La historia de nadie
en la ruta del ciclón nadie me espera;
espero vivir y morir a la sombra de aquel zaguán solitario
donde nadie ha nunca aguardado un segundo;
un camino que a nadie acompaña.
una profunda soledad abraza a los héroes de antilla alguna,
que a juzgar por su epopeya es ninguna,
por que nadie espera de mí lo que de mí nadie espera.
nadie.
¿por qué ni el pescador me pesca,
me saca de este mar de abril
en sus redes,
me recoge en su siniestro saco
de barrotes opacos y míseros víveres?
fondos.
mástil sin trastes y sin vela;
costillar a la intemperie de sol, de luna y sereno;
un barco abierto,
el abismo.
es el sol semblante de nadie.
nadie abraza el fulgor de una duda en las entrañas
resquebrando de un plumazo el cascarón inerte;
nadie toma el tiempo de decir,
de hacer decir lo que nadie.
nadie encuentra las palabras
que a orillas depositó la corriente,
pulidas por el tiempo han quedado
de algodones o testigos;
testigos que recogió el jardinero
en tiestos con sabor a membrillo
y colocó a orillas del tiempo
en alguna casa, algún castillo.
nadie es la casa del río que a costa del viento se entierra,
sueños, abusos y fé que ahora son la montaña,
abusos del medio-hombre son el vientre,
montículo bastardo,
sepultados en la historia que ha de escribir nadie.
dime tú, ¿cómo se vive al margen?
¿cómo se soporta residir al calce,
al sur de una agenda?
ceguera.
¿cómo se soporta ser blanco en la mirada del mundo,
ser poco más que el plano margen del mundo,
una playa blanca a orillas del mundo,
un mundo a orillas del mundo,
una ruta a orillas del rumbo?
nadie quiso que nadie nadie fuese,
nadie lo quiso.
nadie es culpable,
nadie es responsable,
nadie debe.
nadie es las cenizas que viajan el aire,
un montículo de cenizas que al aire desvanecen,
se hacen nadie.
se eternizan.
se alojan.
son cadáveres del duelo,
del ardor, del fuego.
son silencio.
un poblado abandonado;
anónimo limbo aquel
que de un aliento a la espera queda;
nadie a-la-espera-de,
con su mirada hecha suelo,
sombra del sol que se transmuta
en un aura azul y un desvelo.
por que nadie representa hoy el padre,
y a la espera del padre hoy nadie queda.