Hollywood: Escándalos en la época de oro
Es 1947 y el letrero que todos conocemos hoy día –fue erigido en 1923–, dice, «HOLLYWOODLAND». Su propósito original, era anunciar el nombre de un nuevo desarrollo de viviendas segregadas en las colinas sobre el distrito de Hollywood de Los Ángeles. Es un dato oculto, pero perfecto para la trama central de la serie (siete capítulos). El racismo, que era intenso en la meca del cine, nos va a colorear lo que sucede. El punto de partida es la historia patética de Peg Entwistle, una actriz de 24 años, sin futuro, quien, en septiembre de 1932, subió por la escalera de un trabajador hasta la cima de la ‘H’ y saltó a su muerte. Un guion basándose en la corta vida de la actriz llega al escritorio de Dick Samuels (Joe Mantello). Ejecutivo de los estudios ACE (cualquier conexión que puedan hacer los que son aficionados al cine, con la Paramount, es válida), Samuels se lo da a leer, junto a un par de docenas de otros, a Raymond Ainsley (Daren Criss), un joven director de películas B.
Se establecen inmediatamente tres problemas con el mismo origen: el director es mitad filipino, pero pasa por blanco, el guionista Archie Coleman (Jeremy Pope) es negro, pero nadie lo ha visto, y el joven director quisiera que Ana May Wong (Michelle Krusiec; personaje real) fuera la estrella. Jamás una actriz oriental había encabezado un elenco en Hollywood. A la Wong le habían quitado el papel principal del filme “The Good Earth” (1937) para dárselo a Luise Rainer, que era más blanca que el arroz y a quien tuvieron que sesgarle los ojos. La idea de la Wong la rechazan, pero el asunto se complica aún más cuando el director decide que la estrella debe de ser su novia, Camille Washington (Laura Harrier), quien es negra. El prejuicio racial de Hollywood y los Estados Unidos en uno de los temas principales de la serie. El segundo, es el discrimen hacia la homosexuales y cómo eso se prestó en el mundo hollywoodiense para esquemas de chantaje y extorción hasta no hace mucho.
Le sorprenderá al espectador la idea de que existiera una gasolinera que en realidad fuera un centro de servicios sexuales del tipo que quisiera el cliente. Ciertamente pensé que era una exageración hasta que corroboré que sí existió y que hacia las funciones que muestra la serie. Su dueño, Ernie West (Dylan McDermott; basado en el real Scotty Bowers) es básicamente un chulo de hombres y es el que, sin ser ese su propósito principal –ese es el dinero–, conecta a los aspirantes con gente que los puede ayudar a tener carreras en el cine.
De esa forma, Jack Castello (David Corenswet), actor aspirante, conoce a Avis Amberg (Patti Lupone) la mujer del dueño de los estudios ACE y, eventualmente, al guionista Archie Coleman y al director Ainsley. También conoce a un joven que quiere ser actor de nombre Roy Fitzgerald (Jake Picking) a quien eventualmente conoceríamos como Rock Hudson. Lo último se ha de convertir en un escollo para los deseos de progreso de Jack porque, tanto él como Rock quieren el papel protagónico en el filme de Ainsley.
La serie se mueve bastante bien, aunque algunos capítulos presentan baches en las secuencias y provocan saltos de fe en el espectador por los defectos en la narrativa. Sin embargo, rápidamente vuelve al centro de su propósito de denunciar el prejuicio, que es lo mejor que hace. También tiene varias sorpresas para los que no saben quiénes eran Hattie McDaniel (Queen Latiffah), Cole Porter (Darren Richardson), Nöel Coward (Billy Boyd) y Geroge Cukor (Daniel London).
Los actores son muy competentes, tanto así que cuando hacen ver, en las audiciones, lo malo que son, uno se admira en que puedan ir contra lo que se requiere en una prueba como esa. Algunos que no conocía, como la bella Laura Harrier, son excepcionales. Tienen una participación destacada Rob Reiner como el jefe Ace Amberg y Patti Lupone como su mujer. También brilla Holland Taylor como Ellen Kincaid, una ejecutiva de ACE cuya labor es instruir a las actrices y actores aspirantes a cómo hablar y enunciar las palabras, caminar y comportarse de acuerdo con el papel que representan. Muchas de las escenas en que estos actores participan alivian los momentos de tedio y son de lo mejor en la serie.
Mas, lo mejor sin duda, es la actuación feroz, depravada, cínica, graciosa y rociada del veneno de una cobra, de Jim Parsons (sí, el de Big Bang Theory) como el muy real Henry Wilson. Wilson fue un agente de Hollywood y descubridor de “ídolos de matiné” como Rock Hudson, Tab Hunter y Rory Calhoun, de quienes exigía favores sexuales y que durmieran con él. Aún los peores personajes parecen tener un poco de benevolencia, pero el Wilson de Parsons exhibe la paciencia de una hiena que hace varios días que no come. ¡Sensacional!