La deshumanización del trabajo
propósito es de mayor alcance: es sustituir el factor humano en la oferta de servicios. Si usted quiere comer algo, lo encarga a través de la computadora portátil, y la presencia humana se limita a la persona que le trae lo ordenado. No me extraña que en un futuro cercano este trabajo también lo haga otro tipo
de inteligencia artificial o IA, es decir, un robot o un dron.
Como los pedidos se hacen a través de este “adelanto tecnológico” si usted interesa una variación en alguno de los platos que le aparecen en pantalla, tendrá que desistir, porque what you see is what you get. Ah, no piense que la sustitución del recurso humano le evitará pagar propina, porque ésta estará en la factura, con opciones de 15, 18 o 20 %.
Luego de concluir el almuerzo todavía quedaban horas de espera, por lo que me dirigí a comprar una botella de agua. Nuevamente para mi sorpresa, no pude pagar con efectivo, todo se paga con tarjeta.
Mientras cavilaba sobre esta experiencia, me topé con un artículo de la versión digital del periódico El País de España de 25 de enero de 2019, cuyo título era Así es la primera tienda sin dependientes de España, la cual se llama Tudecora. Su dueño explica que los clientes pueden abrir la tienda con su teléfono móvil, incluso en días festivos. Es decir, no se necesita empleado para abrir la tienda, y los artículos se seleccionan y pagan por vía electrónica. Ante interrogantes sobre el factor humano, éste explica que aún habrá necesidad de empleados para tomar las órdenes y coordinar las entregas, lo que pueden hacer desde sus casas. A pesar de esta salvedad, no debe quedar duda de que la cantidad de empleados y los costos de producción para el dueño se han de reducir. Al igual que él, los propulsores del uso de IA sostienen que siempre habrá necesidad de que humanos realicen ciertos empleos como científicos, novelistas, artistas y los nuevos empleos que han de surgir como resultado del uso de AI. Lo importante será readiestrar los recursos humanos para los nuevos empleos.
No obstante, Kevin Roose en su artículo La agenda oculta de automatizar empleos, publicado el 10 de febrero de 2019 en la sección del New York Times que publica los domingos el periódico el Nuevo Día, indica que hay poca evidencia de que volver a capacitar funcione en gran escala. Sostiene que el “Foro Económico Mundial calculó que de 1.37 millones de trabajadores que se proyectan sean desplazados, solo uno de cada cuatro puede volver a ser capacitado de forma rentable por programas del sector privado.” Plantea que las decisiones tomadas por la élite financiera que se reunió en Davos, Suiza hace unas semanas, será determinante para saber si el uso de IA sirve solo como herramienta para aumentar la productividad o para infligir dolor. Cita al Director de la Iniciativa de Economía Digital de MIT, quien ha expresado que la decisión no ha de ser entre usar o no IA, sino si la usas “en una forma que crea prosperidad compartida, o más concentración de riqueza”.
Al presente, no solo se incrementa el uso de IA que desplazan humanos de la actividad trabajo, sino que se están reduciendo derechos y beneficios de los que aun tienen un trabajo, empeorando la calidad de vida de estos y de sus familias. Basta el ejemplo de la reducción en los días de vacaciones como mecanismo para aumentar los días productivos de una compañía. Dos semanas de vacaciones al año limita la cantidad de días que los padres pueden disfrutar con sus hijos durante los más de dos meses de vacaciones que estos tienen. Ello obliga a los padres a pagar un alto costo para cuido mientras ellos trabajan, costo que la sociedad no le reembolsará ni en reintegro contributivo, o tendrán que optar por dejarlos solos el resto de las semanas que estarán trabajando, en cuyo caso se les facilitará unteléfono o una computadora para que se entretengan. De esta forma la sociedad abona a que los niños vayan perdiendo destrezas sociales, pues se reduce la interacción con sus padres, hermanos o amigos, y otros se entretienen con otros vicios.
Es cierto que la tecnología ha facilitado el ofrecimiento de servicios a los humanos y ha facilitado ciertos trabajos en la agricultura. La tecnología sirve para propósitos loables tales como técnicas avanzadas para el mantenimiento de la salud, operaciones por métodos como laparoscopias o mediante uso de rayos laser. Pero, también nos puede dirigir a la pérdida de valores hasta ahora considerados de alta prioridad en la convivencia social como lo son la intimidad y la solidaridad. No se puede ocultar que la proliferación y sofisticación de la tecnología ha generado incremento en el por ciento de personas desempleadas.
Es momento de reflexionar sobre la sociedad que estamos construyendo. Pensar si las IA deben servir para ayudar a los humanos a tener calidad de vida o si dejamos que los humanos pasemos a ser objetos a merced de las IA. Reflexionar sobre si es realmente necesario más producción a través del uso de IA, cuando la capacidad económica para para adquirir bienes se habrá reducido sustancialmente. ¿Para qué entrar a una tienda que podemos abrir con un celular llena de artículos que no se pueden
comprar?