Los valores de El Yunque
Conocer las concepciones socio-culturales de los bosques, así como las significaciones y las creencias, valores, actitudes y prácticas atadas a éstas es fundamental para el manejo de los bosques, útil particularmente en la resolución de conflictos entre los usuarios y en concretar una participación efectiva del público en el manejo de los bosques. En efecto, muchas de las controversias sobre el manejo de los bosques reflejan esa diversidad de creencias, valores, actitudes y prácticas. Es por ello que desde la perspectiva de la gestión ambiental es menester incorporar al manejo de los recursos forestales consideraciones sistemáticas y constantes de todos actores sociales, sus prácticas y sus creencias, valores y actitudes hacia los bosques.
Aunque en los esfuerzos para conservar, proteger y restaurar los bosques es larguísima la incorporación metódica de las mencionadas dimensiones sociales, más allá de la económicas y utilitarias, al menos en Estados Unidos, es más reciente, remontándose a los sesenta. Sus orígenes coincidieron con la popularidad creciente de la llamada “visión ecológica del mundo” en esa década y al surgimiento de lo que sociólogos ambientales como Riley E. Dunlap llamaron el Nuevo Paradigma Ecológico. Coincidieron también con los orígenes del ambientalismo moderno y una creciente preocupación pública con los problemas ambientales, inquietud popular documentada y evidenciada por muchos sondeos de opinión pública en las últimas décadas. Fue precisamente en los sesenta que Estados Unidos comenzó la institucionalización de nuevas prácticas en el manejo de los bosques, muchas estimuladas por varias políticas ambientales gubernamentales, las que madurarían y se fortalecerían en las décadas venideras, particularmente en los noventa.
Para muchos de los estudiosos del tema, aquella institucionalización de nuevas prácticas de manejo forestal reflejaba importantes cambios paradigmáticos en la silvicultura. Por ejemplo, David N. Bengston se refirió al cambio del “Traditional Forest Mangement” al “Forest Ecosystem Management”. Por su parte, Bruce Shindler hizo alusión al paso del llamado “Dominant Resource Management Paradigm” al aclamado “New Resource Management Paradigm”. James J. Kennedy y Thomas M. Quigley expusieron la transición del “Paradigma Mecánico” al “Paradigma Orgánico”. Al margen de sus diferencias conceptuales, todos estos estudiosos del manejo de bosques coincidieron en que los esquemas formales e institucionales para el manejo de bosques, especialmente los públicos, manejados principalmente por el United States Forest Service (USFS), cambiaron significativamente. Desde los sesenta, esos cambios se tradujeron en nueva prácticas para el manejo de los bosques, todas fundamentadas en una visión eco-sistémica de los bosques más o menos cónsona con el Nuevo Paradigma Ecológico y la nueva “visión ecológica del mundo”.
La historia y efecto de los cambios paradigmáticos sobre el manejo de El Yunque, también manejado por el USFS, no han sido examinados sistemáticamente, al menos no desde la Historia y las Ciencias Sociales. Más aún, los estudios sobre las dimensiones sociales del bosque tropical y su manejo—creencias, valores y actitudes hacia el mismo por parte de diversos actores sociales—son pocos, esto a pesar de que en la actualidad se revisa el Plan de Manejo del ahora llamado El Yunque National Forest. Esos esfuerzos revisionistas carecen de estudios sistemáticos de las dimensiones sociales de sistema socio-natural del Yunque provenientes de las ciencias sociales. Solo existe un manojo de estudios sobre el tema, incluyendo algunas publicaciones sobre el asunto.
Una de las investigaciones más importantes, y que fundamentó varias de las publicaciones del tema, se realizó en los noventa por un grupo de investigadores afiliados al Centro de Investigación Social Aplicada (CISA) del Recinto Universitario de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico en colaboración con el Southeastern Forest Experiment Station Group. Entre estos investigadores se encontraban Manuel Valdés Pizzini, Alfonso R. Latoni, Marta M. Maldonado, Michael González Cruz y José E. Martínez Reyes, quienes publicaron varios artículos sobre esa investigación. Sus estudios y escritos se realizaron en un momento en el cual el United States Forest Service intensificaba su compromiso con el manejo eco-sistémico de los bosques nacionales. A la investigación realizada en los noventa podemos añadir un pequeño número de estudios más recientes, apoyados por el USFS y el Urban and Community Forestry Program realizados por Tania del Mar López Marrero, L. Annie Hermansen-Báez y Marianne Meyn. Estas también han publicado informes basados en sus estudios. A pesar del limitado número de estudios sobre las dimensiones sociales del manejo de El Yunque, estos forman parte de esa corriente interesada en las dimensiones sociales de la gestión ambiental en los bosques.
Uno de los aspectos humanos o sociales que atrajo el interés de muchos estudiosos y practicantes del manejo de los bosques, particularmente en los Estados Unidos, fue el valor dado por los diversos usufructuarios a los bosques y sus recursos. Sin embargo, en Puerto Rico se la ha dado muy poca atención al valor que los usufructuarios le asignan a El Yunque y otros espacios públicos similares. El producto ha sido una tremenda falta de conocimiento sobre los valores proporcionados a El Yunque por sus usuarios y visitantes, locales o extranjeros, en años recientes. Esto contrasta con una cantidad mucho mayor de estudios sobre el tema en Estados Unidos y otros países.
Quiero entonces dirigir la atención hacia algunos de los hallazgos de los pocos estudios realizados sobre las dimensiones sociales de El Yunque y promover así más interés en las valorizaciones del mismo así como de otros bosques y parques públicos en la Isla. Los estudios acerca del bosque, muy querido por los puertorriqueños, aunque no fueron necesariamente diseñados para el estudio de las valorizaciones del bosque público, ofrecen conocimiento importante sobre las mismas.
El valor es un concepto con varios significados, aunque es comúnmente usado para referirse a conductas o acciones sancionadas, al comportamiento ético y moralmente adecuado. Pero para propósitos de este escrito, los valores se refieren a las cualidades que se presupone que poseen las entidades, como los bosques, y que son consideradas como bienes apreciables. Me refiero a juicios de valor, a evaluaciones jerárquicas, no necesariamente monetarias o materiales, y que varían entre lo positivo y lo negativo y entre lo inferior y superior, entre otros criterios. Los valores asignados a los bosques se refieren entonces a los beneficios anhelados o proyectados y que además se producen en el contexto de la comparación entre diversos bienes forestales. De cierta forma, se refiere a las condiciones futuras de un bosque, a la proyección de los bienes y beneficios del manejo particular de un bosque específico. Para Bengston, un valor forestal se refiere a un concepto relativamente duradero de un bien aplicado a bosques o ecosistemas forestales. Robert E. Manning, siguiendo a Bengston, ofreció una definición similar pero insistió en limitarlo a un contexto forestal particular, a circunstancias específicas. La tabla que acompaña este texto incluye una lista de valores comúnmente asignados por los estadounidenses a sus bosques. No obstante, estos valores han sido usados por investigadores para analizar la valorización de los bosques alrededor del planeta.
Las investigaciones sobre El Yunque apuntan a que los usufructuarios del mismo expresan una mezcla de los valores incluidos en la tabla a continuación: estéticos, ecológicos, recreacionales, educativos, histórico-culturales, terapéuticos, científicos, intelectuales, espirituales y económicos. También apuntan a que esos valores o composición de ellos varían de acuerdo con los diversos usuarios del bosque. Por ejemplo, los investigadores de CISA apuntaron hacia la presencia de valores histórico-culturales, terapéuticos, ecológicos, educativos, económicos, espirituales y recreacionales entre los visitantes de bosque. También encontraron la presencia de valores económicos o utilitarios entre los manejadores o administradores del bosque en distintos momentos históricos. Por su parte López-Marrero, Meyn, y Báez confirmaron la presencia de valores económicos, estéticos y ecológicos entre los terratenientes a la redonda del bosque. Y López Marrero y Hermansen-Báez encontraron variaciones en los valores expresados por los planificadores municipales, los científicos, los administradores del bosque, y los líderes comunitarios, combinaciones diversas de valores ecológicos, recreacionales, educativos, científicos y económicos. A pesar de esa diversidad, las investigadoras apuntan hacia la posibilidad de una convergencia valorativa entre los distintos usufructuarios, lo que es positivo desde el punto de vista de la integración de los actores relevantes a la toma de decisiones relacionadas al bosque. No obstante, se requieren más estudios sobre el tema.
El conocimiento producido desde las ciencias sociales acerca de los valores de El Yunque, aparte del conocimiento acerca de las creencias sobre el mismo y las actitudes hacia este, es esencial para el buen manejo eco-sistémico de los bosques. Pero aún queda mucho por hacer, particularmente en el contexto del manejo de El Yunque. El propio USFS ha reconocido la importancia de esos estudios en el manejo de los bosques públicos como El Yunque. Es por ello que sus científicos sociales desarrollaron en Albuquerque en el 2001 la USDA Forest Service Social Science Research Agenda. Según ellos:
Every day, public and private land managers face tradeoffs that center around one question: How can they satisfy human needs and desires for products and services the land provides and still maintain ecological health? To answer this question, land managers depend on knowledge from the social sciences to help them incorporate human needs and impacts into natural resource plans and management actions. Furthermore, social scientists provide information about human perceptions, values, and beliefs, enabling managers to understand what Americans want to sustain over the long-term, and how to make informed, effective decisions about our precious natural resources.
Aquella agenda establecía cinco metas: expandir el conocimiento acerca de los usos y valores humanos de los recursos naturales y sus implicaciones para el manejo forestal; desarrollar y proveer información de la relación entre la sustentabilidades sociales, económicas y ecológicas; desarrollar conocimiento acerca del rol de la colaboración de las comunidades en el manejo de bosques y parques públicos; comprender mejor el rol de los humanos en el cambio ambiental y su respuesta al mismo y; mejorar nuestro entendimiento de los lazos entre la diversidad humana y el uso y manejo de los recursos naturales. La agenda confirma que el manejo de los bosques públicos debe considerar a cabalidad las dimensiones sociales de estos complejos sistemas socio-naturales. Adoptar y añadirle otros aspectos a esa agenda debería ser tarea pendiente para las ciencias sociales en la Isla, aunque esta no debe limitarse a El Yunque National Forest, sino expandirse a todos los bosques y parques públicos así como a las reservas y refugios ecológicos del país, algunas como El Yunque manejadas por agencias federales.
Este artículo está basado en el informe Beliefs, Values and Attitudes towards El Yunque and the USDA Forest Service: A Review of the Social Science Research on the Tropical Forest, 2013, producido por el autor para Environmental Policy Solutions.