Las iglesias le deben a las mujeres
En Puerto Rico, al menos en esta década, los hombres que dirigen las iglesias alineadas con la derecha política religiosa, ganaron el debate sobre la implementación de un currículo con perspectiva de género. Ellos también han logrado obstaculizar o revertir políticas de gobierno con perspectiva de género. El debate ha sido tan polarizado y apasionado que las feministas hemos dedicado enormes cantidades de tiempo en educar y desmentir el gran cúmulo de desinformación, miedo y amenazas en que se ha basado la oposición a la enseñanza e implementación de perspectiva de género igualitaria en nuestra gobernanza y en nuestra educación pública.
Lo que hábilmente han esquivado en el debate estos hombres líderes de iglesias, ministerios, feligresías, parroquias, cultos y demás, es decirnos qué ofrecen a las mujeres en sus congregaciones en sustitución. Tampoco nos han dicho, de manera inequívoca, cuál es su compromiso real con las niñas y niños en sus congregaciones. Hay tres áreas importantes que la Circular de Perspectiva de Género intenta atender y que sabemos empeorarán ante la ausencia de implementación de este currículo y políticas de gobierno que lo apoyen. Propongo que las mujeres y sus familias deben saber de antemano las contestaciones a estas preguntas. Los hombres que dirigen las iglesias tienen que estar abiertos al escrutinio de sus feligreses y a dar explicaciones sin pretender reclamar acceso a la verdad. Después de todo son humanos y no son infalibles; es por eso que sus interpretaciones varían de congregación en congregación.
Seguridad, vida y peligro de muerte
La violencia doméstica es un problema endémico a todo Puerto Rico. Las personas adultas comienzan relaciones que parecen ser amorosas y se tornan en relaciones de control, de peligro y violencia que pueden costarles la vida. El sector Cristiano no está exento de este gran problema social. Desafortunadamente, en iglesias donde se cree que la mujer debe ser sumisa y seguir a su esposo, y donde el énfasis es que sea ella quien mantenga la familia unida, no han sabido responder a la realidad de la violencia doméstica. En Puerto Rico se ha luchado mucho por atender este problema de forma que se minimice el daño a las víctimas a la vez que se maximice el apoyo que reciben. Sabemos que algunas iglesias exigen a las mujeres en su congregación que permanezcan con el maltratante en sus hogares, al centro del ciclo de violencia y que sacrifiquen su seguridad física y mental para que el maltratante pueda conservar la de él. Estos centros de oración comunales, iglesias, congregaciones y demás, le deben a las mujeres el incluir en sus procedimientos contestaciones a las siguientes preguntas, para que la familia que busca dónde rendir culto a Dios decida si su iglesia es suficiente o si necesitan identificar otra iglesia con otros líderes que sean más solidarios con las víctimas de violencia doméstica.
- ¿Qué apoyo ofrece su congregación si su esposo la insulta, la amenaza, la maltrata verbalmente?
- ¿Que apoyo ofrece su congregación si su esposo le da un puño?
- ¿La obligarán a aguantar?
- ¿Le culparán por el incidente de violencia?
- ¿Serán solidarios si desea pedir ayuda a la policía?
- ¿Hay una posición firme y pública en cuanto a con quién serán solidarios?
- ¿Qué apoyo ofrece su congregación si su esposo le da dos puños?
- ¿La obligarán a aguantar?
- ¿Le culparán por los incidentes de violencia?
- ¿Serán solidarios si desea pedir ayuda a la policía?
- ¿Hay una posición firme y pública en cuanto a con quién serán solidarios?
- ¿Qué apoyo ofrece su congregación si su esposo uno de los días que le pega le saca sangre?
- ¿La obligarán a aguantar?
- ¿Le culparán por los incidentes de violencia?
- ¿Serán solidarios si desea pedir ayuda a la policía esta vez?
- ¿Hay una posición firme y pública en cuanto a con quién serán solidarios?
- ¿Qué apoyo ofrece su congregación si su esposo le da un puño o más, delante de sus hijos e hijas?
- ¿La obligarán a aguantar?
- ¿La obligarán a permitir que las hijas e hijos presencien el abuso?
- ¿Le culparán por los incidentes de violencia frente a sus hijos e hijas?
- ¿Serán solidarios si desea pedir ayuda a la policía esta vez?
- ¿Hay una posición firme y pública en cuanto a con quién serán solidarios?
- ¿Que apoyo ofrece su congregación si, temerosa por su vida, quiere que su esposo se vaya del hogar?
- ¿Le creerán?
- ¿La obligarán a dejarlo y enfrentar el riesgo de que el abuso siga incrementando?
- ¿La obligarán a mudarse a usted a la calle y que él se quede en la casa?
- ¿La culparán por el fracaso matrimonial?
- ¿Serán solidarios si desea pedir ayuda a la policía esta vez?
- ¿Hay una posición firme y pública en cuanto a con quién serán solidarios?
- ¿Qué apoyo ofrece su congregación si temiera por su vida y seguridad y necesitara pedir una orden de protección?
- ¿Le pedirán que no lo haga, aun en contra de su seguridad?
- ¿La apoyarán en el proceso de obtenerla?
- ¿La culparán por el fracaso matrimonial?
- ¿Serán solidarios si desea pedir ayuda a la policía esta vez?
- ¿Hay una posición firme y pública en cuanto a con quién y cómo serán solidarios?
- ¿Qué apoyo ofrece su congregación si su esposo comienza a ir al servicio o misa a la que usted asiste, violando una orden de protección?
- ¿Le pedirán a usted que retire la orden de protección?
- ¿Le pedirán que lo perdone y le permita volver a casa?
- ¿La culparán por causar el fin de la relación si usted no accede?
- ¿Harán cumplir la orden de protección, dando así prioridad a su seguridad?
- ¿Qué apoyo ofrece su congregación si usted acepta recibir consejería matrimonial, la misma no da resultados y usted decide separarse permanentemente?
- ¿La apoyarán o la presionarán para que cambie de decisión?
- ¿La culparán por el fracaso matrimonial?
- ¿La echarán de la iglesia para que él se quede?
Recuerden que, literalmente, su vida podría depender de la contestación a CADA una de estas preguntas. El nivel de peligro a su vida aumenta en cada uno de estos niveles. La mayoría de los casos de violencia doméstica presentan un claro patrón de escalonamiento de la violencia. El nivel de compromiso con su seguridad y bienestar reclamará mayor compromiso y apoyo de su iglesia en cada nivel adicional de violencia.
Como dije anteriormente, muchas iglesias apoyan la creencia de que el hombre es superior a la mujer y que la esposa debe ser sumisa y obedecer. Usted debe saber si:
- ¿La sumisión al marido se extiende a los casos donde hay violencia doméstica?
- ¿Envuelve el concepto de sumisión la aceptación del maltrato, abuso y violencia a manos del hombre?
Las iglesias le deben contestaciones claras y firmes a toda la sociedad sobre estas preocupaciones, así como una implementación clara de estas respuestas para que así las mujeres en la congregación se sientan seguras y no utilizadas y puedan orar y practicar sus creencias en paz y comunión con su Dios.
Abuso sexual de mujeres, de niñas y/o niños
Las iglesias y parroquias no pueden negar el alto nivel de abuso sexual presente en las mismas, donde el perpetrador es el propio sacerdote, pastor o ministro de la iglesia. El tema es objeto de numerosos titulares en la prensa y programas de noticias en el país y hay varios libros que documentan los miles y miles de casos alrededor del mundo y los cientos que hay en Puerto Rico. Estamos seguras de que ninguna mujer que llega a una iglesia, se acerca a la misma para ser abusada o someter a sus hijas e hijos a ser violados, ultrajados por el hombre que dirige esa iglesia o ningún otro subalterno o feligrés. Desafortunadamente, esto sucede y es más común de lo que muchos creen. No se conoce por qué muchas de las iglesias, incluyendo la Católica, inicialmente protegen al cura y la parroquia a expensas de las víctimas. Muchas veces hasta ofrecen comprar su silencio. Una de las causas tal vez es porque las iglesias no están excluidas del resto de la sociedad en cuanto a esta problemática. Sucede también por el rol tan exaltado e incuestionable que se le da a estos hombres líderes en sus iglesias. Sin embargo, insisto en que los hombres, por su condición de seres humanos, no están exentos de cometer errores y de ser cuestionados. Esto es imperativo cuando de la seguridad y vida de las mujeres y sus hijas e hijos se trata.
Sea la relación consensual o de violación, la iglesia debe hacer un compromiso de reconocer y atender responsablemente el desequilibrio de poder entre un líder y las mujeres en su congregación. Así que necesitamos que nos diga de formas específicas e implementables lo siguiente:
Respecto a las mujeres adultas:
- ¿Cuál es la política de la iglesia o congregación religiosa respecto a relaciones románticas de sus líderes con las mujeres de su congregación?
- ¿Es la misma política si el líder religioso es casado o no?
- ¿Cuáles son las consecuencias, si alguna, de entablar relaciones con una mujer mientras está recibiendo consejería del líder religioso o un subalterno?
- ¿La penalidad, si la hubiera, es para el hombre o para la mujer? ¿Para ambos?
- ¿Qué apoyo ofrece su congregación si inicialmente la relación, aun cuando subordinada, se siente consensual, pero la mujer decide terminarla? ¿Tiene la mujer que irse de la congregación?
Abuso de niñas o niños:
Tengo una amiga personal que fue violada en Canóvanas por su pastor cuando aún era una pre-adolecente. Inicialmente, cuando hizo la denuncia, su familia no le creyó, cuando se los probó, entonces los líderes de la congregación les exigieron silencio con la excusa de que “de conocerse le haría daño a la iglesia, nuestra iglesia es muy pequeña.” Entonces, las demás familias les dieron de codos acusándoles de buscar problemas, de ser problemáticos. Eventualmente la familia culpó a su propia niña por todo lo que había pasado y siguieron asistiendo a la iglesia. A mi amiga la dejaban sola, encerrada en su casa. Desterrada de la iglesia para siempre y desterrada del apoyo familiar. Todos siguieron adorando al pastor como si fuera el único enlace que podían tener con Dios, como si su acto de violación de una niña tuviera la aprobación de Dios.
El problema de abuso de niñas y niños en nuestras iglesias y congregaciones por parte de los líderes de las mismas es epidémico. Recientemente leí el libro “El sexo en la iglesia” de Samuel Silva Gotay y la evidencia y documentación es tan extensa y sólida que terminé abrumado. Sin embargo, en vistas públicas durante los proyectos de derechos humanos para la comunidad LGBTT, cuando el Senador Ramón Luis Nieves, con amplia evidencia en sus manos, mencionó el problema de pastores violadores, varios de los líderes presentes en un aparente ataque de negación y complicidad, se ofendieron y negaron que existiera el problema. Hubiera sido mucho más dignificante si les hubiéramos visto reconocer el problema y nos hubieran dicho que estaban iniciando políticas de enjuiciamiento a los violadores en total colaboración con policías y el Departamento de Justicia, con destitución parcial e inmediata de los acusados y destitución final una vez convictos. Además, debieron ofrecer que de inmediato delinearían diversas formas de apoyo incondicional a las víctimas. Desafortunadamente, es más fácil meter la cabeza en un hoyo en la tierra y seguir negando este serio problema. Mientras tanto, niñas y niños sufren el desamparo y abuso de lo que es su primera experiencia con una comunidad religiosa, sintiéndose responsables y culpables de sus propias violaciones. Esta situación, en instituciones que fomentan y apoyan la sumisión de mujeres y niños a sus líderes hombres, raya en la complicidad. La sumisión no es consentimiento a la violación, este debe ser el mantra en las iglesias. Otro mantra debe ser “Ni una vida más para el ministro, pastor o cura violador!” Madres y padres responsables por la felicidad y protección de sus niñas y niños deben conocer las respuestas a las siguientes interrogantes en sus congregaciones:
- ¿Qué apoyo ofrece su congregación si su hijx indica que el líder religioso o algún subalterno le tocó indebidamente? ¿O si le violó?
- ¿Se permite discutir este tema abiertamente en la iglesia si esto ha pasado antes? ¿Está el tema censurado o prohibido?
- ¿Se le dará credibilidad y apoyo a su hijx?
- ¿Que garantías tenemos de que nuestros hijxs y familias irán primero que los intereses del líder abusador?
- ¿Se denunciará el abusador a las autoridades pertinentes del Estado?
- ¿Se utilizará el diezmo de las familias abusadas y el de la congregación para defender legalmente al abusador? ¿Hay algún mecanismo para cuestionar esta decisión de apoyar económicamente al violador? Después de todo esta no sería una decisión de Dios, sino de los hombres líderes en su congregación.
Hijos e hijas LGBTTQ:
Muchas iglesias no están de acuerdo con las identidades LGBTQ y a veces tampoco con las conductas. Muchos padres y madres tampoco están de acuerdo con las identidades o lo que erróneamente consideran estilos de vida. Hay mucha desinformación sobre el tema y reconocemos que la inmensa mayoría de padres y madres presuponen que sus hijas o hijos serán heterosexuales. Además, casi ningún padre o madre considera que la identidad de género de su niño o niña será diferente a la que se le asignó al nacer debido a sus genitales. ¿Qué pasa cuando esto sucede con las expectativas? La primera reacción puede ser instruirse responsablemente con profesionales de la salud o recurrir a consejería y apoyo de su iglesia. Me atrevo a pensar que la mayoría de las familias inicialmente quieren y necesitan saber cómo seguir amando a sus hijos e hijas. Lamentablemente, muchos de los niños y niñas sin hogar que llegan a nuestras ciudades han sido rechazadxs y a veces echados de hogares que se identifican como cristianos. Algunxs reclaman que su expulsión proviene del consejo de algún pastor o líder religioso. Padres y madres deben saber de antemano qué tipo de apoyo su familia recibirá de la iglesia en caso de que una hija o hijo no sea heterosexual.
- ¿Podré seguir expresando amor a mi hijx?
- ¿Podrá mi hijx seguir viviendo en casa? ¿Al menos hasta mayoría de edad? ¿Hasta que termine universidad? ¿Hasta que consiga trabajo?
- ¿Tengo que obligar a mi hijx a cambiar o le puedo amar como quiera?
La contestación a estas preguntas es importante. Las iglesias varían grandemente en sus respuestas y las mujeres deben saber qué pueden esperar de los hombres que lideran sus iglesias. Deben conocer qué sacrificios pudieran exigirles los hombres que lideran las iglesias. Sabemos que son diversos y aún más diversas son sus interpretaciones de lo que se debe hacer en estas situaciones. Yo siempre recomiendo que si uno de estos hombres líderes recomienda algo que no refleja lo que tu relación espiritual con Dios te dicta, ignora al hombre. Los hombres son imperfectos y se equivocan.
Deseo enfatizar que hay muchas iglesias y líderes religiosos que proveen apoyo y que permiten la continuidad del amor en la familia. Muchas iglesias proveen apoyo que mantiene la familia unida y sin divisiones aún cuando estén en desacuerdo con la homosexualidad o no crean en las personas transgénero o transexuales. Puedes buscarlos y encontrarlos. Desafortunadamente la prensa no les da a conocer. Siempre me ha sorprendido que en asuntos de Derechos Humanos, la prensa nunca contacta grupos religiosos no denominacionales que trabajen con los derechos humanos, como por ejemplo, La Mesa de Diálogo Martin Luther King. La prensa prefiere contactar a grupos de cabildeo político, que endosan candidatos en sus congregaciones a cambio de favores y que nada hacen a favor de los derechos humanos ni trabajan con la pobreza.
Pobreza
Está harto comprobado que la pobreza tiene cara de mujer. Ciertamente las políticas de austeridad que se aplican en los gobiernos de hoy día afectan a las mujeres de forma mayor y de formas más diversas. Hay estudios científicos que denuncian que muchas de nuestras niñas y niños en Puerto Rico van a la cama y/o a la escuela con hambre. Muchas de las comunidades más pobres también son sitios donde se establecen compañías contaminantes o reciben altas cantidades de contaminantes de otros pueblos. El asma y otras afecciones pulmonares, así como diabetes, alta presión y enfermedades asociadas a la mala nutrición abundan en las comunidades pobres, donde también hay generalmente diferentes iglesias y congregaciones.
- ¿Qué ofrece tu iglesia para atender el tema de la pobreza?
- ¿Cómo se utiliza el diezmo? Esto debe ser contestado de forma clara por los líderes de tu congregación. ¿Se proveen alimentos previo o posterior a las actividades religiosas? ¿Se proveen loncheras para estudiantes? ¿Se promueven soluciones comunitarias a los retos de la pobreza?
- ¿Apoya tu iglesia las luchas comunales contra la contaminación? Algunas iglesias y congregaciones lo hacen
- ¿Apoya tu iglesia las luchas por la justicia social? Algunas iglesias y congregaciones lo hacen.
- ¿Apoya tu iglesia la lucha por mejor educación pública? Algunas iglesias y congregaciones lo hacen.
- ¿Apoya tu iglesia la lucha por trabajos dignos? Algunas iglesias y congregaciones lo hacen.
- ¿Hay espacio para tener estas discusiones en tu iglesia o congregación? ¿Pueden las mujeres participar en estas discusiones?
En fin, esta lista de preguntas guías no es exhaustiva pero pretende apuntar a las áreas de escrutinio que los líderes de iglesias asociadas con la derecha religiosa han esquivado atender y explicar durante su lucha para eliminar la perspectiva de género de la educación y de las políticas públicas de los gobiernos. No hay duda alguna de que la eliminación de la educación con perspectiva de género seguirá promoviendo la perspectiva de género masculina que se ofrece hoy día, la cual limita el desarrollo completo de las niñas y niños y pondrá obstáculos en el desarrollo y crecimiento económico de las mujeres. Lo mismo con las políticas públicas gubernamentales. ¿Qué ofrecen las iglesias y congregaciones en Puerto Rico para balancear la desigualdad de las mujeres en la isla? ¿Que van a hacer para reparar el daño que hace la eliminación de las políticas de igualdad? Es tiempo de que hablen, y no con slogans ni declaraciones vagas y simplonas, sino con ejemplos concretos. Por demasiado tiempo han escapado el examen que merecen. Se han opuesto a mucho, pero no han propuesto nada. Que nos digan ya cuan solidarios van a ser con la situación de la mujeres y sus familias en Puerto Rico.
Por último, quiero reconocer que para mí no fue fácil escribir este ensayo. A la lectora o lector que me ha seguido a través del tiempo le pudiera parecer que estoy rompiendo con posiciones anteriores, posiciones más firmes, más adversariales. Quiero dejar claro que no creo que la mujer debe servir al hombre o ser sumisa. No solamente no lo creo, me opongo a ello con voluntad férrea. Sin embargo, comprendo que tomará tiempo el que las iglesias corrijan su error. Mientras tanto, las mujeres siguen siendo maltratadas, utilizadas, abusadas, violadas o asesinadas desde sus comunidades y congregaciones religiosas. Lo mismo sus hijas e hijos. Las mujeres de hoy en peligro no pueden ni deben esperar a que las iglesias consientan y se unan a reconocer la necesidad de cambiar la perspectiva de género machista que prevalece por la perspectiva de género igualitaria. En algún sitio tenemos que encontrarnos en este diálogo, no lo podemos hacer desde polos opuestos. Mi acercamiento en esta columna es uno de “harm reduction” y “accountability”. Además, como mediador, reconozco que la fe es a veces la única red de apoyo en la que pueden recostarse algunas comunidades. No pretendo entonces eliminarlo, sí pretendo que la relación entre comunidades religiosas y las mujeres en ellas sea una más responsable y transparente y abierta a escrutinio por las mismas mujeres que las constituyen y a las que reclaman servir.