Hazmerreír
Luis Rivera Marín, secretario de Estado, divulgó a los cuatro vientos que el avión repleto de suministros había aterrizado en Venezuela. Al fin llegaría la mentada ayuda justo donde tenía que llegar.
Misión cumplida, faltó añadir con ese tono de complacencia digno de un eficaz comandante en labor humanitaria.
Pero el avión no llegó.
Pronto fue confrontado por medios noticiosos y trató de arreglarlo. El otrora comandante de la misión de salvamento lució como un chico cogido en pifia. Apeló a circunstancias de logística y seguridad, pero el daño estaba hecho. Mintió.
Hazmerreír, nivel internacional.
Detalle importante, habló en nombre del Gobierno de Puerto Rico.
Parece que entre las habilidades de Rivera Marín está lucir fatal en medios noticiosos. No olvidemos que hace un tiempo atrás, en una entrevista en la cadena CNN, fue cuestionado sobre la lentitud de la respuesta del gobierno de Trump después del huracán. El secretario de Estado, incómodo ante la obviedad, contestó cualquier cosa menos lo que se le preguntó una y otra vez. En aquella ocasión también mintió. De paso fue demagogo y politiquero.
Lo quisquilloso de este tipo de asunto es presenciar cómo un oficial gubernamental de su rango se dispara semejante maroma sin el mayor empacho ni consecuencia. Lo bueno de ser malo, dirían. Te paras frente a una cámara y sueltas lo que corresponda. Así.
Conducta deplorable. Y no sé ustedes pero viéndolo me tienta a pensar que si oficiales del gobierno, estrechamente ligados al gobernador, mienten a esa escala monumental, pues bien podrían hacerlo en otras muchas circunstancias para adelantar causas menos humanitarias.
El país no se merece eso. No.
El país no necesita eso, y menos en un momento en el que nos arropa el manto de la crisis por las cuatro esquinas.