Ilusión de la dilución
Si una persona: a) se encuentra mal de salud,
b) recibe un tratamiento para que se sienta mejor,
y c) se mejora; entonces no hay poder de razonamiento
conocido por la medicina que pueda convencerlo
de que puede no haber sido el tratamiento la causa de su mejora.
-Peter Medawar1
En un artículo sobre homeopatía en una revista (“Herbs for Health”) que vi en un consultorio médico, leí lo siguiente:
Sylvia Chatroux, un médico de Ashland, Oregon, trató recientemente a un paciente que presentaba fiebre alta, escalofríos, náusea y diarrea. Chatroux le dio al paciente arsénico homeopático, una forma altamente diluida de arsénico especialmente preparado. El paciente se recuperó prontamente.
Nos encontramos con un típico ejemplo de la perniciosa falacia de la afirmación del consecuente, en este caso de la forma: si administro arsénico homeopático el paciente se recuperará, el paciente se ha recuperado y por lo tanto, se debe al arsénico homeopático. En su forma post hoc es: administré arsénico homeopático y luego el paciente se curó. Por lo tanto, el arsénico homeopático fue la causa de la cura. Hay muchas aflicciones virales que causan estos síntomas, que pasan luego de unas 48 horas. Nada que ver con el tratamiento homeopático. El artículo también dice: aunque nada del ingrediente original queda en la solución, el agua “recuerda” la estructura del ingrediente. Así de fácil. Veamos de qué se trata todo esto.
La homeopatía2 es una disciplina que surgió en el siglo XVIII y que ahora disfruta de renovados bríos. Se basa en dos principios generales inventados por el médico alemán Samuel Hahnemann (1755-1843). El primero es: “igual cura igual” (similia similibus curentur). Esto significa que si quiero tratar la malaria —que causa fiebres intensas— debo usar una sustancia curativa cuyo efecto sea causar fiebre en una persona sana. La ley es un vestigio de las ideas mágicas del medioevo, cuando se pensaba que la similitud o “simpatía” entre ciertos objetos permitía operar sobre uno para afectar al otro. Este tipo de magia aún se practica en algunas sociedades. Así, en algunas prácticas mágicas se opera sobre una figura que representa a un individuo para obtener efectos sobre el individuo.
La segunda tesis, más enigmática aún, dice: “a más pequeña la dosis de la sustancia curativa, más poderoso su efecto,” o lo que se designa como la ley de infinitesimales (si le ve la lógica me deja saber). Para preparar sus medicinas Hahnemann utilizaba un proceso de diluciones sucesivas. Así, diluía una parte del extracto de alguna planta medicinal con diez partes de agua. Luego de mezclar bien, diluía nuevamente una parte con diez de agua, lo que resultaba en una dilución de una parte en cien. Al repetir este paso una tercera vez la dilución es una en mil. Por ejemplo, el café puede causar insomnio, por lo tanto, café homeopáticamente diluido puede utilizarse en vez de pastillas para dormir, en este caso: “coffea cruda.” (Si no me cree, pude comprarlo por internet). En Amazon cuesta un buen billete y dice: “Cero efectos secundarios, cero interacción entre drogas, ninguna contraindicación o síntomas escondidos”. Sin duda buena descripción de los efectos del agua pura. Tampoco existe el peligro de una sobredosis. Un montón de testimonios se pueden resumir con: It really works!
Veamos algunos numeritos. Es común que los homeópatas continúen con este proceso de dilución 30 veces. El resultado final es una parte de la medicina y 100.000.000.000.000.000.000.000.000.000 partes de agua. Recordará que el número de Avogadro (NA = 6,023·1023 moléculas/mol) es el número de moléculas contenidas en un mol de una sustancia. Un mol de agua es una masa de 18 gramos de agua (una lata de refrescos tiene 333 g) y contiene 6,023·1023 moléculas de agua.
Con una dilución de 30 veces, es necesario que un paciente tome 3.000.029.900 de litros del preparado para que al menos ingiera una molécula de la medicina (dejo el cálculo al lector). La ausencia del ingrediente activo en los remedios homeopáticos permite caracterizar justamente a la homeopatía como una forma de “medicina” sin medicina que pretende que “nada disuelto en agua es más eficaz que agua en la cual nada está disuelto”.
Esta carencia de ni siquiera una molécula del remedio en la mezcla administrada al paciente es admitida abiertamente por los homeópatas. Alegan ellos que las sustancias curativas dejan en la solución unas “esencias espirituales” que restauran la “fuerza vital” del cuerpo, que el agua “recuerda” al ingrediente activo. Cabe entonces preguntar si el agua también “recuerda” todas las otras moléculas con las cuales ha estado en contacto a lo largo de su historia, es decir:3 Curiosamente, el agua que se ofrece como tratamiento no recuerda las vejigas en que se guardó, ni las sustancias químicas con cuyas moléculas estuvo en contacto, o los otros contenidos de las alcantarillas en las que estuvo, o la radiación cósmica cuyas ráfagas la atravesaron.
Una receta homeopática para tratar la irritación causada por el pañal del bebé señala que se trate con rhus toxicodendron, mejor conocida como “poison ivy” o hiedra del veneno, una aplicación del principio “igual cura igual”. Por suerte para el bebé, el segundo principio de dilución garantiza que las nalgas del pequeño no sientan nada más que los efectos refrescantes de un poco de agua.
Oscillococcinum es un producto homeopático que se vende para la prevención y alivio de los síntomas de resfriados e influenza, producido por la empresa francesa Boiron, con ventas anuales que superan 300 millones de euros. Su “ingrediente activo” es Anas Barbariae Hepatis et Cordis Extractum, HPUS 200CK (200 diluciones) (extracto de hígado y corazón de pato de Berbería), HPUS 200CK (200 diluciones por el método del Sr. Korsakoff, aunque el método de dilución no tiene importancia, ya que lo que queda es agua). Los ingredientes inactivos son sucrosa y lactosa. El método de preparación consiste de los siguientes pasos:
- Llenar una botella estéril con un litro de agua y glucosa.
- Coger un pato silvestre, cortar su cabeza y extraer su hígado y su corazón.
- Añadir a la botella 35 g del hígado y 15 g del corazón.
- Dejar la botella en reposo durante cuarenta días; hígado y corazón se disolverán.
- Vaciar la botella sin enjuagar (de forma que quede un residuo del preparado) y llenar con agua pura.
- Sacudir con energía (agitación o sucesión, para la dinamización).
- Repetir los pasos anteriores (agitación, vaciado y rellenado) 200 veces.
- Usar el agua obtenida para empapar tabletas de lactosa de 5 mg.
- ¡El hígado y el corazón de un pobre pato da para ventas de muchos millones!
La cajita con seis dosis se vende en unos €6, y se indica un par de dosis al día. Para CYA,4 la cajita también dice: Si los síntomas persisten más allá de los tres días consulte a su médico. No es solamente una tomadura de pelo, es una estafa multimillonaria y causa asombro que las autoridades (especialmente aquellas relacionadas a la salud pública) lo ignoren.
Aceptar la homeopatía implica descartar los conocimientos médicos, biológicos, físicos, químicos y farmacológicos extensamente corroborados. Las ideas de “esencias espirituales” y la “fuerza vital” del cuerpo no tienen fundamento ni un significado que pueda servir para entender de qué se trata aquello que trata la homeopatía.
También implica descartar el principio de contradicción (Algo no puede ser X y no-X al mismo tiempo). Si una medicina homeopática es agua pura entonces es una contradicción decir que tiene propiedades curativas que el agua pura no tiene. Fin del argumento. Eso no evita que un frasco de agua destilada se venda por $1 mientras que si el agua se envasa como medicina homeopática entonces el mismo volumen pueda venderse en $100; no es mal negocio.
Con una visión tan diferente de la ciencia, se podría suponer que los practicantes de la homeopatía estarían ansiosos de hacer predicciones novedosas que pudiesen ser demostradas empíricamente. Ese sencillo requisito no se cumple y suelen ser los escépticos los que han tomado la iniciativa de dirigir los estudios controlados que se han hecho, con resultados nada favorables para la homeopatía.5
El mero hecho de que la homeopatía, según algunos, “funciona” (It really works!) no prueba nada, ya que se trata meramente de la falacia pragmática. Muchas de nuestras dolencias son autolimitadas, es decir, que se curan por si solas y cuando esto ocurre luego de tomar un remedio homeopático cometemos la falacia post hoc. Al consultar a un médico amigo para que me recetara un remedio para mi resfriado me dijo: “Tómate estas pastillas para que se te cure en una semana. Si no te las tomas, se te curará en siete días”. En la época de Hahnemann las prácticas médicas en muchos casos eran más dañinas y dolorosas que la alternativa de no hacer nada, que es exactamente lo que hacía un remedio homeopático, por lo cual, dentro de ese contexto era mejor. En todos los casos en los cuales se ha examinado por medio de estudios aleatorizados doblemente ciegos con control de placebo (en este caso el placebo es agua) la efectividad de algún remedio homeopático, el resultado ha sido consistente con ninguna efectividad. Lo que queda es un placebo bien empaquetado, un paquete.
A la luz de lo anterior se pueden considerar dos hipótesis:
- Las personas se sienten mejor luego de tomar remedios homeopáticos por el efecto placebo, o
- Sustancias que causan ciertos síntomas en personas sanas pueden curar estos síntomas en personas enfermas si se administran en diluciones tan extremas que en realidad solo queda agua.
Se me ocurre lo siguiente: ¿Por qué no ayudar a todos los que padecen dolores de cabeza y potenciales infartos lanzando una aspirina en una represa de la compañía de aguas?
En la ciudad de Washington DC, tomé la foto de una estatua en honor a Hahnemann. En honor a la verdad, sería propio dinamitarla, o al menos agregar un cartel aclaratorio.
- Peter B. Medawar (1967). The Art of the Soluble. Methuen London. P 14. [↩]
- Victor-Javier Sanz (2010). La Homeopatía ¡vaya timo! Laetoli [↩]
- Singh, S., & Ernst, E. (2008). Trick or Treatment: The Undeniable Facts about Alternative Medicine. W. W. Norton. [↩]
- CYA: siglas del inglés para: “Cover your ass“. [↩]
- Shang, A. Huwiler-Muntener, K., Nartey, L., Juni, P., Dorig, S., Sterne, J.A., Pewsner, D. & Egger, M. (2005). Are the clinical effects of homeopathy placebo effects? Comparative study of placebo-controlled trials of homeopathy and allopathy. Lancet 366 (9487): 726-32. Ver además: Ernst E, Pittler MH (1998). Efficacy of homeopathic arnica: a systematic review of placebo-controlled clinical trials. Archives of surgery (Chicago, Ill. : 1960) 133 (11): 1187–90. [↩]