Jóvenes de Escuela de Artes Plásticas y Diseño hacen mobiliario para CBA
¡No! La juventud, el «divino tesoro» poético, no está perdida, y cada día más y más jóvenes lo validan con sus ejecutorias dentro y fuera del mundo del arte. Esta vez son tres jóvenes: una egresada y dos estudiantes de la Escuela de Artes Plásticas y Diseño (EAPD), quienes diseñaron y construyen nueve piezas de mobiliario para ubicarse en el vestíbulo del Centro de Bellas Artes (CBA), cerca de la boletería. Ya construyeron una. Y, ¡SI!, están contentos.
Keila Pérez, egresada de EAPD, 2016, estuvo a cargo del diseño; Ángel Lamar Oliveras (EAPD 2017) y Luis Santiago (EAP 2018) estuvieron y están a cargo de los aspectos técnicos, construcción, ensamblaje y trabajos de producción. La egresada y los dos estudiantes provienen del Departamento de Diseño Industrial de la EAPD que dirige Vladimir García, manejador del proyecto en cuestión, y quien «gestionó el proyecto en su curso de Muebles 3». El contrato es entre el Centro de Diseño de la EAPD y el Centro de Bellas Artes (CBA) a quien representó Ricardo Cobián, que en ese momento fungía de Director del CBA, el cual seleccionó el proyecto de estos jóvenes, y el sofá, -la pieza ya construida- se mostró en la Exposición de Diseño Industrial de 2015.
«Todo comenzó como una competencia de la clase de Diseño de Muebles 3, el último taller antes del Seminario», explica Keila, quien señala que «en la clase cada estudiante presentaba una propuesta; en la primera ronda, el Centro de Diseño de la EAPD, el manejador del proyectos, profesor Vladimir García, y el profesor Doel Fresse, escogieron seis semifinalistas, y luego vino otra presentación y se unieron al trabajo de los muebles los compañeros Ángel Lamar Oliveras y Luis Santiago; de los seis proyectos presentados, Ricardo Cobián del CBA escogió dos que se trabajaron más detalladamente y escogió el proyecto nuestro», añade Keila, al hablar del proceso de selección del proyecto.
Como parte del proceso de desarrollo del trabajo comenzaron por visitar el espacio, y ver cómo la familia se iba a integrar al mismo, se trabajó en relación al plano de la planta y se consideraron los elementos estéticos, estructurales y ergonómicos en el proceso de diseño y manufactura», explican los tres casi al unísono.
Los tres jóvenes estudiaron y estudian Diseño Industrial que «se ocupa de la escala humana, en la interacción con el objeto producido; no es una creación en grandes proporciones, es a la escala del usuario, y se trabaja para resolver algún problema», plantea Keila. En este caso el «problema era incorporar al vestíbulo del CBA un mobiliario que sirviera para que los visitantes se sentaran (y levantaran) cómodamente y que a su vez no se interrumpiera el flujo de los otros visitantes. Y añaden Ángel y Luis: «había dos sofás grandotes, residenciales y ésta era una de las preocupaciones del cliente: el hecho de que a la mayoría de los visitantes, que allí se sentaban, se les hacía difícil levantarse, y se generó la necesidad de crear un mueble nuevo».
Keila Pérez, quien diseñó los muebles plantea: «Yo hice un estudio del espacio, ¡muy frío!: el piso es de granito; las paredes de mármol son de casi 30′ de altura y el techo es de metal cromado; todo ellos son materiales fríos, parte de la estética modernista que comenzó entre los 1920 y 1930», plantea la diseñadora y añade: «Investigué a los diseñadores Finn Juhl, danés (1912-1989) y Naoto Fukasawa, japonés (1956-) en búsqueda de una inspiración más cálida y acogedora para contrastar con el espacio. Todos estuvieron de acuerdo en que «el espacio es conservador y no pedía formas atrevidas, sino algo austeras», asienten.
En términos del trabajo en el colectivo, así se expresa Luis: «Hubo química, no encontronazos, discutíamos y todos estábamos de acuerdo, aunque sabíamos que Ricardo Cobián tenía la última palabra».
En estos momentos el proyecto entra en su última fase que incluye la construcción de las demás piezas (ocho), adicionales al sofá, fase que durará hasta diciembre; «los materiales llegaron el lunes 19 de septiembre, y ahora cortar, ensamblar y llevar a la tapicería», añaden.
Estos tres jóvenes han compartido el trabajo de este proyecto, que califican de «importante» por, entre otras cosas, la visibilidad que tendrán sus muebles en un recinto cultural como el CBA. ¿Qué aprendieron en el proceso? Comienza Luis apuntando: «Aprendí, en la práctica, cómo es el Diseño Industrial, que no es diseño escultural, es para que se use” añade Keila y todos asienten: «Aprendimos a presentar una propuesta de Diseño, ajustarla al presupuesto (¡es difícil!), a bregar con manufactureros, a gestionar materiales con los suplidores, a ser flexible con los clientes”, y acota: «Trabajar en equipo es una misión», y añade Ángel: «Hubo diferencias pero siempre se llegó a un consenso». Recuerda Keila que: «Como estudiantes no hay que hacer todas estas cosas».
Los tres han saboreado y saborean las bienandanzas de trabajar en colectivo un proyecto, ya no como estudiantes sino como profesionales de Diseño Industrial y asienten lo que es obvio pero que a veces pasa por desapercibido: «Tenemos más práctica y mayor preparación, y de seguro que cuando terminemos (diciembre o a más tardar enero) vamos a tener más preparación». Se consideran «privilegiados por haber tenido esta oportunidad», y se percatan de ello, al recordar otros logros de estudiantes de la EAPD, como la selección del uniforme para las recientes Olimpiadas en Brasil, diseñado por el Departamento de Diseño de Modas; el Premio de la ASPPRO que ha diseñado Rolando Carrasquillo, otro estudiante (ahora egresado) de Diseño Industrial; los trofeos de Gina García Alfaro del departamento de Escultura, y otros galardones de Ángel Lamar Oliveras, de Diseño Industrial.
La política de la EAPD es «darle estas oportunidades a los estudiantes», añaden haciendo énfasis en lo que ocurre en su Departamento de Diseño Industrial que sigue con firmeza esta política.
Y a la pregunta: ¿Qué se necesita para trabajar en un colectivo? uno a uno va diciendo: «Comunicación, ganas de trabajar, compromiso con lo que empezamos, consistencia y tolerancia», es la fórmula para trabajar, exitosamente, en colectivo.
¡Y lo lograron, y ¡SI! están contentos!
A partir de enero, ellos, la EAPD y su departamento: Diseño Industrial, «sentarán» su presencia en las nueve piezas del mobiliario en el vestíbulo del Centro de Bellas Artes.