él que oye a Dios y la arrogancia de Fortuño
Estornudé. Y estornudé otra vez. “Va empezar de nuevo,” me dije. El otro día estuve estornudando desde las 6 de la mañana hasta por la tarde. Se me nubla todo y me entra un mal humor…
Pero tenía que encontrar el cómic. Tenía que refutar a Fortuño. Ahora se cree rey. Digo, que justifica que él va a permanecer en su puesto (de gobernador) hasta que Dios decida. Y lo hace citando la Biblia. Una cita de Daniel que dice que es Dios quien pone y quita a los reyes.
Allí, en esas dos tablillas, estaban todos los comics de Sebastián. Hay algunos que son viejos, de colección, y me hacen estornudar. Allí está hasta el de cuando murió Superman. Ese es bueno y raro.
Bueno, pues, como les decía, quería refutar de alguna manera la arrogancia de Fortuño que se cree rey y nombrado por Dios. Pensándolo bien, lo que él dice es grave. Es hasta antidemocrático. Si, claro, ya oigo la objeción. “Ahí viene el análisis marxista nacionalista que demonizará al gobernador PNP.” Pero no, no es eso.
Sólo preguntémonos qué es un rey. Además de ser alguien que hereda el poder de su padre, lo que es ya de por sí bastante antidemocrático, es alguien que podría ejercer el poder absoluto. O sea, que en otros términos, él solo es el poder ejecutivo, el legislativo y el judicial.
Fíjense que entonces la frase de Fortuño, por lo menos al nivel de sus pretenciones, no está tan mal usada. Digo, hay que ser justos, él y el resto del PNP –porque no ha sido él solo– se han atribuído para sí mismos esos tres poderes totalmente y sin espacio para otra participación.
Encontré el cómic de David, los de Jesús 1, 2 y 3, el de Jeremías… pero faltaba el de Samuel. Ese era el que yo buscaba. Porque narra una historia que es muy pertinente a lo que dijo Fortuño de sí mismo en esa reunión de religiosos a la que asistió.
Y volví a estornudar. Como cuatro veces seguidas. De esos estornudos que parecen que te van a lastimar un músculo de la espalda. Los vecinos deben haberme oído. Yo, a veces, he oído a vecinos estornudar tan duro que me han asustado. ¿Habré estornudado igual? ¡Qué vergüenza!
No estaba el cómic de Samuel. ¿Dónde lo habré puesto? Entonces me pongo a buscar en las otras tablillas de los estantes. No encuentro nada. Siempre pasa eso, que cuando buscamos algo no lo encontramos y lo encontramos cuando no lo buscamos. Es un lugar común.
Ni modo, voy a tener que usar la versión hardcore: la Biblia.
La historia de Samuel es interesante porque fecha la transición de la época de los Jueces (o caudillos) de Israel a la constitución de un Estado fuerte en la figura del rey. Samuel es el profeta que unge al primer rey de Israel. Ahora, no sin cierta reticencia. Y esto es importante.
¡Ah! Entonces se me ocurrió de momento que quizá podría encontrar el cómic por Internet. ¡Pues, mira qué bien! Allí lo encontré. Chequeen estos dos cuadros que sintetizan la importancia de la historia de Samuel y encapsulan la respuesta a la arrogancia de Fortuño.
Ven, el pueblo pide un rey y Samuel les contesta que va a chequear con Dios. Para muchos esa petición demuestra el afán de “modernizarse” como las demás naciones constituyendo un Estado. Pero lo interesante está en la contestación que le da Dios a Samuel para que la comunique al pueblo. Veamos.
Dios se opone a la constitución del Estado. Dios, ¿es anarquista? Dios, por medio de Samuel (que significa el que oye a Dios), le advierte al pueblo de los males que les acarreará la instalación de un rey. Los hijos serán sus soldados, las hijas sus siervas y confiscará todo lo producido por el pueblo.
No quiero ser burdo ni simplista, pero ¿no es interesante que el mismo Dios que ostenta el poder de poner y deponer reyes, se haya opuesto en primer lugar a la propia institución del rey porque iba a maltratar al pueblo?
(Y por favor, digo pueblo, no porque necesariamente apoye esa subjetividad. Lo digo refraseando el lenguaje bíblico en la versión castellana que es la que me es accesible.)
El relato también cuenta que Dios, ante la insistencia del pueblo, decidió dejarles tener un rey. Así que el relato también expresa cierta inevitabilidad del surgimiento del rey o del Estado. ¿Pero fue/es inevitable?
Esa inevitabilidad ha sido, y sigue siendo, cuestionada.
Pierre Clastres en su libro Society Against The State “refutes outright the idea that the State is the ultimate and logical destiny of all societies. On the contrary Clastres develops a whole alternate and always affirmative political technology based on values such as leisure, prestige [como los Jueces en el antiguo Israel] and generosity… Though power itself is shown to be inseparable from the richest and most complex forms of social life, the State is seen as a specific but grotesque aberration peculiar only to certain societies, not least of which is our own”. (De la presentación a la edición de Zone Books, 1987.)
Fortuño volvió a tomar partido por lo que siempre ha tomado partido: por la guerra, la servidumbre y la apropiación de todo lo producido por el “pueblo” con la supuesta aprobación expresa de Dios.
No debe olvidar que ese mismo Dios que ha invocado como justificación de sus “obras” predijo la maldad intrínseca de la institución del rey, del Estado. Ah, y como también muestran los comics de David. Todos esos reyes fueron castigados con la furia del Señor.
Bueno, pero esa es otra historia. Como quiera tengo que seguir buscando y encontrar el cómic de Samuel. No quiero que se me pierda para siempre.
Achúúúú! Perdón.