¿De dónde venimos?
Si es hermoso ver caritas navideñas a la espera de muñecos, bicicletas, libros de cuentos, instrumentos de deportes o computadoras, no hay nada más desolador que advertir los ojos de algún niño con el extraño reflejo de un Papá Noel doble o Reyes Magos idénticos a papi y mami.
En diciembre de 1997 y enero de 1998 celebramos nuestra primera navidad en Puerto Rico. Nuestro hijo cumplía sus ocho años en diciembre y nuestra niña su segundo añito en enero. Fue la primera navidad boricua donde el lechón se come, se mata y se pela, con música caribeña a nuestros alrededores y un clima espectacular que permitía ir a la playa sin abrigos de invierno.
La segunda navidad, del 98 al 99, fue celebrada en Columbus, Ohio, donde todavía enseñaba mi esposo a la espera del próximo jubileo boricua. Tras un año caribeño, nuestros cerebros congelados abrieron la puerta trasera del auto sin percatarnos que el hijo mayor esperaba al Papá Noel justo frente a la ventana del apartamento.
En pleno siglo XXI, a la espera de Papá Noel en Puerto Rico, una amiguita le cuenta a nuestra niña haber descubierto juguetes en la parte de arriba del armario de sus padres; la nuestra corrobora sus sospechas. Incapaces de recuperar la alegría de esperar con emoción la llegada nocturna de Papá Noel, los niños recibieron felices sus regalos sin magia navideña alguna.
¿Como celebrar el 6 de enero del nuevo año si el 5 de enero los niños ya no tenían el más mínimo entusiasmo de bajar al patio del Condominio El Monte Sur para recoger yerbas y dejárselas en una cajita a los Reyes? ¿Como celebrar la visita de tres Reyes Magos de Oriente que le regalan oro, incienso y mirra al niño Jesús recién nacido en un humilde pesebre de Belén rodeado de vacas, ovejas, burritos y el inmenso amor de la madre, María, y el padre, José?
Los dos falsos reyes, Giordano y Rabell, prefirieron regalarle a los niños cuatro equipos del Proyecto Genográfico de la “National Geographic”, el cual permitía el análisis avanzado del ADN y responder preguntas fundamentales sobre el origen de los seres humanos y cómo llegamos a poblar la Tierra. Fue emocionante ver a los niños sacar muestras del ADN de las bocas de la familia, esperar por varias semanas y celebrar su descubrimiento. Nuestra familia cruzó hacia el norte y noreste de Europa, o hacia el norte y el sur de América vía Asia Central. Oro, incienso y mirra; nace en un pesebre; nos guía una estrella: venimos de África.