Cómo leer un periódico de ayer
Leer periódicos viejos, en este caso, de la década del veinte, es un viaje paradójico y raro: se traslada uno a un país que es y no es el mismo, (que es y no es de uno) y a la misma vez se está en manos de las palabras de los redactores (o del lenguaje de los redactores y su época) que en el mismo acto de informar, indicar, también re-crean lo real. Informar, pues, se convierte en crear, la información se transforma en creación. Si leer el presente siempre es un acto mental, imaginario, extraño, cuánto más no será el intento de leer el pasado. Y, sin embargo, es real e imprescindible. Y es un placer.
Aquí veremos cómo la incursión del periodista en ciertos espacios de lo real, le confiere a éste, con particular énfasis, la función, y, por ende, el valor, de intérprete de los proyectos económicos y el ideal de vida de cierta clase social o sector ideológico del país.
Veremos, pues, que el periodista será invitado por compañías, señores de negocios, ilustradas familias que hacen honor al país (y esto último es casi una cita). Se trata de la participación en una actividad que sirve de publicidad y cuyo testimonio elogioso equivale a una inscripción simbólica y consagración ideológica en la mente del lector. A veces, al final, como veremos, los periodistas son obsequiados con refrigerios y sándwiches.
Primera invitación.
En el texto, “Nuestra visita a la Porto Rico Photoplay Co.” (El Mundo, 15 febrero 1921, pág. 3) el redactor ha sido invitado a ver los “magníficos edificios” de esta corporación que se proponía realizar películas. Se destaca el tono elogioso de la redacción y los signos de la modernidad manifestada en las instalaciones. El “magnífico Studio” posee “los adelantos modernos del arte”, el taller de carpintería, ebanistería y escenografía cuenta con “operarios de reconocida competencia”, las máquinas poseen “precisión y calidad” y la labor combinada de los anteriores resulta en un “admirable trabajo”. El Laboratorio “es de lo más eficiente y moderno que se concibe” y tiene “aparatos de precisión y eficacia insuperables.”
Al final de la excursión, los visitantes escucharon los discursos de algunos de los inversionistas y responsables de la corporación, entre ellos los señores Lee, Huyke y Harry Besosa, representante de la Cámara de Comercio y “fueron obsequiados espléndidamente con dulces, emparedados y refrescos”. (Aquí están los sándwiches prometidos. Nótese, de paso, que en 1921 se decía “emparedados”.)
El señor Lee habló “acerca de la importancia de la industria cinematográfica”, Huyke “leyó un hermoso artículo, relacionado con el mismo tema, y en el que campea [. . .] un sano espíritu de buen deseo por el triunfo de la compañía que será también el triunfo de Puerto Rico”. Finalmente, Besosa “habló también ponderando las ventajas que para la isla tiene esa gran empresa. Abogó por que todo el que pudiera le prestara su ayuda, no sólo por el progreso de la misma, sino por lo que significa para el futuro de la isla”.
En su dimensión ideológica o simbólica las palabras de Huyke y Besosa establecen una relación significativa entre la empresa (de la cual el primero es socio) y el país (“la isla”). Se establece, en la paráfrasis del periodista, una sinécdoque muy significativa. Simbólicamente se equiparan los intereses de la compañía, es decir, de una parte, con los del país, la totalidad, toda vez que el triunfo de la compañía será también el de Puerto Rico. Asimismo, Besosa alude al significado (no explicado por el redactor) que posee la empresa para el futuro de la isla.
El testigo, relator e intérprete del significado que va más allá del informe de los hechos es el periodista. Sus palabras, que son el producto de la visita, son las que establecen el significado simbólico que va más allá de la mera reseña de un negocio. La visita, además de ser un anuncio comercial, equivale a la interpretación ideológica de la voluntad o proyecto del sector “pudiente”. Aclaremos que, a partir de las declaraciones de Besosa, de la Cámara de Comercio, quien abogó “por que todo el que pudiera le prestara su ayuda” a dicha corporación, “pudiente” aquí significa “todo el que pudiera”.
Por el lenguaje empleado, es evidente que el redactor asume la función de propagandista y, al mismo tiempo, de exégeta del significado del suceso noticioso. Los “magníficos edificios” de la empresa significan, es decir, se convierten en el símbolo de la idea de progreso asociada con la “espléndida industria que se inicia en la isla con pujanza y bríos y de la cual han sido decididos impulsores entusiastas portorriqueños y americanos entre los que están los señores Lee, Huyke [. . .]” La relación entre las ideas del “progreso”, la “isla” y “todo el que pudiera” (determinado sector socioeconómico) opera como el marco, el edificio o la estructura mayor que le marca su “verdadero” significado tanto a la redacción del texto como a su redactor. Aquí, pues, el encuentro o el cruce entre la realidad y el lenguaje está minado de intereses.
Segunda invitación.
Si la visita a varios edificios por parte de un redactor de 1921 venía a testimoniar y propagandizar un proyecto cinematográfico que, al parecer, nunca se desarrrolló, la visita en 1927 de otro periodista al nuevo edificio de una “Compañía” viene a confirmar el significado de poder de una “antigua empresa”. Se trata del nuevo edificio de la “poderosa Empresa Porto Rico Railway Light & Power Company”.
El redactor, Semper (seudónimo de Joaquín Pujals Santana, según A. Pedreira) responde a la invitación de la Compañía, y recorre las instalaciones acompañado por el Supervisor de Publicidad, el “señor Navarro” y por el ingeniero Carbonell (que le asiste en los “datos técnicos”) (“El nuevo edificio de la Compañía de la Luz”, La Democracia, 15 julio 1927, págs. 12, 14).
La redacción destaca en sus descripciones lo que podemos considerar como algunos de los signos de la modernidad de la época: el acero, el metal, la luz eléctrica, servicio de acueducto, artículos o enseres novedosos, servicios sanitarios. Y todo combinado con sentido de elegancia. Una lista cuyo contenido, al pensarse en las condiciones de vida de la época, sugiere un marcado contraste con amplias zonas del país. Tal vez sea ésa una de las razones por las cuales el redactor destaca tales signos, pues se trata de una suerte de ideal, de conjunto deseado de características. El denominador común de tal lista serían las ideas o significados del progreso, el poder y de la permanencia a través del tiempo.
La redacción califica la empresa de “poderosa”. La estructura está ubicada “A plena luz, en sitio céntrico del aristocrático Santurce, el ‘Versalles’ de los cronistas”. Es un “amplio edificio de cemento armado”, tiene “vastas salas que reciben la luz de los cuatro puntos cardinales a través de ventanales de cristal”, se ha cambiado todo el material de las oficinas por “implementos de acero de elegantes modelos”; en el almacén, los aparadores y anaqueles son de metal y representan “primera instalación de esa clase en la isla” lo que ofrece “las mejores garantías de inmunidad para incendios y gran durabilidad”, las oficinas del personal poseen “las mejores condiciones de luz y aire”; al redactor le llama la atención la presencia en cada sala de “la elegante instalación de una nevera eléctrica, automática, con agua filtrada y helada”, en la entrada “se ha situado el establecimiento de efectos eléctricos, decorado artísticamente y con agradable presentación”; la viguería y varillería de los muros es de acero y los muros “de gran resistencia, aseguran la estabilidad y garantizan la obra”.
Al final de su recorrido, el redactor nos aclara el sentido de la estructura visitada: “El nuevo edificio [ . . .] significa una muestra de bien entendido progreso y la merecida atención para el gran público que contribuye al éxito de la antigua Empresa”.
Es ineludible el símbolo de la luz. La connotaciones de conocimiento e ilustración asociadas a ésta sugieren que la “Compañía de los troles”, como se le conocía popularmente, según el redactor, posee, en efecto, una sabiduría especial. El conocimiento que representa o simboliza la poderosa empresa conlleva el verdadero (“bien entendido”) progreso. Si la luz alumbra las conciencias y las almas y señala un camino a seguir, la combinación, por su parte, del acero, del metal y el cemento garantizan la permanencia en el tiempo así como la inmunidad y durabilidad ante la amenaza del fuego. Según leemos, el “nuevo edificio” es, pues, una combinación de signos que configura un gran símbolo de la idea del progreso y poder económicos dignos de admirar y, por consiguiente, de aceptar. Otra vez la redacción “consagra”, confirma el valor simbólico de ciertos intereses económicos con lo que vuelve su presencia más aceptable y deseable en la vida cotidiana de los lectores. El redactor, casi como un sacerdote, oficia y consagra, pues al proponer un sentido, al interpretar, convierte el edificio en un gran significado; le confiere preeminencia a la “Compañía de la Luz” en la vida histórico-social del país.
Tercera invitación.
Hay ciertos actos sociales que gozan de tal simpatía por parte del periódico que su reseña es fruto de la participación activa del periodista en el mismo. En otras palabras, el redactor formará parte de la concurrencia, será uno de los “distinguidos” invitados a una boda. La distinción social será la marca más significativa del acto cuya crónica será la imagen, el símbolo del ideal de vida del grupo representado en el “acontecimiento”.
Veamos. En 1923, el redactor de La Democracia (1ero de octubre de 1923 pág. 6) asiste a una “Simpática boda”. En el espacio de la firma, lugar donde ocurre la identificación individual del redactor, aparece la frase: “Un amigo”. Debemos inferir que la ausencia de nombre no denuncia un temor, sino que revela el valor social de la discreción, tributaria de la elegancia y del buen gusto de la clase social aludida. El texto está escrito desde la “amistad”, la simpatía, la identidad de espíritu o mentalidad ideológica. El redactor cree en el mundo del que habla, lo celebra. Para él ese mundo es real, verdadero y deseable. Vale la pena que el mundo o la realidad sea así, parece decir.
Algunos signos o marcas saltan a la vista. La pareja encarna determinados valores o nociones y, a la vez, representa a determinado grupo social. Éste, por su parte a través de la concurrencia, también está –redundantemente- representado. El redactor está relacionado indirectamente por lazos afectivos o ideológicos (comunidad de ideas, creencias, actitudes, prácticas etc. ) con la pareja. (La redundancia importa porque la significación o pertinencia del acto radica en la pura presencia de la clase, del grupo social que se goza a sí mismo al gozar de la vida, según se puede interpretar de la redacción.) Cito: “La hermosísima y angelical María, hermana del queridísimo e ilustrado doctor Manuel Pujadas Díaz, unió para siempre su destino con el distinguido joven Lcdo. Pedro Nelson Colberg, modelo de caballerosidad, cultura y honradez, e hijo de una ilustrada familia que hace honor a Puerto Rico.”
La novia es hermana de alguien muy querido por el redactor que, además, posee la cualidad, encarna el valor, de ser “ilustrado”, es decir, no es ignorante ni analfabeta (como, tal vez, otros, se podría inferir). La descripción de la novia destaca las ideas de belleza y divinidad (“hermosísima y angelical”, “preciosísima”, “divina hada”, de “inefables encantos”) como si el acto que realizan no estuviera asociado con la reproducción sexual de la especie y del grupo social. Cierto que se trata de fórmulas y frases acuñadas por la tradición cultural y periodística, pero reveladoras también de una mentalidad colectiva compartida.
El novio, por su parte, es símbolo que reúne tres niveles de valor: los ideales de la caballerosidad, la cultura y la honradez, su pertenencia a una familia de linaje simbólico que a su vez, remite a la generalidad del país. Lo abstracto ideal, lo concreto familiar y lo general social o nacional (Puerto Rico). La relación de honor entre el país y la familia es análoga a la relación de prestigio entre la familia y los invitados: unos a otros se refuerzan mutuamente en su valor simbólico e ideal.
El significado, el sentido de la reseña periodística radica en la presencia y ensalzamiento del grupo. Por eso la destaca el redactor. “No sólo las familias de ambos jóvenes, sino que también lo más selecto de la sociedad de Barros, donde tanto se quiere y distingue al doctor Pujadas, asistieron al acto”. Lo “selecto”, es decir, lo “mejor entre las cosas de su especie” y el cariño o simpatía entre los miembros del grupo son dignos de realce por parte de la redacción.
La recreación de la realidad de la “simpática boda” se convierte, pues, en una descripción o propuesta de un mundo ideal cuyas acciones son protagonizadas por un grupo social descrito por medio de unos signos (o valores) pretendidamente exclusivos. Así, la redacción apunta, indica hacia un hecho (la boda), sin duda, sucedido, y, a la vez, lo recrea creando un marco de interpretación que le da un sentido de ejemplaridad, de modelo, de ideal de vida social, a dicho acto dentro del país en que ocurre.
Por los ejemplos estudiados, (la inauguración de una productora cinematográfica, la inauguración de un edificio, la celebración de una boda) es claro que el periodista no sólo está entre los sucesos y los lectores, sino también entre los significados. La redacción de lo real se da simultáneamente a su interpretación por parte del redactor. Éste consagra, establece como mediador e intérprete el significado conveniente a los ideales encarnados en las actividades a las que ha sido invitado.
Habría que ver si, todavía, los periodistas o redactores están en el medio como intérpretes ideológicos, y cuáles sean sus técnicas, en el caso de que éstas hayan cambiado. Por lo menos, sabemos que desde la década del veinte ¿hasta nuestros días? la lectura de lo real y su significado es otra clase de lucha. Si es así, valdría la pena preguntarse, ¿a cuál significado servirá el periodista? ¿Se le permitirá escoger o crear los significados libremente? Pero estas preguntas van más allá de las palabras. Sean cuales sean las respuestas, está claro que, en virtud de las palabras, los redactores siguen siendo el invitado especial.