema, entre muchos otros.
[7] Lugones problematiza la cuestión de género desde un acercamiento decolonial. María Lugones, “Colonialidad y Género,” in Revista Tábula Rasa, vol. 9 (Bogotá, Colombia, 2008), 73–101.
[8] “Todas las formas de capitalismo derivan del patriarcado, desde las basadas en una democracia como sistema de apoyo hasta el funcionamiento del mercado y de una plataforma política cultural basada en la teología de la creación, o hasta el capitalismo salvaje, que constituye a la economía como fin en sí misma” Marcella Althaus-Reid, Teología Indecente: Perversiones Teológicas En Sexo, Género y Política. (España: Ediciones Bellaterra, 2005), 242.
[9] Si interesa leer sobre los acercamientos de Fidel al asunto religioso y su sistema político durante su presidencia, puede consultar Frei Betto, Fidel y La Religión: Conversaciones Con Frei Betto (Madrid, España: Editorial GEASA, 1986).
[10] R. Marie Griffith, Moral Combat (New York: Basi Books, 2017).
[11] Frases como estas son repetidas y compartidas de manera casi “viral”, diariamente, en las redes sociales. Basta con entrar a los comentarios de los principales diarios del país para leer estos argumentos.
[12] https://www.worlds50bestbars.com/the-list/la-factoria.html
[13] https://www.radionacional.co/noticia/conversando-la-salsa/conversando-la-salsa-los-discos-nominados-a-los-grammy-latinos-2017
[14] https://www.orlandosentinel.com/elsentinel/os-es-llega-diaspora-redemption-tour-teatro-breve-orlando-miami-20180427-story.html
[15] Algunos ejemplos de negocios puertorriqueños que continúan reinventándose y expandiendo con artículos y mercancía de la más alta calidad son Borisocks, Salón Boricua, Reki PR, FRSH Company, Pícalo, Suxess, entre muchos otros.
[16] Participé de grupos que hicieron varios viajes al sur de la isla luego de los terremotos, organizados por jóvenes no mayores de 30 años. Recogieron dinero, contactaron líderes comunitarios, montaron carpas, etc. La autogestión de estos y estas boricuas fue la clave para la reconstrucción del sur.
[17] “El resultado, en cambio, era una dinámica económica que expulsa grandes partes de la población mundial, las que quedan como población excluida sin ninguna perspectiva de una integración futura. Si bien esta población excluida existe en los centros de desarrollo en menor cantidad, lo cierto es que ella aparece ahora en todas partes del mundo sin excepción. El sistema se cierra, a pesar de no dejar a nadie vivir fuera de él. Emerge entonces un mundo caracterizado por el desarrollo desigual, del cual no hay escape” Franz J. Hinkelammert, “La Lógica de La Exclusión Del Mercado Capitalista Mundial y El Proyecto de Liberación.,” en Ensayos (La Habana, Cuba: Editorial Caminos, 1999), 135.
[18] Este comentario no se hace a la ligera. Puedo dar fe, desde la experiencia personal, de las peripecias que han tenido que realizar los y las contables de la isla y de las constantes reuniones que sostienen para cubrir gastos de nóminas, cuadrar presupuestos y demás.
[19] “No hubo, además, de parte de Colón ni de sus sucesores, acto alguno de ‘descubrir nuevas tierras’ que no estuviese acompañado de otro distinto: su toma de posesión” Rivera Pagán, Evangelización y Violencia: La Conquista de América, 11.
[20] “El antiguo país dominado se transforma en país económicamente dependiente” Frantz Fanon, The Wretched of the Earth (New York: Grove Press, 1963), 49.
[21] “La labor del colono es hacer imposible hasta los sueños de libertad del colonizado” Fanon, 46; “…every act of possesing is also an act of dispossesing.” Luis Rivera Pagán, “Listening and Engaging the Voices from the Margins,” in Essays from the Margins (Eugene, Oregon: Cascade Books, 2014), 59.
[22] “El surgimiento del concepto ‘colonialidad del ser’ responde pues, a la necesidad de aclarar la pregunta sobre los efectos de la colonialidad en la experiencia vivida, y no solo en la mente de sujetos subalternos” Torres, “Sobre La Colonialidad Del Ser: Contribuciones Al Desarrollo de Un Concepto.,” 130.
[23] Fanon, The Wretched of the Earth.
[24] Willy Rodríguez, 2000. “Ideas Nuevas” por Willy Rodríguez. Canción 2 en Ideas Nuevas.
[25] “Vivimos en un tiempo en el que las más insólitas justicias sociales y el más injusto sufrimiento humano no parecen ya generar la indignación moral ni la voluntad política de combatirlos de manera efectiva y crear una sociedad más justa y equitativa” Boaventura de Sousa Santos, Si Dios Fuese Un Activista de Los Derechos Humanos (Madrid: Editorial Trotta, 2014), 10.
[26] “When the subaltern speaks with her own authentic voice, she preaches naming the thing for what it is” Vitor Westhelle, After Heresy: Colonial Practices and Postcolonial Theologies (Oregon: Cascade Books, 2010), 164.