El verbo destemplado de Cucusa
Para la ex presidenta de la Cámara de Representantes, Zaida “Cucusa” Hernández, su único “pecado” fue responder con un simple “estás pasa’o” al mensaje que recibió en su cuenta de Twitter la semana pasada y que mostraba una foto del candidato popular Rafael Cox Alomar con alusiones racistas y burlescas.
Ella, ha insistido, sólo respondió a la tosquedad de un sujeto identificado como William Rodríguez, uno de sus seguidores en esa red social y quien le envió el pasado 22 de abril la fotografía con el mensaje: “Milagro, milagro. A (sic) vuelto a la vida. Yuyo vive”.
El lunes, en medio del programa de comentarios políticos que conduce por una estación noticiosa del País (NotiUno 630), la también ex jueza del Tribunal de Apelaciones aprovechó para distanciarse del mar de críticas que ha caído en su contra por la ridícula torpeza de hacerse eco de esa inadmisible burla al responder el mensaje y reenviarlo desde su cuenta, que es lo mismo que aportar a su rápida difusión.
“No lo hice, no retuitié”, dijo airada la actual asesora política de varios funcionarios del gobernante Partido Nuevo Progresista.
Señaló, además, “no voy a cerrar la cuenta por esta controversia. No me van a callar… Capítulo cerrado, y cuando digo cerrado es cerrado”.
En efecto, la eufórica militante penepé no cerró la cuenta de Twitter objeto de la polémica, identificada por el usuario @malletazo, en clara alusión a su programa radial. Mas, sin embargo, a las 10:00 de la noche del lunes esa cuenta ya había sido despojada de todo contenido, permaneciendo sólo con 10 seguidores, cinco amigos y cero mensajes.
Desde ahora, la comunicación de Twitter de la ex jueza será sólo a través de @cucusahernandez, tal y como lo dejó saber el lunes, a las 8:00 de la noche, cuando escribió: “Mi cuenta se quedó. Lo siento por los que celebran que me quite. Ahora lleva mi nombre y mi apellido”. Horas más tarde, a las 10:29 de la noche, replicó: “Mi cuenta es @cucusahernandez. ¡Ahora es más claro y directo! ¿Creías (que) me amilanaban? ¡Qué poco me conocen!
Para entonces, la cuenta @cucusahernandez tenía 1,184 seguidores y 487 twetts acumulados casi todos “en unos días”, como ella misma indicó en uno de sus recientes mensajes. Esta es, a todas luces, una cuenta distinta a la que originó la controversia pública y desde la que se retuiteó el mordaz mensaje contra Cox Alomar.
Empero, desde @cucusahernandez la ex funcionaria he develado todo su destemplado temperamento al protagonizar varios intercambios de palabras con algunos de sus seguidores, en los que afloró su desequilibrio, su prosa vulgar e impetuoso temple.
Entre algunos de los mensajes tuiteados está el que escribió a @hector201192: “Tú eres un charlatán, acompleja’o y envidioso. Te corroe el alma el éxito de los demás”.
Mientras, a @g-laborde, nombre de usuario del ex presidente del Consejo General de Estudiantes de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras y actual alumno de la Escuela de Derecho, Gabriel Laborde, lo tildó, entre otras cosas, de “mocoso insolente”.
De la misma manera, a @IvanJavier lo tachó de “morón”; a@lin1pr le dijo “loca”; a @pepeortiz_jose lo llamó “izquierdoso acompleja’o” y “envidioso”; a @Iracundopolis le dijo “sucio”; a @soldejayuya46 lo trató de “cobarde asqueroso”; y a @moongrim lo nombró “pendejo” y “estúpido”.
La forma en que Cucusa Hernández trata a sus seguidores deja mucho de qué hablar, irrespectivamente de lo fuerte que sean los señalamientos vertidos en su contra porque, al final, ella es quien ha sido investida del título de honorabilidad al ocupar cargos públicos importantes.
“Me disparan con balas de fusil y esperan que le responda con pétalos de rosa” expresó el lunes durante la transmisión de su programa radial para explicar su violencia verbal.
La actitud de Cucusa, sin embargo, no encuentra justificación. En nuestra sociedad no puede haber amparo para comportamientos agresivos, ni racistas y burlones como el que auspició Cucusa Hernández tras recibir y compartir la foto del candidato popular.
“No deja de ser, al menos, espeluznante que una persona que fue víctima de ataques homofóbicos y discriminatorios en su intento de optar por la Alcaldía de San Juan, con el tiempo sea asociada a un intento igualmente vil y discriminatorio de ataques racistas a un candidato mulato”, escribió ayer el bloguero Roberto Ortiz Feliciano.
Con sus actos, la ex jueza abona al clima de violencia que vive el País y que se sufre a diario en nuestra Isla. Su estilo es acorde a la jactancia de la calle y a la insolencia de la mayoría de los políticos de carrera.
Por eso, la violencia que devela su verbo destemplado golpea a nuestra sociedad con más fuerza que la que suele discurrir en un cuadrilátero de boxeo. Más aun, las huellas de esta violencia alimentan nuestra discordia social y, lo peor, demoran en borrar.
Bien lo señaló el psicoanalista y filósofo esloveno Slavoj Zizek: “La violencia verbal no es una distorsión secundaria, sino el recurso final de toda violencia humana específica”.