Entre los derechos de la mujer en el Medioevo y la historia del Viejo San Juan
La escritora y doctora en historia medieval Carmen Alicia Morales está de regreso en su país, Puerto Rico, para encabezar varias actividades culturales durante un receso de su tarea en Maryland.
Entre los temas que abarca en sus presentaciones, seleccionamos “Los derechos de la mujer en el Medioevo”, “La historia del nombre del Viejo San Juan” y la edición de su nuevo libro, “Isabel La Católica: sus antepasados” para un intercambio de preguntas y respuestas con Carmen Alicia.
En una época que abarca más o menos doce siglos, dividida en diferentes períodos entre el año 457 y el 1600, ¿qué derechos tenía la mujer?
Primeramente, tendríamos que empezar por discutir el tema de los derechos de las mujeres de la Península Ibérica de acuerdo a las leyes que regían cada reino, la religión en la cual nacía una mujer y por último el nivel social al que pertenecía. El reino de Castilla otorga a las mujeres el derecho hereditario de títulos en el siglo XIII bajo la monarquía del rey Alfonso X el Sabio en el código de las Siete Partidas. Castilla es el único reino que redactó este código de derecho jurídico y esto a su vez garantiza que las mujeres no sean excluidas de un título regio (pueden reinar). De acuerdo con la religión familiar las mujeres tenían diferentes derechos, esto quiere decir que los derechos de las mujeres cristianas, musulmanas y judías eran diferentes en cada religión. La filosofía religiosa dictaba mores, protocolo y etiqueta matrimonial y familiar para las mujeres. En el espacio público las mujeres controlaban el sistema educacional (de hembras y varones hasta los 12 años) y de salubridad (fundando, administrando y manteniendo hospitales). –
Isabel La Católica, que usted tanto ha investigado, ¿qué aportó en su tiempo a esos derechos?
Durante la administración de la reina Isabel se desarrolla un programa educacional articulado y manipulado por la monarquía a todos los niveles. Ejemplo de ellos es que se fundan dos colegios como parte de la Universidad de Valladolid inspirados en servir y becar a estudiantes humildes con potencial educacional. Se promociona el crecimiento y promoción del aumento de becas para los estudios de la Universidad de Salamanca. Y se funda la escuela de la corte en la cual eran educados todos los niños de la corte independientemente del estatus social y/o económico de los padres. En cuanto a las mujeres se apoyó la educación en la corte y para esto: se le asignaron tutores a las infantas, se escribieron protocoles educacionales, se fundaron escuelas dentro de la corte. La expansión de la lectura y posesión de libros entre la élite de la sociedad urbana empieza a ser relativamente común, debido a que se inventa la imprenta en 1451. La lectura, en el caso de la mujer, se recomienda como un “…instrumento de un mejor cumplimiento de los deberes religiosos”. De las mujeres nobles se exigía que “…deben saber leer para leer sus libros de oraciones y tienen que tener suficiente conocimiento en la escritura para contestar a las cartas”.
En el área del arte se graba una huella de imaginería femenina sabia en las estatuas de las santas en las iglesias y la iconografía funeraria al representar las mujeres leyendo libros abiertos sobre sus manos. En el espacio público, apoyadas por el desarrollo de la salubridad de la reina, fundaron hospitales. Durante la administración isabelina se destaca una proliferación de fundación y administración de hospitales por mujeres nobles de su corte; tal y como Beatriz Galindo, La Latina.
En el área matrimonial se enfatizan las capitulaciones matrimoniales para defender los derechos femeninos y protección del derecho sucesorio de los hijos de las mujeres.-
Toda comparación es inexacta, pero, hoy en día, ¿se pueden establecer coincidencias o distancias en la vida de la mujer? ¿cuáles serían esos matices?
Las mujeres hoy día no están educadas para conocer su derecho a escribir capitulaciones matrimoniales exigiendo el mantenimiento propio y de sus hijos. Tampoco están siendo educadas para escribir testamentos en los cuales se protegen sus hijos sobre los derechos del esposo. Los derechos sucesorios de los hijos eran protegidos a toda costa en los testamentos. Los testamentos ya eran parte del protocolo matrimonial, se esperaba que las mujeres exigieran su derecho al dictarlos.-
El nombre del Viejo San Juan tiene su historia propia, ¿cuál es?
En un principio se le llamó la “isleta” en la carta de Andrés de Haro, de abril de 1515 al rey Fernando de Aragón, le expresa que convenía mudar la ciudad de Puerto Rico y que “se fará a poca costa”. Es por esto que en 1521 se mudan a la “ysleta”. Y sobre su nombre San Juan Bautista fue santo de devoción de la reina Isabel la Católica y en el contexto familiar fue nombre de su bisabuelo el rey portugués Juan de Avis; su abuelo el infante Juan de Avis; su padre el rey Juan II de Castilla. Por el lado de Fernando el Católico ambos padres se llamaban: rey Juan II de Aragón y la reina Juana Enríquez. En otras palabras, religiosa y familiarmente era un nombre que tenía una precedencia de protagonismo monárquico en ambos contextos.-
Esa historia que usted refiere, ¿puede trastocarse con el actual desarrollo, muy cuestionado, del denominado Paseo de Puerta de Tierra?
La diferencia entre el desarrollo de la ciudad de San Juan durante su fundación y ahora es que en ese momento, entre 1516 hasta su mudanza en 1521 España se encontraba viviendo un momento crítico políticamente. La muerte del rey Fernando de Aragón (1516), la reina Juana I de Castilla incapacitada monárquicamente porque había sido hábilmente destronada por su padre y se empieza el reinado del emperador Carlos V que llega de los Países Bajos a reinar. El nuevo concepto de una España estaba evolucionando como nación y no se había solidificado. Se tenía que establecer un sistema de defensa para las colonias y no es hasta 1539 que se aprueba el comienzo de la construcción del Castillo San Felipe del Morro. La fundación de San Juan se desarrolla dentro de una política de defensa del siglo XVI y la ciudad es concebida como una ciudad medieval, rodeada de murallas, ermitas (Santa Bárbara y San Sebastián), castillos (San Felipe del Morro y San Cristóbal), y tres líneas de defensa terrestre (entre los puentes de Miramar y el Condado) hasta su Puerta de Santiago.
Hoy día la arquitectura de San Juan es concebida para satisfacer una vida de entretenimiento con un “vocabulario” político destinado a vender esa filosofía; paseos, parques, plazas, terrazas, ciclistas, caminantes, paradores, condominios con vista al mar, etc. Mientras tanto esta filosofía arquitectónica enmascara los verdaderos problemas económicos, imposibilitan la accesibilidad de disfrute de este logro para todos (porque están desempleados y no pueden vivir en Paseo Caribe, Atlantis y otros condominios) y compromete el futuro del pueblo puertorriqueño.
¿Se protege esa historia del Viejo San Juan, se guarda y se difunde a las nuevas generaciones?
Necesitamos rescatar, divulgar y proteger la historia de la ciudad y su arqueología. El Municipio de San Juan y el Instituto de Cultura necesitan ocuparse de revitalizar las estructuras de sus museos que están en malas condiciones y/o cerrados, tal y como: Museo de la Familia, Museo de la Farmacia, Museo Pablo Casals, Museo de la Casa de los Contrafuertes, La Casa del Libro, La Casa de los Dos Zaguanes.
Es eminente que se proteja y publiquen 500 años de Actas del Cabildo con un sistema de digitalización accesible en internet desde todas las bibliotecas del sistema universitario de Puerto Rico y el mundo. Las Actas del Cabildo de la ciudad de San Juan son parte de una historia vital de Puerto Rico.
Luego del éxito aquí, en Latinoamérica y en España, de su libro “Isabel la Católica, una psicobografía”, ¿qué expectativa tiene con la secuencia, “Isabel la Católica: sus antepasados?
El enfoque de este libro es dar a conocer el derecho sucesorio regio femenino de este periodo y en este caso de la reina Isabel la Católica. Explorar el tema de doce semblanzas biográficas sobre sus antepasados que ya habían sido expuestas en la psicobiografía y a su vez develar conocimiento sobre la cultura funeraria que era utilizada en el espacio público para mantener reinos y títulos dentro de la monarquía peninsular. El despliegue de imaginería funerario divulgaba el saber de quiénes eran los reyes y en esta forma aseguraba el trono para sus sucesores.