Ideología y status en Puerto Rico: ¿izquierda o derecha?
Una ideología coherente mantiene una simbiótica entre el ‘ser’ y la ‘esencia’, en la que cada clase y cada país defienden sus intereses[3]. La contradicción ocurre cuando el ‘ser’ y la ‘esencia’ no se corresponden porque la necesidad de legitimidad política se contrapone al principio de acumulación de riquezas. ¿Qué puede considerase una contradicción en PR?
En el Puerto Rico de PROMESA, ser independentista, libre-asociacionista, autonomista, colonialista o asimilista tiene un valor para las categorías de la ideología porque están vinculados a cuán democráticas son las opciones. Las opciones de estatus poseen valores democráticos distintos, unas otorgan más poder político a las mayorías que otras, por ende, pueden ser más democráticas. Al definir la democracia de una forma abstracta se pueden identificar los grados de inclusividad e igualdad para cada una de las opciones. Mientras la independencia se asocia a la descolonización y la democratización, la estadidad puede significar lo opuesto.
Se argumenta, con algo de razón, que ser estado pudiera ser más democrático y quizás más “progresista” en términos económicos que el colonialismo. Un ejemplo de ello es el hecho de que la Junta de Control Fiscal impuesta en PR tiene más poderes políticos que cualquier otra creada para los Estados de la Unión. Aún así, la estadidad no ha sido alternativa de descolonización para América Latina.
Las trece colonias se convierten en estados federados porque, originalmente, los ingleses poblaron sus tierras desalojando a los pueblos originarios y segregándolos. Una vez pobladas por blancos anglosajones, nace EUA y con ello la primera agencia de inteligencia militar dirigida por George Washington con el fin de desalojar los indígenas de los pueblos restantes. Para esto, incendiaron sus casas asesinando todo aquel que se cruzara en medio. La formación del Estado Norteamericano significó sangre y gentrificación para estos pueblos. Para Hawaii requirió gentrificación y un golpe de Estado. Para que existiera California, Nevada, Utah, Nuevo México, Texas, partes de Arizona, Colorado, Wyoming, Kansas y Oklahoma se requirió una guerra con México y el encarcelamiento del presidente Antonio López de Santa Anna.
Entonces, tal parece que la estadidad tiene como precondición un proceso de blanqueamiento y segregación para formar parte de la toma de decisiones mundial. Parafraseando a Marx, la estadidad al igual que el capitalismo, “viene chorreando lodo y sangre por todos los poros, desde la cabeza hasta los pies”. La anexión tiene la intención de apoderarse de más tierras para explotar más recursos y generar más riquezas, es el propio crecimiento del capital lo que está detrás. A pesar de que los estadistas quieran impulsar un proceso pacífico y democrático de autodeterminación se topan con una realidad fáctica histórica, no hay estadidad sin sangre y sin exterminación de culturas. En todos los estados hubo un proceso previo de colonización. Esto demuestra aún más la contradicción teórica e histórica entre la anexión y la descolonización para nuestro Archipiélago.
Si el proyecto político anexionista tiene como fin establecer el proyecto económico socialista debe tener en cuenta que los intereses económicos estadounidenses tendrían el respaldo jurídico para evitarlo o revertirlo. El poder político establece la organización económica y viceversa, el poder económico determina la formación y desarrollo del Estado para favorecer sus intereses. Todos los estados de la unión mantienen un modelo económico capitalista neoliberal y aunque algunos pueden ser más progresistas entre ellos no lo son en comparación con los demás países libres.
Como estado de EUA, nuestra situación económica no cambiaría mucho, podría no recrudecerse porque nuestros intereses estarían representados en el Congreso. No obstante, continuarían aplicando en PR leyes que promueven el neoliberalismo, como son las leyes de comercio interestatal. Si en la estadidad se pretendiera cambiar estas leyes se requerirá luchar por más poderes, enfrentando siempre los límites de la autonomía, más restrictivos que los de un país libre.
Además, esta autonomía en la estadidad tiene una organización política liberal altamente excluyente, ya que se organiza en una federación de estados con representación por mayoría y un sistema de gobierno presidencial centralizado. Esto es contrario a la propuesta progresista tradicional de aspirar a un sistema de gobierno más representativo, inclusivo, descentralizado, comunitario, etc. Bajo el modelo estadounidense nos mantendríamos segregados.
Se podría argumentar que bajo la independencia también se mantendría un sistema presidencial y de mayoría. Pero, en principio sería un modelo unitario. Además, es importante recalcar que el sistema electoral de mayoría y el sistema de gobierno presidencial existentes fueron impuestos por EUA en la ley Foraker y luego reafirmado por la Ley 600. Mientras los elementos que aportan a una mayor democratización, como la ley de minorías, fueron propuestos y reclamados por los puertorriqueños. Lo mismo sucedió con la Sección 20, una sección progresista dentro de nuestra carta de derechos eliminada por el Congreso de EUA.
Nada de lo descrito elimina la posibilidad de que existan contradicciones, pero estas existen como consecuencia de coyunturas específicas pasajeras. Tarde o temprano, sobre todo cuando la crisis se avecina, todas esas máscaras y disfraces se echan a un lado y se manifiesta la verdadera esencia del colonialismo. La historia de PR ha tenido momentos de coherencia o contradicción en la relación ideológica entre la organización económica y las relaciones políticas con EUA. Durante la crisis legislativa de 1909, el unionismo promovió legislación contraria a los intereses de las centrales azucareras estadounidenses con el objetivo de presionar al Congreso para que atendiera el asunto del estatus político. En ese momento, hubo coherencia ideológica entre la política económica y el fin político que perseguían.
Con la Gran Depresión florecieron las contradicciones ideológicas. Las propuestas impulsadas por Rexford Tugwell, el PPD y el PSP se concretizaron en proyectos importantes como la PRERA, la PRRA, el Plan Chardón, la nueva Ley de Tierras, entre otros. Se trató de un proyecto impulsado y respaldado por la metrópoli con la intención de estabilizar las masas que incendiaban el país en protestas, luchas sociales y sindicales en el sector cañero, y parte del nacionalismo. Las reformas impulsadas a favor de los derechos de los trabajadores y la relación de Santiago Iglesias Pantín con el sindicalismo estadounidense propició que la Federación Libre de Trabajadores se convirtiera en subsidiaria de la American Federation of Labour en EUA, el sindicato más reformista entre todos los sindicatos. Estos hechos propiciaron en parte que un sector socialista importante en PR respaldara por mucho tiempo la anexión. Esto abrió camino para que eventualmente surgiera una coalición entre la burguesía criolla republicana y el liderato socialista, un evento que provocó la desafiliación de muchos trabajadores.
A esto se añade otro momento de contradicción ideológica en 1942. Muñoz y Moscoso comenzaron a impulsar un proyecto de Reforma contributiva dirigida a incentivar las corporaciones multinacionales. En ese momento, el Estado Metropolitano representado por Tugweell, vetó el proyecto de liberalización dando al traste con sus propios intereses metropolitanos y protegiendo los intereses locales. Esta contradicción no volvió a repetirse.
A diferencia de 1909, cuando los políticos de mayoría propiciaron un proyecto ideológico coherente, en la década de los 30 y los 40, el gobierno de EUA promovió el desarrollo mediante el colonialismo. Esto cambió con el comienzo de la liberalización, desde 1946 EUA incentivaría el capital multinacional. Con la llegada del neoliberalismo en sus diversas facetas, desde Hernández Colón hasta PROMESA, las contradicciones ideológicas entre las categorías economía y política fueron disminuyendo. Mientras EUA y los partidos de mayoría promueven el neoliberalismo corporativo, el independentismo se posiciona en su contra y promueve la social democracia o el socialismo.
Proponer el socialismo como un proyecto de la estadidad no puede verse como otra cosa que no sea una contradicción; puede plantearse políticamente pero no tiene sentido como proyecto empírico. Ni la descolonización, ni el socialismo, en el PR de hoy, son posibles aspirando a la anexión.
Es cierto que los EUA intervienen en los países libres para imponer decisiones económicas como lo hacían en la época del colonialismo clásico. Aun así, los países libres resisten gracias a los poderes políticos que un día les otorgó la primera independencia y que en otros casos se tradujo en una segunda etapa de independencia. PR fácilmente podría convertirse en un país libre y capitalista como también podría optar por modelos mixtos como la social democracia o el socialismo mediante el respaldo de su poder político local. Para Marx si a los países se les deja a su propia suerte y elección estos elegirán el socialismo. Passalacqua estaría de acuerdo con que esta frase se puede aplicar a PR, cuyo proceso histórico de desarrollo económico e independencia política ha sido constantemente interrumpido por los intereses estadounidenses de mantener el capitalismo[4].
La libertad política al igual que la equidad económica no será resultado de la planificación y estrategia únicamente. Será consecuencia del antagonismo histórico, de la necesidad y aspiración natural de los pueblos a defender sus intereses. La estadidad, por su parte, sería resultado de la culminación o desarrollo de nuestro proceso de colonización. Si tomamos en cuenta todos estos aspectos, la independencia como valor democrático y la estadidad como proceso evolutivo de colonización en EUA, entonces podemos estar de acuerdo con Rubén Berrios en que la independencia tiene un valor en sí mismo. En este caso, el valor se le atribuye gracias a que la democratización forma parte de una visión progresista de la vida, si se le quiere llamar ‘progreso’.
Aspirar a la independencia de PR tiene en sí mismo un valor ideológico de izquierda. Por más que se quiera tapar el sol con la mano, son los anexionistas y colonialistas los que han impuesto e imponen en PR el neoliberalismo. La diferencia fundamental entre los socialistas que prefieren la independencia y los que prefieren la estadidad es el camino que deben andar, el segundo es uno más largo y escabroso.
La realidad actual muestra como la estadidad continua debilitándose frente a la soberanía, los millones de puertorriqueños que forman parte de la clase trabajadora y proletaria han comenzado a “poner en armonía su ser y su esencia”. Ante el inminente desarrollo del capitalismo que acelera a pasos de gigante la entropía, tenemos que proponernos proyectos verdaderamente transformadores y factibles. El camino largo y escabroso de la estadidad prolonga nuestro calvario. En el selección de estrategias a seguir para lograr un PR más justo, democrático y desarrollado tenemos que excluir al anexionismo y priorizar la independencia. No se trata sólo de defender una ideología sino también, simple y llanamente, defender nuestros intereses.
Referencias
[1]Edgardo Meléndez, Partido, Política Pública y Status en PR, Ed. Nueva Aurora, 1998.
[2]Luis R. Cámara Fuertes, La ideología de los legisladores puertorriqueños, Publicaciones puertorriqueñas, 2010.
[3]Karl Marx, La ideología Alemana, Ed. El caballito, 2018, p.159.
[4]Juan M. G. Passalacqua, Dignidiad y jaibería: los paradigmas políticos puertorriqueños, Universidad de Puerto Rico, 1984.