Los espacios para el deporte y la criminalidad
Ocurrió un viernes por la noche.
“¡Hola! ¿Todo bien para el juego de mañana y el Campeonato de Relevos?”. “No. Por eso te llamo. Necesito de tu apoyo”. “¿Qué pasó?”. “Después de un intenso día de negociaciones tuvimos que confiscar el partido a favor de la Universidad del Turabo porque Colegio (de Mayagüez) se negó a jugar en Pozo Dulce. Dicen que no se sienten seguros de jugar tras los asesinatos de cuatro delincuentes. En la Liga hicimos lo indispensable para que todo se llevara a cabo”.
Mi primera reacción, terminada la breve conversación, fue ¡sea la madre de la criminalidad!. Se me despertó el coraje, la ira y la rabia que siento cada vez que, por la irresponsabilidad de los criminales se tenga que afectar la paz, alegría y felicidad de aquellos que no son parte de sus asuntos ilegales. Tuve que analizar cada una de las palabras que me dijo mi director de torneo de la Liga Atlética Interuniversitaria (LAI). Cuestioné cada posibilidad como lo hace un periodista a la hora de buscar respuestas. Traté de conseguir una falla en la decisión que habían tomado, pero ¡no!
El Colegio pidió un plan de seguridad a la Universidad del Turabo y a la Liga para reforzar su estado de confianza. Estos contaban con el apoyo de la Policía Municipal y Estatal de Caguas. A su vez, la LAI presentaría seguridad privada.
La opción de cambio de parque para los municipios de Gurabo y Humacao no se podía dar porque una de las sedes estaba con prácticas asignadas a ligas de desarrollo, y otra no contaba con las medidas para la rama masculina. Esta última estrategia tenía la intención de dejar un fatídico precedente: demostrar el terror que se le tiene a los criminales cediendo un espacio que fue invadido en una comunidad donde hasta el momento no existe reporte de incidentes relacionados al deporte bajo los torneos de la Liga. El que pasó fue uno aislado.
En cuestión de seguridad, el partido no solo iba a tener al equipo de Colegio y sus representantes en “peligro”, sino a los jugadores y jugadoras del Turabo, los padres, fanáticos del sóftbol, el personal de la Liga y el apoyo de los residentes del sector Pozo Dulce en Caguas. Las horas de los partidos eran a las 11:00 a.m. y 1:00 de la tarde, no a altas horas de la noche.
A pesar de todas las gestiones realizadas se determinó la confiscación del partido a favor de los equipos del Turabo. A cualquier equipo con orgullo deportivo no le gusta ganar o perder de esta manera. Todo debería decidirse sobre el terreno.
El resultado de la resolución dejó coraje e insatisfacción entre todas las partes involucradas. Como fue el caso de las atletas del equipo de sóftbol femenino del Colegio que usaron las redes sociales para expresar su malestar añadiéndome en su tuiter con una mención en el siguiente mensaje que transcribo exactamente:
“Les informamos que debido a la situación de los 4 asesinatos que ocurrieron en el barrio donde esta localizado el parque en el que fueron pautados los juegos, se les exhorto a la LAI de buena voluntad el cambio de parque para los juegos del dia de hoy vs. Turabo. Ellos no tomaron la mejor actitud por lo que nuestro decano, director atlético y ambos dirigentes de softball ‘masculino y femenino’ tomaron la decisión de no presentarse a jugar por nuestra seguridad y para no lamentar otro incidente hacia estudiantes de nuestro recinto. Se observa claramente la injusticia con nosotros por ser el COLEGIO y no ser otra universidad. El equipo masculino hoy pierde el invicto solo por velar por su seguridad. Es hora ya de enviar nuestro mensaje a la liga. Esperamos su respaldo!!!”.
Un caso parecido se vivió en Ponce hace unas semanas con el registro de la primera masacre en los predios del famoso negocio el Fogón de Yuya, un área donde circulan nuestros atletas de la Pontificia Universidad Católica, la Universidad Interamericana, la Universidad de Puerto Rico recinto de Ponce y los equipos visitantes que usan el complejo deportivo Franklin Colón, mejor conocido como Los Caobos. ¿Quién garantizaba que esto ocurriría?
Los criminales se adueñan más y más de nuestros espacios de recreación, deportivos, esparcimiento y transitables. Más que un asesinato a un cuerpo, es una matanza a la inspiración del ciudadano que busca mejorar la calidad de vida de nuestra Patria.
En esta ocasión ganó el miedo que produjo la matanza en el barrio Pozo Dulce extendiendo el pánico a un equipo que es el favorito para ganar el torneo de sóftbol femenino de la LAI.
¿Qué haremos? ¿Dejar de visitar los lugares que han sido manchados por la sangre? ¿Suspender la actividad deportiva o recreacional para que sigan solitarios los parques y se conviertan en hospitalillos o sedes de actos criminales? O, ¿retomamos nuestros espacios para darle vida, armonía y paz?
Son muchas las explicaciones que pueden darse en esta situación, como también existen varias estrategias que nos pueden apoyar a conseguir la solución. Mientras tanto, me uno al pedido de la Tregua Olímpica convocada por nuestro Comité Olímpico de Puerto Rico y sus atletas: “Nuestro país necesita paz, cuento contigo”.
La autora es periodista/Oficial de prensa de la Liga Atlética Interuniversitaria