«Los desajustados»: una novela hecha a mano
porque la literatura no es inherente a las máquinas.
Quienes creamos libros a mano intuimos que las pautas que delimitan este medio tan peculiar, por describirlo de algún modo, son muy propias. Digamos libres. Por lo mismo, cuando compartes este proceso con otro escritor, el aprendizaje y las sorpresas son aun más intensas. Así ha sido la experiencia entre Rojo Robles y esta servidora. Desde el 2010, hemos trabajado en lo que hoy es la edición de 60 ejemplares Los desajustados, una novela episódica que utiliza herramientas y ambientes del género literario y cinematográfico noir.
A continuación compartimos una breve entrevista en donde Rojo Robles comenta sobre algunos aspectos de su novela, así como de la labor artesanal junto al Taller Asiray, con miras a que aporte a las conversaciones sobre el tema, generadas tanto en Puerto Rico como en otros lugares. Me parece que la claridad, el compromiso y el talento de Robles, quien se une a otros proyectos de autogestión con su editorial El kibutz del deseo, es clave para nuestro universo libresco.
YC: ¿Por qué publicar tu novela a mano en colaboración? ¿Qué te atrajo a este modo de creación/producción?
RR: Publicar a mano es una forma de cuestionarme lo que significa el acto mismo de publicar, y lo que pensamos de la estética de un libro. El mundo de la publicación está en un período de transición, parece estar en una crisis existencial. Dentro de este contexto jugar con la forma es muy atractivo. Muchas editoriales y autores se están moviendo hacia el libro digital. Antes de acercarme a esa posibilidad quise comenzar explorando el libro en tanto objeto, regresar a la artesanía y rechazar por un tiempo el automatismo de la reproducción mecánica. Uno de los conflictos de la novela es precisamente cómo publicar un libro, de quién dependemos para que un libro llegue a los lectores. Mis personajes no piensan en esta alternativa, pero yo sí. Publicar artesanalmente ha sido una manera de comenzar mi proyecto editorial de una forma muy libre, personal e incluso política.
YC: Se dice que la publicación de libros a mano viene con bastantes limitaciones, por ejemplo, la cantidad limitada de ediciones, la poca distribución, el proceso mismo de elaboración: ¿Qué opinas al respecto?
RR: Es precisamente lo bonito del asunto. Es un acto único, pequeño pero muy cercano. Es un momento privilegiado de observar como la literatura puede conjugarse con la plástica y viceversa. La literatura no es inherente a las máquinas.
YC: Aún con estas y otras “limitaciones”, no pocos escritores/as en Puerto Rico están publicando su trabajo de forma artesanal, particularmente sus poemarios o textos cortos. ¿Crees que las novelas tomen auge dentro de este modo de publicación?
RR: La publicación artesanal es un proyecto genial de autogestión, de tomar la producción creativa, hacerla tuya y reconocer una geografía de lectores. Ojalá veamos más ejemplos de este tipo sin importar el género.
YC: ¿Crees que el diseño conversa con el texto, y vice-versa? ¿De qué manera?
RR: De eso se trata, de las posibilidades de esta conversación, una conversación que se repite con variaciones y giros en cada ejemplar. En este caso particular resaltaría la forma horizontal en que se lee el texto. La acción gana espacio y permite una lectura panorámica, tanto desde el terreno de la ficción, pero también desde los aspectos meta-literarios como la tipografía que varía de acuerdo a la voz narrativa y la enumeración de las páginas hechas con sellos de tinta. La textura es también muy importante. Los desajustados es una novela de emociones vertiginosas y duras. El cartón color sangre de la cubierta nos lo adelanta aunque se reciba inconscientemente al principio.
YC: ¿Por qué el género de la “novela negra”?
RR: La novela negra surgió en los Estados Unidos durante la gran depresión (mediados de los 30, principios de los 40). Se trató de un realismo urbano sucio y decadente. Autores como Raymond Chandler o Dashiell Hammett usaron sus historias para retratar un sub-mundo callejero lleno de criminales, detectives que se movían más allá de la ley y desesperados tratando de sobrevivir. Los tiempos terribles requieren medidas terribles y estas novelas eran una muestra de ello. Sin ser la agenda principal esta literatura develó la doble moral de la sociedad capitalista de entre guerras y le dio espacio en la ficción a los parias y desajustados. Incluso la manera de publicar era diferente, utilizaban los folletines y las revistas. Se le llamaba Pulp Fiction. Era literatura popular.
Como escritor me han interesado más los personajes oscuros que se salen de la norma, los excéntricos y extremistas. Me interesa esa complejidad psicológica. Creo que por eso el campo del noir me atrapa. También es un género que se acopló muy bien al cine. El cine negro está compuesto de películas de intriga muy grises a nivel literal y metafórico, con diálogos astutos, una buena dosis de sexualidad y escenas con pistolas. Soy amante del cine así que esa influencia también está ahí.
Con la crisis económica actual ha resurgido el interés por la literatura negra, no es casualidad. En Europa está muy en boga y en Latinoamérica también en la forma de la narco-novela. Tiene mucho sentido que Puerto Rico se trabajen esos ambientes y tramas. Yo me uno a la movida desde un lugar muy personal, desde mi propio morbo.
YC: ¿Cómo surgieron los personajes de esta novela: el escritor, la secretaria, los jefes de la editorial erótica, los universitarios?
RR: Los personajes surgen de lugares muy misteriosos en mi cabeza. En ellos hay aspectos de mi personalidad y mi manera de ver el mundo, pero también de repente reconozco ciertos amigos en ellos, conocidos, gente que me rodea. Trabajo desde un lugar muy intuitivo, el personaje va creciendo según escribes y va asumiéndose en un cuerpo, una voz y unas acciones. Al inicio del proceso son sólo fuerzas que se atraen o se repelen.
YC: ¿Como director de teatro y dramaturgo, ves relación entre esta novela y tus piezas teatrales, o algunas de ellas?
RR: Hay bastante relación. La idea general de la novela surgió en un ejercicio de dramaturgia: un escritor que por una serie de malentendidos con su libro y una neurosis general termina pistola en mano atacando a unos editores. Esas escenas no cuajaron como obra pero me dieron suficiente base para estructurar el mundo de la novela. Los desajustados cuenta además con varias escenas extensas de diálogo. Es la influencia teatral. Es divertido crear conversaciones… A nivel temático me remite a dos obras anteriores Insultos de ciudadanos motorizados, la cual ya brega con asuntos de secuestro y crimen; y La canción feliz de Marcel Brel que retrata aspectos sórdidos, pero cotidianos de un grupo de artistas y amantes.
YC: ¿Puedes hablarnos sobre de las influencias literarias, cinematográficas y musicales que inciden en Los desajustados?
RR: La novela es transparente en cuanto a las distintas influencias culturales que inciden en ella. Tiene segmentos muy referenciales. Estas referencias forman parte de la construcción de un ambiente y unos personajes con unos gustos muy establecidos. Le brindan al lector ciertas coordenadas y proponen diálogos con otras obras. Es ecléctica la mezcla. Creo que el imaginario puertorriqueño se nutre de muchas corrientes artísticas e intelectuales. No hay ninguna intención de pureza. Tenemos una manera muy extraña de sintetizar. Los personajes no están exentos de eso.
YC: Dado que esta publicación fue realizada – y se presentará – en Nueva York:
¿Esperas darla a conocer en Puerto Rico? ¿Ya lo has hecho?
RR: En marzo pasado participé en la Feria del libro Eugenio María de Hostos en Mayagüez. Allí presenté la novela y se dio un pequeño conversatorio. La novela se ha estado distribuyendo también por correo así que ya hay un grupo de lectores en distintas partes de Puerto Rico. Me gustaría hacer una presentación más grande en San Juan con elementos teatrales. Quizás en la próxima visita.
YC: ¿Planes futuros para Los desajustados y la editorial El kibutz del deseo?
El primero de junio de 2012 presentaremos la novela en la librería McNally Jackson, en Nueva York. Agradecemos a Javier Molea por cedernos el espacio para realizar una lectura teatral en donde participarán Javierantonio González, Tania Molina, Veraalba Santa y Pedro Leopoldo Sánchez Tormes.
Para Los desajustados también estoy preparando una edición impresa bilingüe. Quiero experimentar con un nuevo público que lingüística y culturalmente se relacionará con la novela de forma muy diferente. Estoy abierto a esa sorpresa.
Con El kibutz del deseo espero seguir publicando de manera independiente y trabajando con distintos formatos. Estoy escribiendo una colección de cuentos. Va a buen ritmo así que probablemente ese sea el proyecto del 2013-2014.
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Rojo Robles colabora con varias publicaciones digitales como periodista cultural desde Nueva York. Es artista multidisciplinario, escritor y editor, y dirige el proyecto escénico y editorial El kibutz del deseo. Los desajustados es su primera novela.
Yarisa Colón escribe para Global Voices Online, y dirige un proyecto artístico y editorial enfocado en el diseño y la confección de libros hechos a mano llamado Taller Asiray.