El final de «Buen Provecho»: un golpe a la tiranía de los fast-foods
El pasado 1 de abril, la Subsecretaria de la Administración de Desarrollo Socioeconómico de la Familia puso fin al mal llamado Proyecto Piloto Buen Provecho. Enhorabuena.
El célebre antropólogo Claude Lévy Strauss concluyó que el pensamiento pre-científico clasifica y jerarquiza un objeto (lo piensa), antes de determinar su utilidad. El proceso clasificatorio, observaba Strauss, las sociedades pre-científicas lo extendían hasta incluir a los objetos comestibles, a los alimentos. De ahí la famosa frase del antropólogo, que sintetizaba su hallazgo: “la comida es buena para pensar”.
Hoy es más común encontrar la utilidad de la comida codificada antes de que empecemos a pensarla. De ahí que mamá nos hiciera comer ciertos alimentos simplemente porque eran buenos para comer. Y hoy haya quien decida comer carne o pescado crudo por vez primera porque hacerlo está clasificado como acto de distinción gastronómica.
¿Habrá llegado el tiempo de que los consumidores, saturados de comida manufacturada, revisitemos el pensamiento del antropólogo para darle la vuelta a la tuerca? Ya que en la sociedad contemporánea hemos perdido la identidad cercana con el alimento – hoy no elegimos a diario el pollo o la vaca que queremos comer- ¿habrá llegado el momento de pensar sobre la comida y el comer….en serio? Si ha llegado, entonces habrá que hacerse dos preguntas.
La primera ¿qué puedo hacer para vincular placer y salud cuándo como? Y la segunda. ¿Qué puedo hacer para que el placer y la nutrición que derivo del comer, lo decida yo y no otros? Dicho con claridad. ¿Quién decide la calidad, la cantidad, el sabor, el olor, el color, la textura, la temperatura, el tamaño de lo que yo como?
Esas preguntas, que en Puerto Rico ya dejan de ser una excentricidad clasista, fueron ignoradas por la otrora presidenta de la Cámara de Representantes Jennifer González, por la Asociación de Restaurantes de Puerto Rico (ASORE) y por la deslucida Secretaria del Departamento de la Familia Jannitza Irizarry al momento de apoyar a pie juntillas el P de la C 2806. Dicha legislación, como es sabido, creaba el amañado Proyecto Piloto Buen Provecho (PP), que permitió a 29,225 beneficiarios del PAN, en su mayoría personas sin hogar, ancianos solos o personas con discapacidades, a comprar alimentos preparados en restaurantes fastfoods o «casual diners» utilizando la tarjeta de la Familia. La tarjeta se podría utilizar en una selección – que se mantuvo en secreto, pero que al final se supo que en su mayoría eran hamburgueserías tipo fastfood-, de 45 restaurantes en los municipios de San Juan y Guaynabo.1 El proyecto fue aprobado y estuvo vigente desde agosto del 2010 hasta febrero del 2011.
Igual irreflexión mostró la Cámara de Mercadeo Importación y Distribución de Alimentos (MIDA), que aun cuando se oponía al Proyecto Piloto, hoy no podemos creer que lo hizo para adelantar la justicia social alimentaria, sino para defender que no se redujeran las 400 mil compras de alimentos que se hacen diariamente en Puerto Rico, lo que según un estudio de la empresa Gaither realizado para MIDA, en 2006 equivalía a $25 millones de dólares diarios.2Una buena parte de esos millones se los aseguran los beneficiarios del PAN, como ha ocurrido hasta hoy, y no querían dividir el bizcocho con ASORE.
La desacertada legislación fue ampliamente difundida por la prensa escrita y los medios electrónicos del país.3 Interesantemente, la controversia suscitó la puesta en escena de la visión mercantil de la alimentación- a contrapelo de la nutrición- que tienen tres de las instituciones más determinantes en la configuración de las prácticas alimentarias de la mayoría de los puertorriqueños: los fastfoods, los importadores de alimentos y los hipermercados.
ASORE4que en el momento de debatirse el PP era gobernada por el empresario Aniceto Solares, presidente de Caribbean Restaurants LCC, el concesionario de todas las franquicias de Burger King,5soslayó entonces el valor social y nutrimental del acto alimentario bajo el argumento de que la iniciativa legislativa era “un acto de justicia social”. Igualmente procedió en aquél entonces, Jorge Colón Gerena, presidente de Wendy’s, la franquicia con más crecimiento en el mercado de comidas servidas de forma rápida al día de hoy.
Me gustaría rebatir esa argumentación del valor “social nutrimental”
En primer lugar al utilizar la frase “justicia social”- con toda la significación ética que ella contiene- se crea una impresión falsa de las circunstancias alimentarias en las que vive la mayoría de los 667,506 hogares beneficiarios del Programa de Asistencia Nutricional (PAN). Salvo aquellas personas mayores de sesenta años que viven solas, o solas y con impedimentos físicos, o extremas privaciones sociales, a ninguno de los fiduciarios se les niega o se les impide, por una fuerza superior, el derecho humano a la alimentación. Precisamente, el PAN es en sí ése acto de justicia, encaminado a paliar la inseguridad alimentaria que al menos a final de mes experimentan más de 1.3 millones de personas en Puerto Rico.
En segundo lugar, y aunque no concuerdo con la mayor parte de la instrumentación del PAN (umbrales de pobreza demasiado altos, falta moral en el otorgamiento de los casos, laxitud en el cumplimiento de requisitos y la erosión gradual de una ética del trabajo en los beneficiarios que tienen capacidad para hacerlo)- varios miembros de ASORE hicieron expresiones que trivializaban la capacidad de los beneficiarios del PAN para pensar sobre lo que comen, y se hicieron de la vista larga ante el hecho de que el acto de comer es un acto social y pedagógico.
Expresiones como la del Sr. Aniceto Solares, presidente de Burger King para Puerto Rico, en el sentido de que avalaba el proyecto porque entendía entonces que “comida es comida”, redujo al absurdo el acto más importante de la vida, llevándolo a la categoría de acto de repleción individual en el que comer un almuerzo balanceado es lo mismo que comerse un Big Mac, o un cesto lleno de cucarachas cuando, en efecto, los 29,295 potenciales beneficiarios del Plan Piloto son personas que necesitan alimentaciones medicadas por sus condiciones de edad y salud.
Igual,-si seguimos la línea argumentativa de Solares-cuando una abuelita beneficiaria del proyecto va al restaurante – el que fuera de los 45 seleccionados para el PP – a ordenar comida, no ocurre un acto pedagógico entre ella y su nieta. Hay teóricos contemporáneos, no obstante, que piensan lo contrario. Sostienen que en el acto de comer se transmiten las visiones y los hábitos de padres a hijos, y éstas les marcan las huellas gustativas más indelebles. Es lo que en otras ocasiones he llamado el “paladar memoria”. Incluso en este proceso de cognición, los niños dan por sentado los hábitos alimentarios de los adultos. Es cierto que luego puede transformarse, pero no hay duda que ésta es la etapa crucial en la formación del gusto. Si para Solares los comensales solo irían a “comer por comer”, pues entonces el criterio gustativo de los niños comenzará a modelarse a favor de las comidas estrellas de Burger King. Vele la pena preguntarse por qué Solares no impulsó que entre los restaurantes seleccionados hubiera uno de los muchos de alta categoría que su institución representa.
En tercer lugar estuvo el intento de igualar el valor ético de del derecho a la alimentación” con la supuesta “conveniencia” de alimentación, enlace semántico que volvió a establecerlo el nuevo presidente de ASORE , Carlos Morell, en abril de2013, antes de eliminarse el proyecto.
En su apoyo al P de la C 2806, ASORE esgrimió entonces como defensa el tema de la “conveniencia”- que es una de las lógicas del sistema de producción de los restaurantes de comida rápida para capitalizar sus productos y capturar consumidores por medio de la saturación de espacios urbanos. Es decir, para ASORE el alto número de locales en la geografía urbana, la ocupación de geografías y periferias escolares, los auto servicios, las entregas a domicilio fueron conceptualizados como elementos que hacían del proyecto uno de justicia social para ciertos beneficiarios del PAN porque estos no tendría que trasladarse hasta un hipermercado para comprar, digamos, leche, o porque les facilita comer sin tener que cocinar a aquellos beneficiarios con ciertas condiciones médicas, físicas.
ASORE, en el fondo, lo que interesaba era aumentar la participación de sus representados en el mercado de comidas tomadas fuera de casa. Otro estudio realizado por la empresa Gaither International en 2007 encontró que sobre 500,000 personas pautan al menos una de sus ingestas diarias fuera del hogar, lo que representa ventas de sobre $4 millones de dólares diarios.6Si el PP se hubiese extendido a todas la Isla, como esperaba ASORE que ocurriera, ello hubiera representado a la asociación sobrepasar su participación en un mercado que hacia el 2007 le significaba $2.3 billones de dólares anuales. Lo vergonzoso es que se utilizara la falacia de la justicia social cuando dos meses antes de que se aprobara el PP, el gobierno de Luis Fortuño le asignó, de los fondos ARRA, $13.5 millones de dólares a Caribbean Restaurants (Burger King), $1.65 millones de dólares a McDonald’s y $ 190 mil dólares a la cadena Subway, $1.65 millones para Arcos Dorados PR (McDonald’s) y la responsabilidad nutricional no fue el elemento que estuvo en juego.
Lo que es triste de todo esto es que no se evaluaron otras alternativas, como la de articular el proyecto para que se pueda emplear la tarjeta para comprarle a los agricultores bona FIDE, o que se cualifiquen a aquellos restaurantes cuyos ofrecimientos se alineen más con las normativas nutricionales del Departamento de Salud, o como la planteada por el presidente de la Asociación Americana de Personas Retiradas (AARP) José Alarcón.
Es penoso que se simplifique el acto de comer pensándolo como acto exclusivamente fisiológico: la gente come para satisfacer el apetito y nada más. Triste es además, que se atienda un asunto tan importante como la alimentación con visiones como la del Sr. Aniceto Solares, que favorece el proyecto pues, en el fondo toda “comida es comida”. Es decir, después de todo, lo que necesitan los pobres es comida, no alimento.
Si el PP hubiese seguido adelante en el 2013, y se hubiera extendido a todo Puerto Rico el proyecto no hubiese hecho otra cosa que insertar a los beneficiarios del PAN en una tendencia cada vez más observable en la cultura alimentaria de Puerto Rico: comer fuera de casa significa comer en un fast-food, preferiblemente una hamburguesería.
Todos sabemos que aun con los remozamientos para acoplarse al discurso nutricional predominante, los fast-foods tienen las tecnologías para hacer que el comensal compre su producto estrella, que nunca es, por supuesto, la ensalada.
Ahí están los estudios y no mienten. En el 2007 el 59.1% del mercado de comidas realizadas fuera de casa lo dominaban los fast-foodsde tipo hamburguesería y los casual diners. Por su puesto, en 2007 la mayor tajada se la llevaba Burger King (16.9%), seguido de McDonald’s (10.9%). Burger King se la llevó también (40.5%) en el fenecido PP, seguido de Kentucky Fried Chicken (29.5%) y McDonald’s (8.2%).7
De haber continuado el PP – que habría hecho entrar en escena a entre 7,000 y 8,000 personas sin hogar en todos los municipios de la Isla-, se habría acelerado aún más – con todas las implicaciones en las políticas salubristas futuras- lo que ha venido a llamarse The Obesity Hunger Paradox, un fenómeno en el que los más obesos de las ciudades no son los ricos, como era antes, sino los pobres y desamparados que dependen de las subvenciones alimentarias.
Vistas desde hoy, las declaraciones de Jannitza Irizarry sobre que “[é]ste no es un issue de nutrición ni económico. Es un asunto de conciencia social” y que “[n]o podemos pensar de forma egoísta, lo digo desde lo más profundo de mi corazón” se traducen en la más grande hipocresía de los últimos años gesticulada desde el Estado hacia los consumidores pobres de Puerto Rico.
Visto desde hoy, además, el preámbulo del Proyecto 2806 que creó el desacreditado Buen Provecho nos deja el rastro de la visión clasista y desacertada que tienen los dirigentes políticos y la gran industria alimentaria sobre el acto de comer, cuando consideran que comer en restaurantes “no es un lujo” (claro si se trata de los fast-foods), sino que “aporta a la calidad de vida” porque “esos lugares se han convertido en escenario de cumpleaños y graduaciones”. A mí me hubiera gustado que entre los 45 restaurantes seleccionados en secreto, se hubiesen incluido al menos uno de los siguientes 3, también representados por ASORE: Compostela,Augusto`s o EL Bistró de París. A ver si en uno de ellos hubiesen aceptado a un discapacitado, o a un homeless a celebrar su cumpleaños, o a una abuelita con sus nietos a celebrar una graduación, y que pagara con la tarjeta del PAN, con el descuento del 10% de su consumición, como en efecto hizo Burger King durante la vigencia del PP.
- San Juan es el municipio con el mayor número de locales Burger King, con 20, concentrando en la capital un 8.2% de su franquicia. [↩]
- Gaither International Market Research, El mercado de alimentos en Puerto Rico,2006. [↩]
- Véanse, entre otros, http://www.wapaforo.com/t295-truenan-los-nutricionistas-en-contra-del-plan-piloto-del-gobierno-que-les-permite-a-los-beneficiarios-del-pan-poder-comprar-alimentos-preparados-en-cualquier-establecimiento-de-comida; http://www.asorepr.net/_blog/Noticias/post/Asore_asegura_industria_est%C3%A1_comprometida_con_ampliaci%C3%B3n_de_Buen_Provecho/; http://www.midapr.com/innovo/download.php?id=1872; http://jaimeperello.net/noticias/?n=209 [↩]
- La actual Junta de Directores de ASORE es presidida por el señor Marcos Morell, que es Vicepresidente de New Business and Strategy de Burger King. Otros que ocupan cargos y que están relacionados con el empresarismo de fastfoods y diners son, José Salvatella, CFO de Wendy’ s, Luis M Jové, Vicepresidente de Ponderosa/Bonanza. Ramón Leal, Vicepresidente de Chilis Bar and Grill y Macarroni and Grill, Arturo Fernández, Vicepresidente de Operaciones de Church’s FriedChicken, Maricarmen Peña, Directora de Integración y Estrategia de El Mesón Sandwiches, Carlos Trigo, Presidente de Sizzler/Longhorn y Alexis Santiago, Supply Chain Divisional Director de Arcos Dorados McDonald’s Puerto Rico. [↩]
- Se estiman las ganancias anuales de Caribbean Restaurants en $185,300,000 millones de dólares. [↩]
- Gaither International, Barometer Restaurant Assessment, marzo de 2007. [↩]
- Maritza Díaz Alcaide, Se acabó el PAN de piquto, en: Primera Hora, 20 de abril de 2013. [↩]