Danzas Imaginarias, álbum de Pablo Hernández Mejías
Usando ese trasfondo, en esta breve nota voy a reseñar la primera producción discográfica del joven músico cayeyano Pablo Manuel Hernández Mejías, que lleva por título Danzas Imaginarias. En este álbum, Pablo nos entrega nueve danzas de su propia autoría. Compuestas para dos cuatros, guitarra y güiro las piezas de este disco son como un mosaico de la formación musical de su autor.
Pablo Manuel Hernández Mejías nació en Cayey el 6 de septiembre de 1992. A los nueve años de edad comenzó a estudiar el cuatro bajo la tutela de los maestros Julito González y Andrés Yambó en la Escuela de Bellas Artes del municipio de Cayey, a la vez que recibía clases individualizadas con Ramón Vázquez Lamboy. Eventualmente, continuó estudios universitarios en el Conservatorio de Música de Puerto Rico graduándose en 2016 como el primer estudiante de esa institución en obtener un bachillerato en jazz y música caribeña con especialidad en el cuatro puertorriqueño. Luego continuó su educación formal en el Conservatorio Superior de Música del Liceu en Barcelona, graduándose en 2017 de una maestría en Enseñanzas Artísticas de Composición Aplicada. Junto a ese currículo académico este joven compositor y cuatrista también obtuvo lo que él llama “educación de la calle” que lo curtió en las artes de la improvisación que, aunque es posible, difícilmente se aprenden en la academia.
Así que podemos decir que en su formación musical Pablo M. Hernández Mejías ha navegado entre lo académico, lo popular-folklórico y lo experimental recorriendo así caminos similares a los pavimentados por los avatares de nuestra música. Esto queda de manifiesto de manera clara y contudente en las nueve danzas de su autoría que incluyó en su álbum Danzas Imaginarias. Mientras escuchaba este disco la primera sensación que tuve fue la de estar escuchando una historia de vida que se acentuó cuando me percaté que el disco comienza con una danza titulada Infancia. Luego continúan Peregrina, Iluminada, Acto de Magia, Eterna, Lluvia de Coral, Danza Onírica, Arroyo de la Miel y La Merced. Estas nueve danzas se mueven de manera sutil entre estructuras tradicionales e ideas originales donde destacan acercamientos modales que hasta donde llega mi conocimiento no se han utilizado con frecuencia en la historia de nuestra danza.
El mismo Pablo me explicó:
Esta producción discográfica es un punto de convergencia entre la tradición y el repertorio que crecí tocando y entre el conocimiento que he adquirido a través de los años en conservatorios y en intercambios de música con amigos. Soy una persona inquieta y de la misma forma soy inquieto armónicamente, por eso prefiero ir ‘peregrinando’ por los acordes antes que anclarme a un centro tonal. Reconozco y admiro la tradición romántica de la danza, pero yo tengo que poder presentar un trabajo honesto y personal.
Otra característica de esta grabación que ilustra el virtuosismo de Pablo Hernández Mejías es su utilización de todo el diapasón del cuatro llegando hasta los registros más agudos que este instrumento puede alcanzar. En danzas como Peregrina, por ejemplo, el timbre del primer cuatro —interpretado en esta pieza por Ramón Vázquez Lamboy— se asemeja al estilo conocido como campanella sin llegar a ser idéntico. En el estilo campanella (del italiano para campanita) se pulsan en cuerdas distintas notas que generalmente se tocan en una sola cuerda creando un sonido parecido al de un arpa o al de una campanita, como su nombre sugiere. En esta composición las notas agudas en el cuatro producen la sensación de que estamos escuchando niñas jugando la peregrina, que es el juego infantil —también conocido como rayuela en otros países americanos y caribeños— que le da el título a la pieza.
Según Pablo:
Me gusta explorar el registro del cuatro, por eso en danzas como ‘Peregrina’ utilizo prácticamente toda la paleta del registro del cuatro, desde el más grave hasta el más agudo.
El álbum Danzas Imaginarias nos presenta un paisaje sonoro en donde las danzas se entrelazan como las cuentas de un collar produciendo una experiencia holística en la que cada danza ocupa su puesto y anticipa a la próxima pudiendo ser cualquiera de ellas la primera como si fueran puntos en una circunferencia. Esa característica también la notamos en la manera en que se articula la instrumentación. Contestando a mis preguntas Pablo me explicó que:
En estas composiciones intenté que el dúo de cuatros interactuara no de la manera paralela que es habitual, sino que el segundo cuatro también tuviera un papel igual de importante que el primero, haciendo contramelodías e intentando crear texturas contrapuntísticas. Compuse estas danzas pensando en un conjunto de cámara jíbaro, conformado por dos cuatros, una guitarra y un güiro de tal manera que ninguno de los instrumentos asuma un rol jerárquico sobre los otros, sino que todos sean igual de importantes.
Para lograr esos objetivos Pablo Hernández Mejías contó con la colaboración de su antiguo maestro de cuatro y también virtuoso guitarrista Ramón Vázquez Lamboy y con Kevin González Mejías, quien está a cargo del humilde, pero fundamental güiro.
En definitiva, Danzas Imaginarias es una de las aportaciones más originales y refrescantes que se han hecho a la tradición de la danza puertorriqueña en tiempos recientes. Además de su belleza, este álbum —gracias a su originalidad técnica— también tiene el potencial de influir e inspirar a otros músicos que quieran traer nuevas sonoridades a la danza y a la música puertorriqueña en general. El mismo Pablo me resumió esa intención diciendo:
La aportación más importante que intento hacer con este álbum es al repertorio de dúo de cuatros acompañado por guitarra y güiro. Sobre todo porque propongo una música con una armonía que no es frecuente en el repertorio tradicional. Es un esfuerzo para que los músicos y los amantes de la danza y el cuatro puedan exponerse a otros sonidos.
Describir las producciones musicales con adjetivos como “tradicionales” o “folklóricas” es en demasiadas ocasiones engañoso porque se corre el riesgo de congelarlas en una zona fuera del tiempo que oculta su devenir histórico. Nuestra música siempre ha estado en constantes procesos de evolución incorporando ideas nuevas a formas antiguas a la vez que se crean nuevos géneros y estilos. Con este álbum Pablo Hernández Mejías se incorpora a una larga historia de músicos que innovan respetando a quienes vinieron antes que ellos y ellas de la mejor manera en que uno puede mostrar respeto por el trabajo de los demás: aprendiéndolo, mejorándolo donde se pueda mejorar y, sobre todo, usándolo como punto de partida para crear algo nuevo. Pablo me lo dijo de manera casi poética:
Las Danzas Imaginarias son una ofrenda al repertorio de la danza y al repertorio del cuatro puertorriqueño, pero también al mundo de la imaginación. Siempre pongo primero la creatividad y la imaginación por encima de cualquier tradición.
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Todas las citas son de una entrevista realizada por el autor a Pablo Hernández Mejías el 17 de diciembre de 2018.