La Universidad de los aumentos, los ajustes y las revisiones
¿La revisión de la deuda de la Universidad de Puerto Rico, por parte Moody’s Investors Service, se traducirá en un aumento en la matrícula? Esta es la pregunta que varios compañeros me han hecho desde que salió a relucir la intención de revisar la deuda de la Universidad con el fin de degradarla. Antes de proceder, entiendo que es necesario desmentir lo que se ha dicho por parte de algunas personas que aparentan desconocer sobre el tema. Para que quede claro, la imposición de la cuota de estabilización fiscal no representó un adelanto en el crédito de la UPR. De hecho, en el informe con fecha del 14 de enero de 2013, Moody’s degrada la nota de la deuda de Bb2 a Bb3. Para ese entonces, la cuota de estabilización fiscal seguía vigente. Entiéndase, la agencia crediticia degradó el crédito de la UPR a pesar de que la institución estaba cobrando la cuota de estabilización fiscal. Esa cuota se establece para sufragar un déficit de unos cuarenta millones de dólares ($40,000,000), resultado de las excepciones que se le hicieron a la fórmula del 9.6% que recibe la UPR tras la aprobación de la Ley 7-2009. Por otro lado, ese mismo informe plantea que dada la situación de las finanzas del ELA, era poco probable el que se incrementara la cantidad del fondo creado por la Ley #176 del año 2010 con el fin de sufragar parte del déficit con la llamada “Beca Rivera Schatz”. En esto tenían razón, pues los treinta millones de dólares ($30,000,000.00) también provenían de los fondos del Estado Libre Asociado y todos sabemos lo precario que están las finanzas del país. Por tanto, con o sin la cuota de estabilización fiscal, la Universidad seguía dependiendo de los fondos del Estado Libre Asociado. La única diferencia era la manera en que se recibían esos treinta millones de dólares ($30,000,000.00).
Habiendo aclarado el asunto sobre la cuota, hablemos sobre las razones de la degradación. En ese informe se habla también de las razones que causan la degradación del crédito de la Universidad. Entre las que se mencionan, se habla sobre la incapacidad de la institución para generar fondos propios y la dependencia de la institución hacia el gobierno central. Sobre la generación de fondos propios, se sabe que la situación económica en el campo de la investigación y las patentes es un renglón que ha estado en decadencia. Cada día hay más competencia entre la academia y se ha disminuido la capacidad de auspiciar proyectos investigativos, según han surgido recortes en el presupuesto de la UPR.
Recordemos que el Congreso Federal ha reducido las partidas de los fondos dirigidos hacia las agencias que se encargan de auspiciar y financiar proyectos académicos y de investigación. Por ejemplo, podemos hacer mención de los recortes que se le hicieron a la National Science Foundation y como esto ha afectado la capacidad de la agencia para auspiciar proyectos científicos enfocados en áreas como las Ciencias Sociales y las Humanidades. Ahora, cuando hablamos de los mecanismos para generar fondos propios, siempre hay gente que lo único que piensa es en aumentar los costos de matrícula. Sin embargo, aunque Moody’s reconoce la necesidad de generar fondos propios, tenemos que prestarle atención a lo que dice sobre la posibilidad de aumentar los costos de matrícula. En el documento, se habla sobre la incapacidad que tienen las familias en Puerto Rico para asumir costos adicionales en el pago de la matrícula de los estudiantes. De hecho, según los estados financieros de la UPR más recientes, los fondos que se generan por concepto de matrícula constituyen el 5.3% ($72,475,000/$1,378,719,000) del total de las fuentes de ingreso de la institución. Por lo tanto, los ingresos por concepto de matrícula no son una fuente de ingreso significativo para la institución. Para Moody’s, las patentes y el auspicio de investigaciones ($174,166,000 al 2012) son las principales fuentes de ingresos en además del dinero que recibe la Universidad de Puerto Rico del fondo general. Por lo tanto, no podemos pensar que la solución para mejorar el crédito de la UPR radica en aumentar o “ajustar” los costos de estudio. Nada más lejos de la realidad.
De hecho, la revisión de los bonos de la Universidad de Puerto Rico se debe a un efecto en cadena, a una tendencia, tras la puesta en revisión del crédito del país. Así lo dice Moody’s Investor Service en su informe publicado el 19 de diciembre de 2013. La posible degradación del crédito de la Universidad está sujeta a lo que ocurra con el crédito del Estado Libre Asociado y/o del Banco Gubernamental de Fomento y el manejo de las finanzas dentro de la institución (cantidad de estudiantes matriculados, financiamiento externo para investigaciones, patentes, entre otros). Bajo ninguna circunstancia el aumentar los costos de estudio mejoraría el problema del crédito de la Universidad. Por el contrario, el tomar una medida como esta, podría ser contraproducente y abonar a la especulación sobre los bonos de la Institución. Sería una aceptación de que la Universidad no tiene otro remedio que recurrir al bolsillo del estudiantado a pesar de las limitaciones que tienen las familias en Puerto Rico para asumir nuevos cargos en los costos de matrícula (como bien ha indicado la agencia crediticia en el pasado).
Por otro lado, es pertinente preguntarnos: ¿Por qué hay una insistencia de algunos en aumentar los costos de estudio? ¿Hay necesidad de hacerlo? La primera pregunta, no me atrevo a contestarla. Pues mi apreciación sobre el particular es que es un mero capricho de algunos de encarecer los costos de estudios y hacer más inaccesible la educación pública para los sectores más desventajados de la sociedad puertorriqueña. Otros, con algún tipo de validez en el argumento, alegan que no favorecen el aumento. Sin embargo, dicen que es necesario “ajustar” los costos de matricula con el costo de vida. Entiéndase, como el costo de vida ha subido, pues la Universidad no puede estar exenta y también tiene que incurrir en una serie de gastos que afectan sus finanzas a medida que se encarecen los productos en Puerto Rico. Bajo ese mismo argumento fue que se estableció el aumento escalonado al aprobar la Certificación #60 de la Junta de Síndicos de la Universidad de Puerto Rico para el año académico 2006-2007. De hecho, uno de los indicadores que se utilizó para justificar el alza fue el índice de precios del consumidor. Sin embargo, el aumento del 4% de interés compuesto anual en el costo del crédito fue consistente por seis (6) años sin tener en consideración los cambios en los indicadores utilizados para su justificación. Este aumento se descontinuó para el presente año académico, pero se creó un Comité encargado de evaluar las finanzas de la institución. Esto, en combinación con las intenciones de aumentar la matrícula por parte de algunos miembros de la Junta de Gobierno y la posible degradación del crédito de la Universidad, dará paso a un debate sobre la posibilidad de aumentar los costos de estudio para el próximo año académico. Sin embargo, ya sabemos lo que piensa Moody’s Investors Service sobre el particular y sabemos que el estudiantado no debe seguir asumiendo los costos de una mala administración y del mal gasto y pobre manejo de nuestros recursos.
Sin embargo, ¿qué proponemos? Sencillo, hagamos una revisión de la burocracia administrativa de la Universidad y cortemos grasa. El dinero está, pues no conozco otro país que le otorgue el 9.6% de su presupuesto para el financiamiento de su Universidad. En estos tiempos de crisis económica, hay que hacer un mejor uso de nuestras finanzas y es necesario maximizar los recursos que tenemos para la optimización de los servicios a los estudiantes y del servicio que le da la institución al país. Antes de considerar un aumento en el costo de la matrícula de los estudiantes, hay que considerar si es necesario darle aumentos de sueldos de miles de dólares a los administradores de la Universidad, hay que evaluar si es necesaria la compensación que se le da a aquellos claustrales que fungen como Senadores Académicos mientras (los estudiantes) hacemos el mismo trabajo de forma gratuita, hay que cuestionarnos la necesidad de que cada Facultad o Escuela del Recinto de Río Piedras administre su propia biblioteca cuando existe un Sistema de Bibliotecas que se puede encargar de esa función, es necesario preguntarnos por qué tienen que haber once (11) Decanos de Administración y once (11) Decanos de Asuntos Académicos (además de sus respectivos Decanos asociados y Decanos auxiliares) para cada uno de los Recintos.
En fin, mi llamado a la administración universitaria es a que hagan lo que no se ha hecho hasta ahora: revisar la estructura administrativa de la Universidad y la utilización de sus recursos. Vivimos en momentos de estrechez económica y todos tenemos que ajustarnos a la realidad. Demás está decir que ya los estudiantes hemos hecho lo propio. Pagamos una cuota de estabilización hasta hace poco, todavía pagamos cuotas especiales dirigidas a mejorar la infraestructura y la tecnología de la institución mientras las inversiones no se ven y asumimos un aumento escalonado durante los pasados seis (6) años basado en indicadores con datos erróneos. Mi llamado es a que seamos eficientes y a que los administradores se ajusten a las condiciones económicas del presente. Ya nos tocó a nosotros, ahora les toca a ellos.
*El autor de este escrito es el Presidente del Consejo General de Estudiantes del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico.