Estuario de San Juan, crucial para Puerto Rico
En su oficina Laureano tiene colgada una foto en gran formato del fotógrafo Andreas Gursky. La imagen, que ocupa gran parte de la pared que queda al fondo de su escritorio, muestra interminables líneas de mercancía estibada en las góndolas de alguna mega tienda.
Ya terminada la entrevista explicó que le gusta esa fotografía porque es «chocante», pues él no ve en ella mera mercancía o artículos de consumo sino su estado posterior, es decir, basura, gran parte de la cual termina contaminando los cuerpos de agua como los del estuario que son, básicamente, cuerpos de agua interconectados donde se une el agua salada del océano con el agua dulce de los ríos y quebradas.
En el caso de Puerto Rico la zona estuarina se extiende por ocho municipios: Bayamón, Carolina, Cataño, Guaynabo, Loíza, San Juan, Toa Baja y Trujillo Alto.
“Van desde el sur de la ciudad en el área del embalse de Las Curías, la quebrada Chiclana que luego se convierte en el Río Piedras y desemboca en la Bahía de San Juan. Tenemos al oeste la Ciénaga las Chucharillas en el área donde está la Bacardí, Palo Seco, la comunidad de Juana Matos, toda esa área portuaria de los mulles de la Bahía, todo eso son áreas estuarinas».
Así lo explica Laureano, y mientras se extiende la conversación se van revelando las complejidades de ese sistema y las muchas aristas que componen el Programa del Estuario, que es una organización sin fines de lucro que pudiera describirse como una entidad ecológica y cultural.
Precisamente el día antes de la entrevista se había registrado un derrame de diesel en la Laguna del Condado. El Programa del Estuario juega un papel fundamental en situaciones como estas, donde se ve amenazado el cuerpo de agua y sus innumerables especies.
«El Programa del Estuario es el que recibe las primeras llamadas de los ciudadanos porque es la entidad que tiene presencia en las comunidades. Nos personamos en el lugar y fue la entidad que a través de nuestro equipo de monitoreo de calidad de agua logramos identificar la procedencia del diesel. Seguimos toda la línea de alcantarillados sanitarios hasta que encontramos el punto de descarga y a partir de eso es que llegan las demás agencias, tanto la Junta de Calidad Ambiental como el Coast Guard».
En este caso el diesel procedía de un edificio residencial, que aparentemente fue derramado de forma accidental. Por eso el director del Programa resaltó que ese caso pone en evidencia la conexión directa que hay entre los alcantarillados pluviales y los cuerpos de agua.
«Todo lo que llega a las alcantarillas, desde colillas de cigarrillo, basura, pintura, aceite, grasa, todo el agua de lluvia lo enjuaga y llega directamente a los cuerpos de agua del estuario», detalló.
Puerto Rico al ser una isla depende significativamente del Estuario. Es por ese canal por donde entra el 80 por ciento de los materiales importados, que llegan a través de los muelles de la Bahía. Además el 90 por ciento de los alimentos que consumimos nos llegan de la misma forma. Y Laureano recordó un detalle que por más que se menciona no deja de impresionar: “si la Bahía se cierra como se ha cerrado por diferentes razones, atmosféricas, de desastres naturales etc., pues Puerto Rico tendría abastos de comida para apenas dos o tres semanas”.
Por eso considera que el Estuario es una cuenca hidrográfica de principal importancia para la actividad económica de la isla. Esa importancia reside además en que en esa zona ubican el aeropuerto Luis Muñoz Marín que, según Laureano, recibe 9.2 millones de viajeros al año, y el aeropuerto de Isla Grande. El Estuario recibe también los 700 cruceros que llegan al año con 1.2 millones de viajeros. Están allí además las franjas de las playas arenosas de Isla Verde, del Condado, Ocean Park y Piñones que son cuatro ejes del turismos en Puerto Rico.
Desde el punto de vista ecológico el Estuario alberga especies en peligro de extinción claves que dependen de ese eco-sistema, como el manatí antillano, el tinglar y una diversidad de peces y corales. Además, el 33% de los mangles que quedan en Puerto Rico están localizados en la cuenca del Estuario de la Bahía de San Juan y hay allí también 300 plantas de humedal. Así que se trata de un área sensitiva.
¿Cuáles son las principales amenazas al Estuario de la Bahía de San Juan? Laureano explica que son dos: las descargas de agua sanitaria y el caso del dragado del Caño Martín Peña que por tantos años se ha ido reclamando.
“El Caño Martín Peña necesitamos que se drague para recuperar la circulación del agua en el ecosistema estuarino, que va desde la Bahía de San Juan hacia la Laguna San José. El este y el oeste del estuario que está ahora mismo separado, es un área que se supone que esté interconectada. Tenemos una obstrucción completa por basura en la parte este del Caño, por sedimento, años de falta de recogido de residuos sólidos en diferentes puntos que han ocasionado este problema de taponamiento del canal», explicó.
Por otra parte, los desbordes y las descargas constituyen un problema y una amenaza continua a la salud del eco-sistema. Laureano explica que mayormente vienen de áreas residenciales y que en las áreas comerciales los restaurantes a veces no tienen al día sus trampas de grasa, lo que provoca que se tape la infraestructura sanitaria y se desborde.
“La gente tira cosas inimaginables por los inodoros que tapan también las tuberías. Hay muy poca educación sobre que es lo que se debe y no se debe descartar por los sistemas sanitarios, profilácticos por ejemplo. Ha habido casos en que se tapan los sistemas por la cantidad de profilácticos que se supone que no se descarten a través de los inodoros”, abundó.
Por lo tanto, la educación es otro eje importante del Programa del Estuario. Para orientarse en esa labor cuentan con una plataforma de ciencia ciudadana, donde las personas adquieren las herramientas para generar conocimiento y generar datos sobre el entorno ambiental en el que viven. Esa plataforma incluye el Día de Monitoreo de Calidad de Agua que ocurre una vez al año, esta vez el próximo 26 de abril.
Ese día la entidad cuenta con que se activen un promedio de 1,000 a 2,000 voluntarios de toda la isla para tomar muestras de agua de ríos, quebradas, lagunas y recursos hídricos de su comunidad que muchas veces no conocen, dice Laureano, “porque se han invisibilizado los cuerpos de agua a través de los patrones de desarrollo de Puerto Rico”. En este sentido el trabajo del Programa del Estuario depende en gran medida de la participación ciudadana.
«Hay actividades de limpieza, de siembra, censos de aves, censos de peces. Tenemos proyectos de cine… Creemos que el cine es una manera importante en la que podemos potencial nuestro mensaje y nuestra misión. Específicamente Cine del Estuario ocurre los primeros sábados del mes en el Parque Jaime Benítez de la Laguna del Condado y los segundos domingos del mes en Ciudadela en Santurce. También tenemos una serie de cortometrajes, muchos de ellos hechos por Carla Cavina, una documentalista puertorriqueña, y tenemos documentales de manglares y de arrecifes de coral», detalló.
Una de las iniciativas recientes del Estuario para llegar a la comunidad es el proyecto de los jardines verticales en las fachadas de edificios abandonados a través de toda la Avenida Ponce de León.
«Desde que tenemos el problema de la ruina económica de Puerto Rico, con la famosa crisis que se ha convertido en un saco a la que se le echa todo, pues cada vez vemos más edificios abandonados y más islotes baldíos. Con el proyecto de jardines y murales del estuario estamos interviniendo esas fechadas para crear jardines verticales. La idea es continuar haciendo jardines verticales a lo largo de las 5.6 millas de la Ponce de León», precisó.
Para que esto ocurra hay una colaboración de veinte entidades aliadas con un promedio de cien aliados activos que trabajan desde escuelas como la Central High para lograr, también, que la conservación ambiental del estuario ocurra.
“Lo que nos mueve a nosotros es la conservación del ambiente y la restauración del eco-sistema en medio de un entorno urbano altamente desarrollado, mal planificado en muchas ocasiones y con una gran diversidad social”, remarca Laureano.
El Programa del Estuario de la Bahía de San Juan, surge a partir de la Sección 320 de la Ley federal de Agua Limpia que comparte con estuarios de otras jurisdicciones de los Estados Unidos. Mas Laureano enfatizó que una de sus prioridades actuales es estrechar sus vínculos con América Latina.
“Aunque somos una entidad independiente y sin fines de lucro, el 90 por ciento de nuestros fondos son federales. Pertenecemos a una red de 28 estuarios, desde la Bahía de San Francisco, el área portuaria de Nueva York y New Jersey, el área de Tampa, Seattle, el río de Columbia en Port Land, son grandes ciudades de los Estados Unidos donde los ecosistemas están amenazados por el desarrollo. Intercambiamos información, colaboramos entre nosotros. Por otro lado, al ser parte de América Latina, estamos estableciendo vínculos con otros estuarios”.
Laureano lleva trabajando para la cusa ambiental desde el 1995 y comenzó su carrera, según dijo, “con toda la energía y la ilusión” que despertó la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro del 1992. Tiene además un doctorado en historia del Caribe de la Universidad de Puerto Rico con una tesis sobre la historia de la comunidad gay que espera publicar este año. Pero esa es otra historia de que habrá que conversar en otra ocasión.