Hit the Wall llega a Off-Broadway
Ahora el trío de productores detrás de algunos de los espectáculos de off-Broadway más exitosos –Our Town y Tribes– ha encontrado una nueva gallina que sin duda pondrá huevos de oro en las afamadas tablas neoyorquinas. Scott Morfee, Jean Doumanian y Tom Wirtshafter han seleccionado la obra Hit the Wall, de la pluma del fenomenal dramaturgo Ike Holter y con la participación estelar del orgullo boricua Arturo Soria. La obra, la cual fue una de las más exitosas puestas en escena del Steppenwolf Garage Series de Chicago, trata la revuelta de la comunidad gay de Greenwich Village en torno al famoso bar gay The Stonewall Inn durante la década de 1960, probablemente la última revuelta social de una década candente como la pólvora. El conflicto social se conoce hoy día como los Stonewall Riots, que logró para la comunidad gay lo que las protestas de los Young Lords algunos años antes habían logrado para la comunidad boricua de ese estado norteño.
Aunque Soria es de los pocos que repetirán el papel en Nueva York, la nueva producción cuenta con talento del calibre de Nathan Lee Graham, conocido por Priscilla Queen of the Desert. Pero antes un poco de trasfondo de cómo yo me tropecé con el talento indiscutible de todos los allegados a la producción y mi reseña de la puesta en escena en Chicago:
Para el verano del 2009, cuando apenas tenía un año en Chicago, alquilé una recámara estilo loft en Lakeview en el tercer piso de un viejo edificio en deterioro. Mi apartamento, el cual compartía con otras tres almas nómadas, contaba con más de 3,000 pies cuadrados y ocupaba la mitad de la tercera planta. Sin embargo, el segundo piso, de 6,000 pies cuadrados, lo ocupaba un ‘sindicato de artistas’ llamado The Inconvenience.
Tanto espacio tenían, que casi todas las semanas armaban un espectáculo de variedad; desde malabares circenses hasta presentaciones burlesque, sin menospreciar la comedia improvisada, la danza moderna y el teatro íntimo que caracteriza las tablas de Chicago. En el año y medio que viví en el 3036 de la Avenida Lincoln, tras un telón hecho de los restos de un paracaídas militar, tuve el gusto de no solo presenciar espectáculos inolvidables, sino de compartir el escenario con varios de los artistas allí congregados.
Entre todas esas presentaciones, recuerdo con mucho cariño una titulada “Chicagoland”, del joven dramaturgo Holter. La premisa era simple, dos muchachos blancos fanáticos del béisbol toman un atajo de camino a Wrigley Field que los deposita en medio de Boyztown, el aledaño barrio identificado con los gays. Huelga decir que la producción no solamente contaba con una premisa comiquísima, sino que además el joven Holter sazonó la obra con múltiples observaciones sociales atinadas con las cuales logró una perfecta radiografía del ámbito social del momento y sus idiosincracias culturales.
Brinquemos al 2012, un domingo nublado de marzo. Lejos de aquel loft, me adentro en el teatro de Steppenwolf Garage, para ver la nueva obra de Holter, Hit the Wall. Para The Inconvenience, esta tarde no se tienen que preocupar de que la Policía se aparezca y dé por terminadas las labores teatrales del día. Atrás quedaron esas preocupaciones de teatro guerrilla, ahora se están presentando en la epítome del teatro de vanguardia estadounidense, el afamado Steppenwolf.
“Y sin embargo, somos tres cuartas partes mucho más que teatro”, dice Chris Chmelik, director artístico del Inconvenience. “Somos solo una cuarta parte de una compañía de teatro, el resto –la mayoría– la componen todo tipo de artistas, desde músicos a bailarines y escritores a artistas visuales”.
Chmelik está planificando desde ahora los proyectos de verano, los cuales no tratarán el teatro, sino la danza, el burlesque y la música en vivo. Esta multiplicidad artística es evidente aún en Hit the Wall, la cual incluye una banda de rock and roll que brinda la banda sonora de la obra. Encabezada por John Cicora, director musical del Inconvenience, los tres músicos interpretan toda la música de fondo en directo.
Además, las escenas del motín adquieren una etérea calidad de danza callejera ejecutada a contraluz, la cual evoca el caos y el correcorre del motín de una manera hermosa y a la vez extrañamente realista. Por último, el teatro está decorado por los trabajos de Sierra Dufault, también parte del Inconvenience. El colectivo cuenta con más de 10 miembros activos en todas las ramas del arte. Las fotografías, por ejemplo, son suministradas por Ryan Bourque, fotógrafo residente del grupo.
Como si fuera poco, la producción es bastante heterogénea; Holter es afroamericano y autoidentificado dentro de la comunidad gay, Arturo Soria es de procedencia puertorriqueña y Shannon Matesky es mulata y poeta, con trayectoria en el circuito local de slam. La dirección de Eric Hoff es muy hábil y la ejecución de los actores de primera. Caben destacar a Soria, Matesky y a Desmond Gray, otro actor afroamericano, cuyas actuaciones se roban el espectáculo.
En particular Soria le brinda a su personaje, Tano, una salaz lengua incisiva con la cual caracteriza a cada personaje con una perspicacia y astucia bilingüística extraordinaria. Hasta Juan Bobo es motivo de alusión por parte de Soria. Sin embargo, para los que piensen que se trata de una obra de tema gay, esto no es así.
“La obra trata sobre la lucha por el reconocimiento de un sector de la población, que incidentalmente sea un sector homosexual no es importante en sí, lo importante es la lucha por los derechos civiles que se desata en torno al bar Stonewall Inn. Esa lucha es común para todo inmigrante y este país es un país de inmigrantes”, asegura Holter sobre su drama.