Economía, ambiente y criminalidad
Algunos de los factores que han contribuido a la criminalidad mundialmente son ingreso, probabilidad de ser arrestado, educación, edad, género, hogares con madres solteras como jefas de familia, densidad poblacional, espacios verdes, temperatura, entre otros. A pesar de que en Puerto Rico se ha estudiado el tema de criminalidad [5,6,7,8], se conoce muy poco sobre el efecto del desarrollo económico y el ambiente sobre las actividades ilícitas. Además, los estudios socioeconómicos no han sido actualizados para entender mejor el alza criminal en el futuro.
A continuación, se utilizan los delitos tipo 1 como indicador de criminalidad, los cuales incluyen delitos hacia la propiedad y delitos de violencia. Los delitos hacia la propiedad incluyen escalamiento, apropiación ilegal, robos y hurto de auto. Los delitos de violencia incluyen asesinatos y homicidios, violación por la fuerza, robo y agresión agravada. Para los análisis subsiguientes se utilizan los delitos tipo 1 por cada 10,000 habitantes. Se evalúa el posible efecto del Producto Nacional Bruto (PNB) real per cápita sobre la criminalidad. La Figura 1a y Figura 1b muestra que ambos, los delitos hacia la propiedad y delitos de violencia, disminuyen cuando el PNB real per cápita aumenta después de cierto punto. Esto sugiere que la economía de la isla tiene un rol fundamental en la actividad delictiva.
Se evalúa el posible efecto del porcentaje de hombres en las edades de 15 a 34 años sobre la criminalidad. La Figura 2a y Figura 2b muestra una relación positiva entre el porcentaje de hombres en las edades de 15 a 34 años y los delitos hacia la propiedad y de violencia. Para los delitos hacia la propiedad se observa una tendencia más definida y con menos variabilidad. Estos datos son consistentes con estudios pasados que han encontrado que los delitos hacia la propiedad son más fáciles de predecir, comparado con los delitos de violencia.
Para el siguiente análisis se utilizan datos del UNESCO para obtener información sobre el promedio de años de estudio y poder tener una inspección visual sobre su relación con la criminalidad. Contrario a los datos de otras variables analizadas en este escrito, solo se tiene un número limitado de observaciones para la variable de años de estudio. Como se puede observar en la Figura 3a y 3b, el efecto de los años de estudio en la criminalidad parece ser similar a la tendencia observada en la Figura 1a y Figura 1b. En general, los delitos hacia la propiedad y delitos de violencia disminuyen a medida que aumenta el promedio de años de educación en la población.
A menudo escuchamos a personas hablando sobre el tema de desarrollo económico, refiriéndose al aumento en los ingresos de la región o país. Sin embargo, técnicamente hablando estas personas no están del todo correcto. Crecimiento económico se refiere a aumentos en el ingreso o producción nacional, mientras desarrollo económico se refiere a mejoras en varios sectores que mejoran la calidad de vida de los habitantes. Algunos sectores comúnmente evaluados para el desarrollo económico son ingresos, salud, educación y ambiente.
El índice de desarrollo humano (IDH), diseñado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), es un indicador que resume los logros en tres dimensiones clave del desarrollo: una vida larga y saludable, acceso al conocimiento y un estándar de vida digno. El PNUD establece valores mínimos y máximos («goalposts») para transformar los indicadores expresados en diferentes unidades en índices entre 0 y 1. Estos valores actúan como los “ceros naturales” y las “metas aspiracionales”, respectivamente, a partir de las cuales se estandarizan los indicadores componentes. Sin embargo, en la isla no tenemos los datos suficientes para estimar el IDH para el periodo del 1961 al 2018. Específicamente, no existen suficientes datos sobre educación para estimar el índice de educación para todo el periodo. A continuación, se evalúa la incidencia criminal utilizando el promedio entre el índice de ingreso (índice de PNB real per cápita) y el índice de salud (índice de esperanza de vida).
Las Figuras 4a y 4b indican que luego de cierto punto de desarrollo económico la criminalidad comienza a disminuir considerablemente. Luego de un índice de 0.78, se observa la disminución en las actividades ilícitas. Estas figuras también tienen un comportamiento similar a la Figura 1a y Figura 1b donde se muestra la relación entre el PNB real per cápita y el crimen. Sin embargo, el IDH ajusta mejor los datos para ambos tipos de delitos, comparado con el PNB real per cápita. Esto sugiere que, ceteris paribus, el IDH puede ser una mejor medida para entender mejor el crimen, relativo al PNB real per cápita. En otras palabras, el desarrollo económico pudiera ser una mejor medida para entender los delitos tipo 1, comparado con el crecimiento económico.
Debido a que encontramos una relación entre los años de educación y criminalidad para un número limitado de años, futuros análisis pudieran hacer un esfuerzo para incorporar la dimensión de educación en el IDH y evaluar su relación con los delitos tipo 1. Esto permitiría evaluar mejor el efecto del desarrollo económico sobre el crimen.
A continuación, se evalúa la relación entre el crimen y algunos indicadores ambientales. Se comienza analizando la relación entre la incidencia criminal y la temperatura promedio por año, partiendo de la suposición de que aumentos en la temperatura puede llevar a mayor estrés y menos tolerancia. Además, estudios pasados en otros países han encontrado una correlación directa entre crimen y temperatura[9]. Según muestra la Figura 5a y Figura 5b, no se observa una tendencia clara entre la criminalidad y temperatura. Sin embargo, se puede ver que en los extremos hay menos variabilidad en la incidencia criminal. Se puede interpretar que los criminales son más inestables a temperaturas más altas. Las figuras también muestran que la criminalidad es más baja en el extremo de temperaturas más altas. Una hipótesis sería que los criminales pasan menos tiempo en la calle cuando experimentan altas temperaturas.
Es importante destacar que las altas temperaturas coincidieron también con los puntos donde los valores del IDH fueron los más altos. Por lo tanto, se debe controlar por las demás variables para entender mejor el efecto de la temperatura sobre el crimen. En un análisis preliminar con regresiones se encuentra que la temperatura tiene una correlación positiva con la criminalidad.
Por otro lado, se evalúa la relación entre cobertura forestal y criminalidad con el propósito de poder tener una inspección visual sobre el efecto de las áreas verdes sobre la criminalidad[10,11,12]. Al igual que la variable de años de educación, el número de observaciones de porciento cobertura forestal es limitada. Las Figuras 6a y 6b muestran una relación inversa entre el crimen y el porciento de cobertura forestal. Es decir, tanto los delitos hacia la propiedad como los delitos de violencia disminuyen cuando el porciento de cobertura forestal es mayor. Interesantemente, la relación entre porcentaje de cobertura forestal y número de habitantes en la población no es inversa. Otros esfuerzos futuros pueden ir dirigidos a evaluar el efecto de otros indicadores ambientales sobre el crimen, incluido el ruido y la contaminación.
El crecimiento económico tiene el gran potencial de disminuir la criminalidad, quizás con alguna política dirigida a ofrecer más oportunidades de empleo o desarrollo laboral a la población de 34 años o menos dados los asuntos discutidos en este escrito. En la mayoría de los casos, el desarrollo económico requiere de crecimiento económico para generar los recursos para aumentar la inversión en educación y salud. Sin embargo, lograr crecimiento económico no asegura el desarrollo económico. Los recursos destinados a salud y educación pueden ser mal administrados por las agencias relacionadas a estas áreas. Otra posibilidad que puede provocar que el crecimiento no resulte en desarrollo es que las mejoras en salud y educación pueden estar concentradas en las minorías más privilegiadas en la distribución de ingreso. Además, aumentos en la producción puede llevar a mayores emisiones de CO2 y deforestación, lo cual contribuyen a la degradación ambiental.
Enfocar los esfuerzos en el desarrollo económico, tomando en consideración no sólo cambios en los niveles de ingresos sino también en los sectores de salud, educación y ambiente, tiene el potencial de reducir la criminalidad. Promover el desarrollo económico no solo puede mejorar la calidad de vida por medio de disminución en la criminalidad, sino también que contribuye a la justicia social y ambiental. Por ejemplo, algunas estrategias pudieran incluir un enfoque en mejorar la calidad y acceso a los servicios de salud en las comunidades socioeconómicamente más vulnerables. Similarmente, una estrategia para reducir las altas temperaturas, al menos a pequeña escala, sería por medio de siembra de árboles en zonas urbanas, lo que contribuiría positivamente al ambiente mientras podría jugar un rol en la reducción del crimen.
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[1] Figueroa Cancel, A. (2013). Discuten legado de «Mano Dura contra el Crimen» 20 años después. PrimeraHora. [2] Freeman, R. (1996). Why do so young american men commit crimes and what might we do about It? Working paper. [3] Lochner, L. (2004). Education, work and crime: A human capital approach. International Economic Review. 45:811-843 [4] Di Tella, R., y Ernesto S. (2004). Do police reduce crime? Estimates using the allocation of police forces after a terrorist attack. American Economic Review 94: 115-33. [5] Alameda, J.I., y González, A. (1997). Los determinantes económicos del crimen en Puerto Rico: Un enfoque meta-económico, Ceteris Paribus. [6] Pol, C., y Silvetrini, R. (2003). Crimen y economía subterránea en Puerto Rico. Working paper. [7] Silvestrini, R. (2004). Los Determinantes económicos del crimen en Puerto Rico. Tesis de Maestría. Universidad de Puerto Rico. [8] Tavárez, H. (2012). Los determinantes socioeconómicos de los delitos tipo 1 en Puerto Rico para el periodo del 1970 al 2008. Tesis de Maestría. Universidad de Puerto Rico. [9] Horrocks, J., y Menclova, A.K. (2011) The effects of weather on crime. New Zealand Economic Papers, 45:3, 231-254. [10] Kennaway, T., Helmer, E.H. (2007). The forest types and ages cleared for land development in Puerto Rico. GIScience & Remote Sensing, 44(4):356-3. [11] Gould, W.A., Martinuzzi, S., Páres-Ramos, I.K. (2012). Land use, population dynamics, and land-cover change in Eastern Puerto Rico. Pages 24-42 in: Murphy, S.F., and Stallard, R.F., eds. 2012. Water quality and landscape processes of four watersheds in eastern Puerto Rico. Professional Paper 1789-B. Reston, VA (?): U.S. Department of the Interior, U.S. Geological Survey. [12] USDA Forest Service, Forest Inventory and Analysis Program. (2020). Forest Inventory EVALIDator web-application Version 1.8.0.01. St. Paul, MN: U.S. Department of Agriculture, Forest Service, Northern Research Station. [Available only on internet: http://apps.fs.usda.gov/Evalidator/evalidator.jsp]