Las mentiras que nos tiran
Hace poco que surgió otra controversia en los medios sobre el uso (aparente y alegadamente) de las tácticas de los nazis en el debate político, que se sigue intensificando de cara a las elecciones de noviembre. John Burton, el jefe del partido demócrata de California, dijo que lo que usaban los republicanos era una versión de la teoría del “Big Lie” asociada al ministerio de propaganda encabezado por uno de los más famosos nazis, Joseph Goebbles. Burton se refería a las mentiras contadas por Mitt Romney y su candidato a vicepresidente Paul Ryan sobre lo que ellos dicen es la intención de la administración de Obama de darle welfare a gente que no se lo merece.
En este anuncio, que termina con la voz de Romney aprobando el mensaje, se dice que Obama está disminuyendo las reformas iniciadas por el demócrata Bill Clinton que obligaba a los que reciben ayuda federal a trabajar para poder recibir el beneficio. “Under Obama’s plan, you wouldn’t have to work and wouldn’t have to train for a job,” dice el anuncio. “They just send you your welfare check, and ‘welfare to work’ goes back to being plain old welfare.”
Pero como han comentado varias fuentes independientes, esto es una gran mentira, porque lo que hizo Obama fue dar a los gobiernos estatales el poder de decidir qué tipos de trabajos califican para cumplir con los requisitos de la ley. Es más, Obama estaba tratando de complacer a los republicanos, que siempre desean más poder para los estados y menos para el gobierno federal.
Resulta que un tema de los que se comentan en esta campaña es que la mentira es tan común, que el público ya no nota que son mentiras y quizás ni importa darse cuenta de que lo son. Y también la acusación desde un lado o el otro de que anuncios o candidatos emplean mentiras, grandes y pequeñas, es algo que se ve casi todos los días. Si haces una búsqueda en un sitio web como, por ejemplo, el Huffington Post, de las palabras “Goebbles” y “mentira” encontrarás una cantidad grande de ejemplos, y si fueras un extraterrestre, te podrías imaginar que la mentira y Goebbles son los conceptos más importantes de nuestra humilde civilización.
En español, por lo menos, podemos contemplar la etimología de la palabra en una manera que nos puede revelar algo. Parece que mentira es derivada de “mente” y mentir se puede concebir como un acto de la mente, a lo mejor, un poco fuera de lo normal de la mente. Irse de la mente. Uno podría imaginar que las mentiras son cosas que tira la mente, como dicen en los Estados Unidos, se tiran a la pared a ver cuáles se pegan. ¿Será posible que hemos llegado a la época en que las meras verdades no tienen la capacidad de estimular nuestra imaginación? ¿Que la mentira es lo extra, el kinky, la acción que deseamos, un fetichismo que se ha convertido en requisito?
Invocando a Kanye West, se puede decir que la mentira, y no Kim K., es la perfect bitch. Pero debemos cuestionar el uso de ese término.
Perdona si me veo un poco cínico sobre esta tema. Es que las mentiras me llegan cada día, las mentiras de Romney, las mentiras de Santorum, las mentiras de Gingrich, las mentiras de Ryan, las mentiras de Rove, las mentiras de Limbaugh. Las mentiras de Obama (¿Se ha cerrado la base en Guantánamo? ¿Se han hecho esfuerzos por controlar el fenómeno de las contribuciones de intereses privados a campañas políticas? ¿Hemos protegido los derechos de los inmigrantes y evitado las deportaciones? ¿Tenemos programas de seguro de salud asequible? ¿Tenemos esperanza?). Las mentiras de Larry Summers, las mentiras de Rahm Emmanuel, las mentiras de Hillary.
Y por supuesto, hacemos una pausa para contemplar el juego de Eastwood, escuchando una serie de fantasías profanas y mentirosas de las cuales sólo él conoce su naturaleza. Felicitamos la mentira de la silla.
¿Qué hacemos con todas estas mentiras en esta sociedad que dice que está a favor de la inclusión, pero inevitablemente excluye a casi todos? Por mucho tiempo se han usado mentiras para protegernos de realidades incómodas, pero la verdad es que la economía no produce nada y la mentira es la estrategia perfecta porque mientras no produce nada (creo estas mentiras de la economía que se llaman complex financial instruments, o barcos a la deriva), produce la ilusión de que se produce algo y de ese modo, con una doble negación, produce lo que nos sostiene.
Que cabrón está eso.
Entonces, nada. Tíralo todo al medio, todas las mentiras. Hacemos una mentirera, o sea una corporación sin fines de lucro de mentiras. Basamos el amor en la mentira y nos miramos a la cara diciendo mentiras. Construimos una casa hecha de materia prima de mentiras. Comemos de la manzana prohibida de mentiras. Y quizás, después de un rato bien largo, se puede decir años de una noche interminable, llegará ese amanecer, cuando se podrán ver –a la distancia– los primeros rayos de la verdad.