Hostiles: ¿quiénes son los salvajes?
Está estacionado en el fuerte Berringer, en Nuevo México y es 1892. Acaba de regresar a prisión una familia de apaches que había logrado escapar. Cuando se cree que ya se liberó de estar amenazado y combatiendo indios recibe la orden de llevar de vuelta a Montana y a sus tierras a “Halcón Amarillo” (Wes Strudi), un jefe indio que ha estado en la cárcel por muchos años. La orden viene del presidente de los Estados Unidos, Benjamin Harrison. Aunque de primera intención se niega a hacerlo, en vista de que arriesga su pensión, si se somete a una corte marcial, no le queda otro remedio que acceder.
Emprende su misión con los indios y cuatro soldados escogidos por él y llega a la casa que fue quemada al principio del filme. Allí encuentra a Rosalie Quaid (Rosamund Pike), la mujer que sobrevivió el ataque por comanches, cuidando a sus hijos muertos. No le queda otro remedio que llevarla consigo.
Durante el viaje nos percatamos de que casi todos los involucrados en la travesía tienen demonios que han ocupado sus cerebros. Las muertes están vivas en sus mentes y chocan con el instinto por la supervivencia que reside en el ser humano. Los que han matado logran sobrevivir algunas peripecias en el camino. Los que no, mueren pronto avasallados por situaciones de violencia incomprendida y producidas por las situaciones que los han lanzando en contra de gente de otro color y otras costumbres. Cooper enfatiza la ausencia de comprensión entre las razas mostrándonos, en la diáfana cinematografía de Masanobu Takayanagi, que todos viven bajo el mismo cielo y comparten la misma brisa, los mismos ocasos y auroras.
La intransigencia simplista de Blocker, tiene su contrapunto en la intransigencia mítico-religiosa del jefe indio. En otros, la intransigencia es más visceral. Cooper quiere concientizarnos de que la ética o la ausencia de ella no conoce barreras. Según vamos conociendo los personajes es evidente que la intención no es hacer una película de indios y vaqueros, sino manejar con más profundidad algunos puntos tangenciales a uno de los genocidios más grandes de la historia: el asesinato de los indios, el robo de sus tierras y su aprisionamiento en las reservas en los Estados Unidos.
En una escena la esposa de un oficial castrense en Colorado se queja de las condiciones de pobreza, hacinamiento y enfermedades que existen en las reservas. Su marido la manda a callar. En la película los soldados, incluyendo a Blocker, mencionan con reverencia la famosa batalla de “Little Big Horn” en Montana, que fue mitificada y convertida en un falso imaginario heroico sobre el teniente coronel Custer por los norteamericanos y el gobierno. Hoy día Custer ha perdido su fama por muchas de las cosas turbias que llevó a cabo durante su vida de soldado. Añade vinagre a la herida en el pecho de la justicia que varios años después de esa batalla el gobierno le robó las tierras a los indios. Se menciona también, pero con más énfasis y peso significativo, la masacre de “Wounded Knee”, que ocurrió dos años antes de cuando se desarrolla el filme, en la que fueron asesinados ancianos, mujeres y niños nativos que no habían hecho nada fuera de la ley. Hay que recordar que el General Nelson Miles, quien capitaneó la invasión de esta isla, estuvo en Wounded Knee y describió con horror lo que allí sucedió. Más tarde ayudó a que se compensara a los sobrevivientes. Pero nunca dejó dudas sobre su creencia que los indios debían estar bajo el control del gobierno de los Estados Unidos (léase el hombre blanco). Muchos de los soldados que lo acompañan, y el mismo Blocker, participaron en este genocidio y ese recuerdo pesa sobre ellos como una carga demasiado grande de sostener. Las atrocidades allí cometidas fueron de tal magnitud que bajo la presidencia de George W. H. Bush, en 1990, el congreso pidió perdón por esos sucesos (demasiado tarde).
Con consistencia y sin aspavientos ni sermones, el guión permite que el diálogo nos lleve por esos vericuetos emocionales y psicológicos que sufren los que participaron en las masacres y permiten que se desprenda de esa angustia el porqué Blocker es como es.
Haber escogido a Christian Bale como el actor principal es el mayor acierto del filme. Desde su debut a los 13 años en “Empire of the Sun” (1987) este actor de origen británico tuvo que esperar un tiempo antes de convertirse en una estrella con su actuación como el loco asesino serial Patrick Bateman en “American Psycho” (2000). No muchos actores juveniles logran éxito después de pasada la adolescencia. En este filme vemos porqué lo hizo Bale. Su actuación compleja, a veces misteriosa, permite que nos interesemos en las tribulaciones del nativo americano, aún hoy día, que reconozcamos que el soldado sigue órdenes que le arruinan la psiquis para siempre y, al mismo tiempo, podemos contemplar el arte del actor.
Rosamund Pike tiene varias escenas sobresalientes. Y, en sus silencios y sus palabras, Wes Strudi nos hace conscientes del sufrimiento del indio desplazado y de la sabiduría del que comulga con su entorno y la naturaleza.
A veces la cinta toma giros obvios; en otras, las esquinas por las que tuerce la trama son, no solo sorprendentes, sino inexplicables. Pero la consistencia de los actores y el mensaje principal nos permite mantener nuestro interés en la historia y pensar en qué ha de ser de los personajes.