Las fiestas en Puerto Rico, ayer y hoy
Quise hacer un narrativo
sobre música y en verso
para imaginarme inmerso
en un ambiente festivo.
No los encuentro esquivos.
(Me refiero a las rimas).
Los vocablos se me arriman.
No descarto asonancias
si describen las instancias
mientras las Musas me miman.Quiero formar una fiesta
con el cuatro y la guitarra
y un trovador por si narra
sobre aves y floresta;
Entusiasmado por Vesta
en cuanto a la melodía
sujeta a la poesía
con maracas y con güiro
y el son con el que deliro
de mi rica sinfonía.Suena el cuatro la tonada
más el acompañamiento;
con firmeza y muy atento
el güirero en la trovada.
La seguidilla cantada:
la nao va en travesía
sobre un mar de armonía
tranquilo y sin oleaje
comenzamos ya el viaje
con mi rica sinfonía.Sinfonía o acordeón,
cuatro, tiple y bordonúa,
lleva puya con la púa
para el güiro y el tiplón.
El cedazo del danzón
se toca con alegría.
Sigue el seis en la porfía,
controversia decimal;
¿Llegaste? Hola, ¿qué tal?
¡Les toco mi sinfonía!Mi sinfonía les toco
porque empezó nuestra fiesta.
De la forma más honesta
declamo el toco, toco.
Ya de noche prende el foco
porque ya no es de día.
Esta fiesta tuya y mía
hace tiempo que encendió
porque el coro entonó
plena con mi sinfonía.Aguinaldos al llegar,
luego sigue la cadena
y el caballo con la amena
copla para entonar.
Sigue el seis dentro del lar
con o sin esa porfía
que don Taso requería
en aquel vecinal punto
ante aquel vivo conjunto
con mi rica sinfonía.Tocaron un pasodoble
y danzas puertorriqueñas
con sonrisas halagüeñas,
de la manera más noble.
Que la campana ya doble
porque es la hora del día.
Que cese la algarabía
mientras se celebre misa;
no debemos tener prisa
si sueno la sinfonía.Sueno el acordeón
porque tenemos la fiesta.
Ya no duermas hoy tu siesta;
mejor toca tu trombón.
Tres y clave para el son,
comparsas de chirimías.
Tambores de Cafrería
para animar un desfile;
vete y correveidile:
tocaré la sinfonía.El tres con cuerdas de acero,
plectro y amplificador:
sonará de lo mejor
cuando toque un buen güirero.
Si el tresista (o el tresero)
toca una plena caliente
se nos une de repente (y)
toca también la guitarra
mientras asan butifarras
Sobre las brasas ardientes.La fiesta se nos enciende
con marímbola y panderos
y del modo más certero
la candela que se prende
por comida que se vende
a los lados de la plaza.
Venden el café en la taza,
los pinchos y macabeos,
(son muy ricos aunque feos)
y embutidos con mostaza.Las carpas de artesanos
cobijan todas sus tallas
aunque entre ellos se hallan
el santero y el hortelano.
Ambos hacen con sus manos
las cosas más ingeniosas.
El primero a Santa Rosa
y a los tres muy Santos Reyes.
Don Julio nos trae mameyes,
cilantrillos y lechosas.Tienen varios tabaqueros
sus mesas con sus cigarros.
Evitan los despilfarros
lutieres y cafeteros.
Apicultores, dulceros,
y santeros talladores,
unos fabrican sus flores
con papeles de crepé
mientras beben café
cuatristas y trovadores.Cuatristas y guitarristas
se preparan para la trova.
Una gallina desova
aunque es talla de un artista.
Se preparan decimistas
para ir a la tarima.
Cuando llegan a la cima
ya piensan como trovar,
en la métrica y rimar,
en el ritmo y con la rima.En cada pueblo una plaza
con árboles y jardines,
amapolas y jazmines,
más aromas de melaza.
Frituras de calabaza,
dulces de repostería,
aromas, panadería,
jovencitos sobre zancos,
los ancianos sobre bancos
Y yo con mi sinfonía.Willie Rosario y su orquesta
están ya en la tarima.
Un locutor se le arrima
para dar una respuesta.
Va donde Willie y contesta:
“Es hora de comenzar;
El pueblo quiso esperar
Esa música sublime;
Para que el pueblo se arrime
Sabe cuán bien va a tocar”.El cantante es Camilo,
es Camilo Azuquita,
el de la voz muy bonita,
aguzao y tiene filo.
En el fondo, muy en vilo,
próximo al escenario
está el tresista don Mario
Hernández con un conjunto,
punteos y contrapuntos
que se oyen a diario.Todavía en Carolina
hay quien vio y recuerda a Arsenio,
Rodríguez, tresista y genio,
de la inspiración más fina.
Su mente era una mina
de guarachas y sones
entre primas y bordones
con el güiro y el timbal;
y Dionisio Madrigal
aún canta sus canciones.Gilberto Monroig cantaba
en las fiestas y verbenas:
de alegrías y penas
sus boleros presentaba.
También oí que tocaba
la Orquesta Aragón
con chaondas y su son.
Bien declamaba Juan Boria
cuando narraba una historia,
cuento pícaro y dulzón.Leocadio Vizcarrondo
con su conjunto muy bueno,
Tony Pizarro sereno,
por ellos hoy les respondo.
Para hablarles no me escondo
de mis colegas de antaño.
Tal vez suba dos peldaños
con Voces de Puerto Rico.
Entre otros les dedico
observaciones de años.Son muchos los grandes músicos
que he visto y escuchado.
Mucho han entusiasmado
con sus instrumentos rústicos.
Otros por ser más acústicos
además de los sinfónicos
o quizás los filarmónicos
logran un gran entusiasmo
mientras que en mis versos plasmo
mis pareceres tectónicos.Claudio Ferrer, guitarrista,
tocaba bien y componía.
Su conjunto dirigía
y había otros artistas.
Davilita era un solista:
cantó y grabó con Felipe
La Voz; ¡venga y participe
de éste, mi anecdotario!
Todavía faltan varios:
su entusiasmo no disipe.Una vez Papo Román
en Santurce, en la placita
acudió a una cita
con buen gusto y con afán.
Atrae como un imán
Ednita en su concierto.
Danny Rivera en su huerto
y Chucho Avellanet,
zapateos de Paulette,
Guaraysón toca en el puerto.El Gran Combo, los salseros,
El Topo y Taoné,
Bambalué y Bomplené,
y El Inquieto Anacobero.
Escuché Los Guaracheros
de Oriente y Pete El Conde
Rodríguez; no hay por dónde
la lista finiquitar
porque es de no acabar
aunque el Sueño ya nos ronde.Maso Rivera y sus cuerdas,
el trovador Luis Miranda,
hicieron distintas tandas;
¡No digas que no recuerdas!
Decían: “¡No te lo pierdas!
A Pancholo y Bachiller”,
Sí, era preciso ver
y oír su buena comedia;
eran una enciclopedia
que no debías perder.Esas fiestas divertidas,
eran y son agradables
si la gente es amable,
cortés y comedida.
Durante toda mi vida
como músico he estado
divertido y ocupado
en musicales labores
entre aromas y sabores
mas sonidos de mi agrado.