Hijos vacíos
No olvidemos el asesinato despiadado y salvaje contra José Enrique propio de una película de horror que deja al descubierto la crueldad de una subcultura de la droga, que nos asfixia y angustia. Nos desconcierta y repugna una realidad tan opuesta a nuestro ay bendito, que responde a lo mejor de una cultura de compasión y solidaridad ante las injusticias.
Sufrimos las consecuencias de vivir en una sociedad con más puntos de drogas que escuelas alimentada por una televisión violenta, sangrienta y repleta de programas idiotas. Jóvenes que reciben costosos juegos de video, tennis de marca, pero en el salón de clase no han tenido un minuto para oír poemas que les lleguen al corazón, que los sensibilicen. Sufrimos un sistema educativo donde la poesía, el deporte, el arte, nuestra historia y nuestra literatura han sido expulsados del curriculum.
Estamos ante un sistema educativo que se niega a educar a los jóvenes a ser puertorriqueños a inculacarles el amor por su país, por su lengua su cultura, su literatura, su historia. Carencia que alienta una baja autoestima y se agrava cuando muchos estudiantes vienen de familias disfuncionales, adictas. Resultado: producimos hijos vacíos. Y ese vacío desnaturalizante se llena con cualquier cosa, con la droga embrutecedora, con la violencia sin sentido.
Salvador Tió puso el dedo en la llaga cuando proféticamente advirtió hace 30 años: “Algo mucho más grave está ocurriendo Y yo me pregunto, ¿no será la degradación del sentimiento nacional una de las causas de esta hecatombe?”… “ Si el sistema de instrucción de Puerto Rico no puede hallar los medios y maneras de despertar en cada puertorriqueño el orgullo de sí, de su cultura, su lengua y su historia, en una generación más habrá aquí un pueblo roto, vuelto contra sí mismo, y se habrá sustituido su voluntad de ser y de permanecer por los paraísos artificiales de la droga o el tranquilizante de los cupones de alimentos”.
El testimonio reciente que me diera Luis Enrique Torres, de 70 años de edad que le ocurrió siendo estudiante corrobora lo necesario y significativo que representa a los estudiantes, el conocer patriotas que les sirvan de modelaje, al contarme que de joven se escapo de la escuela en dos ocasiones, pero cuando en sexto grado leyó un libro de texto titulado puertorriqueños ilustres, (libros que entonces editaba la editorial de Departamento de Educación) decidió permanecer en la escuela ; pensó si ellos podían hacer grandes cosas el también podría lograrlo.
Si nuestra cultura narra nuestra mejor historia, su negación narra nuestro peor olvido porque nos anquilosa y nos pudre por dentro . Iluminan las palabras de Martí
¿A dónde ira un pueblo de hombres que haya perdido el hábito de pensar con fe en la significación y alcance de sus actos? El bullicio de una prosperidad siempre incompleta- ¿quién es el ignorante que mantiene que la poesía no es necesaria para los pueblos? La poesía … que da aliento a los pueblos, es más necesaria que la industria misma, pues ésta le proporciona el modo de subsistir, mientras aquella le da el deseo y la fuerza de vida.
No se resuelve la crisis imponiendo la pena de muerte que lo que hace es alimentar la violencia en la sociedad , ni con más policias. ni pistolas.La pena de muerte que se la impongan a la droga, legalizándola, eliminen tantos programas de T.V. con mas violencia y balas que una armeria, eliminemos a los políticos que están vinculados al narco, a los que son modelaje para la soberbia, codicia y corrupción. Hagamos un trabazón una visión común de afirmación puertorriqueña entre el Departamento de Educación, el ICP, la WIPR, la UPR para devolverle al pueblo y a los jóvenes el sentido de la dignidad de la propia historia, porque sin memoria no hay país, porque para tener vocación de futuro hay que partir de nuestro pasado.
Las odiosas diferencias sociales no son el único causante de esta violencia porque cuando Puerto Rico sufrió miseria no conoció tanta maldad y violencia. Esta nueva administración tiene un arma poderosa, el amor por nuestra cultura y nuestra lengua, entremos a las escuelas, comunidades, caseríos, con guitarras, teatro, música, poesía, arte; nuestro canal educativo debe entrar a las casas sin tratar de imitar lo comercial para ser peor que ellos, y reconociendo que lo cultural se puede presentar de forma entretenida, novedosa que refleje lo mejor de nosotros mismos. Los jóvenes tiene que verse en otro espejo que no sea el Chuchín y compañía. Ese no es el Puerto Rico que nos dignifica y los pueblos necesitan belleza, cultura, valores que resalten lo mejor de nosotros mismos que son oxígeno que nos da vida, esperanza, nos impulsa, nos humaniza. Una sociedad sin valores, que reniegue de su cultura es como un pozo seco en épocas de sed.