Instrucciones para domesticar la protesta
Ubíquela en algún lugar donde no moleste. Deberá estar al margen, de ser posible invisible, o al menos opacada por eventos mejor posicionados.
Asígnele un máximo de decibeles. De ser posible, quítele cualquier instrumento que magnifique el volumen. Dígale
cosas como «calladita te ves más bonita».De hecho tírele con el refranero, que suelen ser los soundbites de las ideologías dominantes. Láncele el de la miel que atrae versus el vinagre que hiede, el del mañana que será otro día, el del pájaro en mano para no mirar el cielo y el de hacer limonada con los limones.
Conmínele a la mansedumbre del respeto y de los buenos modales.
Instrúyala a salirse del medio, a no subir la voz, a dar la otra mejilla y a seguir los procesos aunque esos procesos la hayan traicionado.
Así, dócil, pequeña, así la querrán más,
o la odiarán menos,
que no es lo mismo pero dá igual.