«Ladies and Gentlemen: The Beatles!!»
«Ladies and Gentlemen: The Beatles!!»
¿Y quienes eran esos jóvenes animados y melenudos que tocaron ante 73 millones de personas por TV (número significativo, considerando que la población de EEUU entonces era de casi 190 millones)?
A principios de la década de 1950, Inglaterra no se había recuperado de la devastación de la Segunda Guerra Mundial. Los niños ingleses criados en la posguerra sufrían los estragos de una sociedad marcada por las raciones de provisiones y los bomb shelters. La distancia emocional del padre, los valores de ética de trabajo, el neatness y valores uptight marcaron esos primeros años de la década de 1950 en el Imperio Británico venido a menos. Algunos de los niños que luego se convirtieron en rock stars describen esos tiempos como grises. Muy grises. Faltaba color.
Y el color llegó a las vidas de muchos jóvenes ingleses por medio de la radio independiente al monopolio de la BBC. Las vidas de ‘chamaquitos’ de entonces como John Lennon, de Liverpool; Eric Clapton, de Surrey; Keith Richards, de Dartford, entre otros, fueron transformadas por un joven que cantaba sobre un metafórico ‘Heartbreak Hotel’. El impacto de este tema grabado por Elvis Presley es inconmensurable. Escuchar ‘Heartbreak Hotel’ impresiona aún hoy, en los tiempos de ‘Idols’ y musica desechable. Primero, destaca la interpretación blues de un cantante blanco del Sur de EEUU, con el sufrimiento a flor de piel; el arreglo minimalista de guitarra eléctrica, guitarra y bajo acústicos, batería y piano (la estructura básica de una banda de Rock); el breve pero impactante solo de guitarra eléctrica de Scotty Moore; y, tal vez la clave del tema, el ambiente de eco o reverb en el que se enmarca la interpretación musical (lo invito a escuchar el tema hoy con buenos headphones).
Luego de Elvis, los jóvenes ingleses iniciaron una exploración profunda en el Rock n’ Roll y R&B norteamericano. Ahí conocieron a Chuck Berry, Little Richard, Fats Domino, los Everly Brothers, Bo Diddley, Gene Vincent & The Blue Caps, Buddy Holly, Ray Charles, Carl Perkins, Johnny Cash, entre otros de aquella era dorada del género.
El aprendizaje musical de los jóvenes ingleses trascendió los éxitos radiales del momento. Gracias al intercambio con marinos mercantes de EEUU, o mediante ordenes directas a las disqueras norteamericanas, los jóvenes comenzaron a tener contacto con la base musical del Rock n’ Roll: el blues. ‘The Blues had a Baby and they call it Rock n’ Roll«.
Cuando los ingleses comenzaron a conocer el blues, el género estaba en franca decadencia comercial. Artistas fundamentales como Muddy Waters y Howlin Wolf, se conformaban con tocar en pequeñas barras, luego de años de éxito comercial en la era pre-Chuck Berry. Algunos, como Muddy Waters, cruzaron el Atlántico a finales de la década de 1950 para iniciar contacto con el público inglés. En su primera presentación en Inglaterra, en 1958, Muddy Waters, junto a su inseparable pianista Otis Spann, causaron revuelo y ‘shock’. Los entusiastas iniciales del blues en Inglaterra no estaban listos para el ‘screaming guitar and howlin’ piano’ de Muddy y Spann (así los describió un articulo de prensa ingles). Esperaban tal vez la versión acústica del género que antes habían traído a Londres Sonny Terry y Brownie Mcghee. La recepción negativa a esa gira eléctrica de entonces cambiaría en pocos años.
Jóvenes como Michael Philipp Jagger ordenaban discos de blues directamente a disqueras como Chess Records. Una tarde, Jagger esperaba abordar el tren con varios discos de esos bajo el brazo. Otro joven, Keith Richards, se le acercó a Jagger en la estación atraído por dichos discos, y comenzaron una conversación que llevó a la formación de los Rolling Stones (nombre de banda tomado de un tema de Muddy Waters).
Blues, Rock n’ Roll, Jazz, R&B, Gospel, Country, pelo largo, autos, aspiraciones consumistas a lo norteamericano: todo se mezclaba, analizaba y descartaba.
La juventud inglesa fue impactada por una decisión de política pública: la abolición del servicio militar obligatorio. Como cuestión de hecho, y por ser mayor de edad que sus compañeros músicos, Bill Wyman, luego bajista de los Stones, fue tal vez el único rockero inglés que tuvo que cumplir con el servicio militar obligatorio. Ya abolido ese requisito de tiempos de guerra, los jóvenes ingleses podían disfrutar de algo nuevo, el tiempo de ocio, que les permitiría dedicarse, temprano en sus vidas, a quehaceres como la música.
Las futuras estrellas del Rock inglés comenzaron a educarse musicalmente mediante la ‘fiebre’ del ‘skiffle’. El ‘skiffle’ era una moda musical en la que grupos armados con guitarras acústicas y tablas de lavar ropa (‘washboards’), interpretaban canciones del folk norteamericano, particularmente de LeadBelly y Woody Guthrie. Lonnie Donegan comenzó esta ‘fiebre’ al grabar con éxito ‘Rock Island Line’ de LeadBelly. Jóvenes de entonces como John Lennon y Jimmy Page comenzaron sus carreras tocando ‘skiffle’. La pareja que cambiaría la historia de la música popular, Lennon y McCartney, se conoció luego de una histórica ‘tocada’ en 1957 de Lennon como líder del grupo de ‘skiffle’ ‘The Quarrymen’.
La educación en las artes constituyó otra influencia clave en la formación de las futuras estrellas del Rock inglés. Como resultado del estático sistema educativo inglés de entonces, muchos jóvenes rockeros entraron a las escuelas de arte. Ademas de su educación musical, las corrientes modernas y la historia del arte impactaron la cosmovisión de John Lennon, Keith Richards, Pete Townshend (The Who), Jimmy Page (Yardbirds, Led Zeppelin) y Eric Clapton (Yardbirds, Bluesbreakers, Cream, Blind Faith), todos estudiantes en escuelas de arte. Para todos ellos, las disciplinas del arte que estudiaron influirían la música que compondrían, la manera en que la grabarían, sus presentaciones como performance, el diseño de su vestimenta, las carátulas de sus discos, y hasta el ‘álbum’ de larga duración como producto y concepto artístico. Pete Townshend, por ejemplo, atribuye la inspiración para utilizar la destrucción de su guitarra como performance art, a una conferencia en su escuela del artista austriaco Gustav Metzke, en la que habló de su teoría de ‘auto-destrucción’.
Con todo este bagaje, los ‘Silver Beatles’, entonces una bandita barata del ‘montón’, fue contratada en 1960 para tocar una estadía en el decadente red light district de Hambrug, Alemania. Las tocadas en los clubs de Hamburg fueron la universidad de los Beatles. Los clubs de la ‘zona rosa’ en Alemania los obligó a tocar por largas horas cada noche. Para lidiar con las largas horas tocando, y posteriores amanecidas en otras ‘diversiones’, los Beatles comenzaron su dependencia en pastillas, a veces provistas por las meseras, bailarinas y prostitutas con las que coincidían en la deliciosa ‘vida de la noche’ típica de los músicos. Para entretener a los parroquianos usuales, marinos mercantes, soldados norteamericanos, gánsters locales, entre otros, los Beatles integraron muchas veces elementos de comedia (por ejemplo, John Lennon cantando borracho, en calzoncillos, con un asiento de inodoro en su cuello). Las largas horas obligaban a que los Beatles interpretaran todo tipo de tema del cancionero cover, desde Rock n’ Roll, Blues, R&B, Country, temas de obras, y hasta improvisaciones largas en temas como ‘What I’d Say’ de Ray Charles. Todo mientras comían y bebían cerveza alemana en tarima, sudando sus melenas y jackets de cuero negro.
Los Beatles que salieron hacia Alemania en 1960 no fueron los mismos Beatles que se despidieron del legendario Cavern Club en agosto de 1963 (luego de casi 300 presentaciones en dicho club). Cargando con toda su experiencia y presentaciones en Inglaterra y Alemania, afinando poco a poco la maquina de composición Lennon-McCartney, modelada su imagen por la mentalidad empresarial de Brian Epstein, y con el logro de haber obtenido su primer hit #1 en EEUU con ‘I Wanna Hold Your Hand’, los Beatles estaban listos para entrar al mercado del país de donde surgieron sus influencias musicales.
Llegaron a New York como dioses, hace 50 años. Arrancó la Beatlemania. Meses después, en agosto de 1964, Bob Dylan, la voz de su generación, comparte su marihuana con los Beatles en un hotel de New York. El resto es historia: ‘Help’, ‘Rubber Soul’…
Desearía profundizar sobre el impacto de los Beatles en la política a nivel mundial y a nivel nacional. Igual su impacto cultural, en los valores y en la sociedad. Tal vez en otro momento. Pero puedo contar brevemente sobre el impacto de los Beatles en mi.
Conocí a los Beatles gracias a un cassette de éxitos que me prestó en 1986 Carlos Baiz, un amigo de colegio, a mis 11 años. Mi vida cambió. Me adentré en los temas, obras clásicas como ‘Revolver’, ‘The White Album’ y ‘Abbey Road’, y su historia. Como guitarrista incipiente, mis dedos de 12 años de edad comenzaron a apreciar apreciar esos cambios sutiles y profundos como el Re menor séptima (Rem7) en ‘I Wanna Hold Your Hand’, o la progresión bluesy al final de ‘Yesterday’ (Fa-Fa disminuida-Si bemol-Fa). Aprendí a armonizar voces y tocar guitarra en las escaleras del Colegio San Antonio, junto a Ricardo Colón y Roberto Hernández. Lejos de las canciones obvias, nos atrevíamos al reto de intentar cantar y tocar, para nosotros mismos, o a veces para amigos y amigas, temas como el medley de ‘Golden Slumbers’, y el que inicia con ‘You Never Give Your Money’, del disco ‘Abbey Road’. Tengo en alguna caja una grabación en cassette de aquellos tiempos. Debo buscarla pronto para oír nuestras voces jóvenes de entonces, y los intentos por armonizar. Aun hoy, casi tres décadas después, Ricardo y yo seguimos armonizando temas de los Beatles, en aquellas ocasiones que nuestras obligaciones de adultos nos permiten reunimos con guitarras y vino. Mas de dos décadas después, nos sentimos de vuelta en las escaleras del Colegio San Antonio.
La obsesión con los Beatles me ha marcado profundamente. Desde mis estudios universitarios, la practica del derecho, mi actitud ante la vida, el idealismo que me llevó a la política activa: todo lo que he hecho ha sido marcado por los Beatles. Muchas son las ocasiones en las que me he sentido como un ‘Fool on the Hill’; gritando ‘Help!’ ante situaciones adversas; añorando el ‘Yesterday’, cuando ‘all my troubles seemed so far away’; reclamando el sentir de ‘I’m So Tired’. En otras ocasiones, me he sentido con el optimismo de ‘Hello, Goodbye’; el reclamo claro de ‘Come Together’; la visión distante de la realidad en ‘A Day in the Life’; o tal vez mirar el mundo con la visión kaleidoscópica de ‘Lucy in the Sky with Diamonds’…
Los que hayan visitado mis oficinas de abogado, y ahora de Senador, recordarán el cuadro con la carátula icónica de Abbey Road. Espero que este ensayo explique la razón de ese cuadro colgado en mi pared.
‘And in the end, the love you take is equal to the love you make‘ – ‘The End’ (‘Abbey Road’, Lennon-McCartney)