La zapatera prodigiosa
Seis meses nos tomó el montaje. En realidad un año desde el momento en que me vino la idea. Fue a partir de la puesta de Hij@s de la Bernarda. Pensé que esa Bernarda de Federico García Lorca tenía su doble en La Zapatera. Y al igual que Gilda Navarra, mi maestra, que no hizo sus Ocho Mujeres hasta que encontró la actriz que encarnara su Bernarda, no se me ocurrió hasta no ver a la bailaora taconeando en escena. Tanto Bernarda como La Zapatera son acosadas por los vecinos chismosos que no tienen otra cosa que hacer; por una sociedad intolerante que en la realidad también termina con Lorca en Granada por no entender su vida ni su arte. Sólo que en Bernarda gana la muerte y en La Zapatera el amor. Dos caras de la misma moneda; dos Lorcas: el trágico y el fársico, en fin: el teatrero.
Entonces comencé a completar el reparto. Tendría que ser pequeño y multitasker porque la realidad de la brega en el país lo obliga. Hay financiamiento escaso y los actores, bailarines y músicos se las buscan en guisos breves que consumen el tiempo. Necesitábamos tres horas a la vez, una vez por semana para ir armando el muñequito; los lunes fueron el día. Así el otro guiso se fue cocinando. Al Niño lo encontré cantando, haciendo brujerías con su guitarra y con sus duendes. Pero antes, había pensado en “Los Breves.” Dos de ellos colaboraron maravillosamente conmigo en la IUPI y su “casa” de ahora, que se viste de noche para los noctámbulos, podría abrirse de día para los que como yo teníamos al Teatro Tapia como niñera los domingos en tandas de matinal y matiné para estimular nuestras fantasías. Y el músico, ah, el músico ha sido fiel. Durante quince años produce todos los sonidos y las melodías de los montajes que hago y, no faltaba más, también actúa. El diseñador es colaborador desde hace dieciocho años. Comparte con mi carnal de la vida, el arte, los espacios, el color, la composición y completa con ojo fino la dirección. ¡Qué lujo!
Respeto mucho a este grupete y a este oficio. En esta ocasión, como en muchas, está compuesto de artistas admirables, responsables, apasionados, graciosos y tiernos a la vez. La receta perfecta si tuviéramos todo el tiempo del mundo para dedicarle ocho horas diarias al oficio con la comida y la cobija resueltas. Nos moriríamos de la risa.
Así esta experiencia particular. En los montajes que enriquecen nuestras vidas, van apareciendo ellos y también se van y vuelven, porque así pasa tanto en la realidad como en el Teatro. El último de los integrantes, llegó por causas y azares y amistades comunes y se ha quedado hasta el final. Con ellos generamos una pequeña sociedad imposible, organizada artificialmente en el tiempo y el espacio. Sabemos que es efímera, como efímero es el momento del encuentro con los espectadores y como efímera y frágil es la existencia. Hay que desarrollar un colectivo que se respete, que confíe, que se entregue a la experiencia, que sea capaz de imaginar como grupo y proponer desde su particular historia anímica y profesional una razón válida para encontrarse a jugar.
En esta ocasión, trabajamos durante miles de horas para seiscientos espectadores, prácticamente desconocidos, como si fueran nuestros íntimos amigos, nuestros familiares. Los tenemos que convencer con nuestra historia, con nuestro oficio. Ellos no saben que trabajamos tanto para encontrarnos con ellos durante una hora, improvisar ese encuentro y luego despedirnos para no vernos más; nunca más en esas condiciones. Luego, ellos serán otros y nosotros también. Es la naturaleza de la bestia o del cachorro. Es un junte de energías único e irrepetible. Nosotros tenemos que estar bien sintonizados y disfrutarlo para que ellos le entren al juego y piensen y se diviertan. Sino, no sale. Loco ¿verdad?
Estamos en esta aventura prodigiosa:
Jeanne d’Arc Casas como La Zapatera
Maximiliano Rivas como El Zapatero
Marisé (Tata) Álvarez como La Vecina, Don Mirlo, etc.
Lizbeth Román como El Niño
Rafael Martínez como El Alcalde y Músico
Juan Fernando Morales como El Diseñador
Rosa Luisa Márquez como La Directora
La Zapatera se presenta los días 17 y 18 de diciembre en el Teatro Israel “Shorty” Castro a las 2:00 de la tarde. Una versión musical y boricua de La zapatera prodigiosa para toda la familia.