Erótica a lo doble: Beatriz E. Mendoza – Ana María Fuster Lavín
La cópula es el escándalo de los cuerpos. Este trance carnal complementa, modifica el sensorio en cuanto a lo etéreo y lo palpable. El acto (hetero)(homo)sexual se establece desde pautas relacionadas con la verdad y el reflejo; en la confrontación entre erotismo y muerte. El acto erótico pretende cierta privacidad, un carácter íntimo que proporciona misterio durante la entrega o el arrebato. Esa parte que se esconde (bookanero, 2011), de la colombiana Beatriz Mendoza, es un conjunto de poemas que parten desde lo singular. Son versos simples en donde se repasan ciertos lugares comunes: el seductor doblegado, la postura desafiante feminista ante el vapuleo macharrán, la ternura disfrazada de garra. Esta declarada sencillez es ventajosa. Mendoza maneja rima y ritmo sin la escaramuza que merodea el texto erótico; no hay aquí un juego tímido con el doble sentido. La poeta dice a lo que va y resuelve, allá quien leyere y las formas de interpretación. El poema es un trazo limpio y directo,
Cuando vuelva | Con una sonrisa de placer | Te comeré […] | Si regreso | Será para quedarme.
Del conjunto llamaron mi atención los que asedian el índice onomástico de la sexualidad femenina. El poema Caracola dormida se lee como la canción de la vagina metamorfoseada en las imágenes a las que recurre nuestro español para nombrar lo que se guarda o se esconde. Las herramientas del vox populi se convierten en poesía,
Coral y espuma | Pez ángel | Esponja marina | Cucaracha | Araña hormiga | Libélula en vuelo | Mariposa vencida
La caracola es otra forma de plantear el regreso. No hay que olvidar que el sexo implica el retorno hacia lo otro. Ese ayuntamiento es desolación y complemento; un conflicto que se complace en la violencia del abrazo. Regresar es también venirse. El libro está disponible desde principios del 2011 en Mediaisla.
Coincido con Daniel Torres en que Ana María Fuster Lavín es una poeta destacable. Títulos como Réquiem y El libro de las sombras colocan a la autora en un el centro de una ardua discusión sobre la poesía puertorriqueña contemporánea. Sus textos son leídos con cuidado en lugares tan dispares como República Dominicana y Argentina. El eróscopo (Isla negra, 2010), su libro más reciente, se establece desde el balance entre lo temporal y lo erótico. A través de estaciones, horas y días, el hablante lírico se revela como ente de la sexualidad en donde todo lo demás es fortuito. El poemario comienza con la declaración de la pérdida de lo inocente; recurre a múltiples metáforas para insistir en que el cruce de cuerpos ha resultado en un daño,
Quise morir de cartas y calendarios | […] para morir en recuerdos y diarios | […] Inevitablemente llega mi despedida | la muerte de la flor ha liberado mis alas | […] la jaula fue traicionada | mi flor se ha vuelto pájaro.
El desfloramiento puede leerse como perjuicio, si se toma en cuenta que los poemas subsiguientes recurren a imágenes de muerte, cuerpos desolados, (des)alados, flores arrancadas, sangre y dedos hurgando. También hace su aparición la madre, quien es la representación viva del daño colateral. La señorita es primero desvirgada, luego madre por un silogismo. Lo que le arranca la cópula se devuelve en la imagen del infante. Este esfuerzo se resume en la metáfora del libro como gesto inútil, como natimuerto. En el poema Réquiem de invierno se lee, “¿Son esos muertos incómodos las palabras?”
El conjunto cuenta con un cúmulo de referencias [bibliográficas, biográficas, históricas y sobre todo, mucha cultura pop] que me resultaron abrumadoras. Con gusto releí los poemas breves, en donde el riesgo es de veras palpable. En “Sábado en el museo. Variaciones para una fuga”, se dice,
Variación II | Rojo conciencia: | el ayer gime de gris, | hoy sexas azul.
En varias ocasiones Fuster Lavín se dedica a trabajar el Haiku y esto es beneficioso para el conjunto. Reitero que en los poemas en donde se dice menos el resultado tiene más impacto que en los poemas más largos. Mi texto preferido es “Piropo para Aries.” El juego de estrellas y destinos en esta poesía tiene poco que ver con el azar. Cada otro con el, con la que transamos, ya sea en el ámbito del sueño o en materia, deja una marca irreparable en nuestro calendario corpóreo. La carne es también camino. Según Ana María Fuster, el cuerpo deseante es el tic tac de la vida. El libro está disponible desde finales del 2010 en Isla Negra Editores.
*Publicado en MEDIAISLA